Editorial

Un reto para la posteridad

#InPerfecciones
Existen otros padecimientos en el sistema de salud que han sido desatendidos por años.

 

Rodrigo Dávila / @davedvil
rodvila16@gmail.com

 

Durante las últimas décadas, hemos sido testigos conscientes o inconscientes de la disminución del gasto público en las instituciones de salud, podemos hablar del desabasto de medicamentos básicos como la insulina para los diabéticos, las medicinas contra el cáncer o el desabasto de vacunas de tuberculosis y sarampión, solo por hablar de los tiempos recientes; sin abordar el enorme reto por cubrir las 130 millones de dosis de vacunas para la enfermedad del momento. Sin lugar a dudas es una situación precaria y muy complicada la que atraviesan y atravesarán las instituciones gubernamentales. Podría dedicar estas líneas a desglosar hilo por hilo las diferentes problemáticas existentes ante dichas situaciones, aunque considero que uno de los problemas de los que menos se ha hablado y al cual me gustaría hacer una breve reflexión, es el problema de la salud mental pública en México.

 

Para entender el problema es necesario remontarnos un poco a la historia de nuestra nación, somos una sociedad surgida de un mestizaje violento, basado en violaciones masivas, un país que atravesó guerras constantes y una pobreza sistematizada. El Estado mexicano siempre se ha visto despreocupado por sanar las heridas psicológicas, colectivas e individuales, ocasionadas por los problemas del pasado, por el contrario los glorifican y los replican, utilizando la historia a conveniencia. La guerra contra el narcotráfico, la mercantilización del individuo, el constante desgaste de la institución de la familia, además de las dificultades económicas, educativas y sociales, contribuyen a que las condiciones de vida los individuos estén inmersas en un constante acoso, violencia permanente y un miedo que abruma el pensamiento, así como el actuar de una colectividad cuyo comportamiento es muy complejo de explicar; que sin duda alguna se encuentra en un estado de perturbación. La irritabilidad de la gente ante las dificultades existentes del día a día y su posible respuesta violenta ante los mismos hechos, son un claro ejemplo de cómo el individuo se encuentra sometido a este trance colectivo; por otra parte la violencia contra los médicos por fallecimientos de los pacientes covid, ejemplifican la nula educación emocional junto con el daño ocasionado por un suceso de tal magnitud. 

 

Siempre ha sido necesario, y más en estos tiempos asistir a las personas que han vivido la pérdida de un familiar; el confinamiento extendido y las dificultades económicas venideras deben tratarse en este reto para la posteridad que se está agravando sin que se diga algo al respecto. Observemos nuestros defectos, en las multitudes necesitadas y cegadas por el resentimiento; que ven a su prójimo como el enemigo, en la necesidad de llenar los vacíos existenciales a través del uso indiscriminado (sin orientación) de sustancias, en el consumo desmedido de material pornográfico, en la violencia ejercida entre parejas y familiares, en el asesinato de un amigo y una sociedad que normaliza la creciente vehemencia cómo un modus vivendi, eso sin mencionar la depresión acompañada de otras enfermedades mentales que se propagan y que al igual que el covid dejan secuelas irreversibles. No es sano estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma y la nuestra es una de ellas, en general se necesita de una rehabilitación psicológica generalizada que le permita a la población superar todos aquellos lastres; creando un vínculo entre el tratamiento médico y un seguimiento educativo sólido; ya que otro aspecto de suma importancia es la constatación de los escasos servicios orientados a la atención de niños y adolescentes, lo que resulta muy preocupante puesto que es precisamente durante las primeras décadas de la vida cuando comienzan la mayoría de los trastornos psiquiátricos. Necesitamos urgentemente reforzar nuestro sistema de salud desde un enfoque biológico – social, eso lo sabemos de primera mano, sin embargo no descuidemos que necesitamos romper con los viejos tabúes de la terapia psicológica, sanar viejas heridas, fortalecer a nuestra gente y afrontar los problemas venideros. ¿ y tú qué piensas al respecto ? ¿ Acaso te sientes con la suficiente fortaleza mental y emocional para enfrentar tu día a día ?

 

#InPerfecto