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EN BÚSQUEDA DE LOS MAESTROS    MARCO VITRUVIO POLIÓN parte 26

#Arquitectura
En Alejandría se halló el primer procedimiento de preparación del azul; posteriormente Vestorio organizó su fabricación en Puzol. El método y los elementos de su composición son objeto de admiración y de asombro.

 

Carlos Rosas C / @carlosrosas_c
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Llegamos al final del Libro Séptimo; Vitruvio continúa con la descripción para la obtención de colores que permitirán plasmar la decoración de espacios destinados a distintas actividades. Sigan con nosotros en el especial de arquitectura “En búsqueda de los maestros” sobre los Diez Libros de Arquitectura de Marco Vitruvio Polión. 

 

LIBRO SÉPTIMO

 

CAPITULO NOVENO

LA PREPARACIÓN DEL MINIO

 

Voy a tratar ahora sobre la preparación del minio: cuando las glebas están secas, se van triturando con pisones de hierro; luego, se lavan y se cuecen repetidas veces hasta que se eliminan las impurezas y así se logra que salgan sus colores. Cuando el minio, debido a que ha perdido el azogue, ha dejado las cualidades naturales que tenía, se vuelve naturalmente blanco y muy suave. 

 

ROCA DE MINIO

 

Y cuando el minio se utiliza en los enlucidos de estancias cerradas, permanece con su propio color sin sufrir alteraciones; pero en lugares abiertos, como son los peristilos, salas de tertulia y otros similares, donde puedan penetrar los rayos del sol y el resplandor de la luna, el minio resulta afectado, se estropea y se ennegrece perdiendo la fuerza de su color. Como ha sucedido con otros muchos ciudadanos, el escribano Faberio quiso enlucir su casa del Aventino elegantemente, con un gusto exquisito; pintó con minio todas las paredes del peristilo; pero, al cabo de treinta días adquirieron un tono desigual y francamente feo, por lo que tuvo que pintarlas de nuevo utilizando otros colores.

 

FRAGMENTOS Y RECONSTRUCCIÓN DEL MOSAICO DE LOS AMORES DE LA CIUDAD ÍBERO-ROMANA DE CÁSTULO

 

Si alguien más perspicaz quisiera que el enlucido de minio o bermellón mantuviera su propio color, deberá observar los siguientes pasos: cuando la pared esté ya pintada y seca, con un pincel se extenderá una capa de cera púnica, derretida al fuego y combinada con una pequeña cantidad de aceite; posteriormente, colocando unos carbones encendidos en una vasija de hierro la aproximará a la pared y a la cera, que se irán recalentando; poco a poco la cera se derretirá y la pared quedará perfectamente igualada; a continuación, se restregará con trozos de cera y con trapos limpios, tal como se hace para mantener pulcras las estatuas de mármol: esta operación se llama en griego ganosis. De esta forma, la capa de cera púnica impide que el resplandor de la luna y los rayos del sol absorban y alteren el color de las paredes pintadas. 

 

Los talleres que había en las minas de Éfeso han sido trasladados recientemente a Roma, pues se han descubierto vetas de minio en algunas minas de España, de donde se importa el mineral y aquí, en Roma, es administrado por los encargados de su suministro. Estos talleres se encuentran entre los templos de Flora y de Quirino.

 

TEMPLO DE FLORA
TEMPLO DE QUIRINO

 

El minio se adultera añadiéndole cal. Si se quiere comprobar la pureza del minio debe procederse así: tómese una plancha de hierro y colóquese encima el minio; se pondrá sobre el fuego hasta que la plancha quede incandescente. Cuando su color se altere por el calor y sea negro, retírese la plancha del fuego; si al enfriarse adquiere su color propio y natural, será señal de que el minio no está adulterado; si, por el contrario, continuara su color negro, indicará que el minio no es puro, que está adulterado.

 

He ido describiendo lo que he podido recordar acerca del minio. La crisócola se importa desde Macedonia y se extrae desde unos lugares próximos a las minas de bronce. El azul de Armenia y el índigo indican sus lugares de procedencia mediante sus nombres propios.

 

ROCA DE CRISÓCOLA

 

CAPITULO DÉCIMO

EL COLOR NEGRO

 

Pasaré a tratar ahora sobre los materiales que, gracias a un específico tratamiento a partir de otras sustancias, sufren una transformación total y adquieren las propiedades de distintos colores. En primer lugar voy a hablar del negro, pues es extraordinariamente práctico y necesario en las obras, con el fin de que se sepa el proceso de su preparación, siguiendo los pasos exactos de los artesanos.

 

Se construye una sala, similar a un lacónico, se enluce cuidadosamente con mármol y se pule. Delante se coloca un pequeño hornillo con unos tubos que comuniquen con el lacónico; se tapa la boca del hornillo con cuidado para que la llama no se propague fuera de él; a continuación, se pone resina en el hornillo. 

 

ENLUCIDO Y APLICACIÓN DE COLOR EN INTERIORES

 

La fuerza del fuego ardiente impele al hollín a salir a través de los tubos hasta el lacónico y el hollín se adhiere en las paredes y en la bóveda. Se recoge y parte de él se mezcla con goma, resultando un compuesto muy apropiado para que los libreros lo usen como tinta; el resto se mezcla con cola y así lo usan los escayolistas para enlucir las paredes. Si no fuera posible disponer de todo esto, con el fin de no demorar la obra, se satisfará o compensará la necesidad de su uso de la siguiente manera: quémense unos sarmientos o bien unas astillas de pino y, cuando queden reducidas a brasas, apáguense; después, se molerán en un mortero añadiendo cola y así se obtendrá un negro suficientemente válido para los estucadores. Se conseguirá también un resultado parecido si tomamos heces de vino muy secas y las cocemos en un hornillo; molidas después con cola, se utilizan en los enlucidos, ya que producen un color negro muy suave y de mejor calidad; si las heces son de vino de categoría se obtendrá un color negro más eficaz e incluso podrá recordar el índigo.

 

CAPITULO DÉCIMO PRIMERO

EL AZUL Y EL AMARILLO

 

En Alejandría se halló el primer procedimiento de preparación del azul; posteriormente Vestorio organizó su fabricación en Puzol. El método y los elementos de su composición son objeto de admiración y de asombro. Veamos: se tritura arena con flor de sal mineral formando una mezcla tan fina como la harina; se revuelve bronce de Chipre, limado a partir de gruesas láminas, hasta que se forme una masa compacta; después, frotando las manos se van haciendo unas pelotitas que, una vez bien apretadas, se pondrán a secar. Cuando estén ya perfectamente secas, se colocan en una orza de barro, que introduciremos dentro de un horno: una vez que se haya secado conjuntamente el metal y la arena, gracias a la elevada temperatura del fuego, se produce un intercambio de sus propios vapores con la consiguiente eliminación de sus propiedades. 

 

INTERIOR, VILLA DE POPEA EN OPLONTIS

 

A causa de la fuerza del fuego, se consumen sus características originales y adquieren un color azulado. Veamos ahora cómo se prepara el ocre «cocido al fuego», pues ofrece interesantes ventajas en los enlucidos: se introduce en fuego un terrón de mineral amarillo de buena calidad hasta que quede candente; después, se apaga con vinagre y así se consigue el color púrpura.

 

REPRESENTACIÓN DE MARTE, CASA DE VENUS, POMPEYA

 

CAPITULO DÉCIMO SEGUNDO

EL ALBAYALDE, EL CARDENILLO Y LA SANDARACA

 

Me parece pertinente tratar sobre la preparación del albayalde y del cardenillo, colores que nosotros llamamos «aeruca». Los rodios lo preparan de la siguiente manera: colocan sarmientos en unas tinajas y los rocían con vinagre; sobre los sarmientos ponen unas planchas de plomo; cierran las tinajas con unas tapaderas, para que no se produzca ninguna emanación hacia el exterior. Cuando pasa un tiempo determinado, abren las tinajas y obtienen ya el albayalde, que se ha generado a partir de las planchas de plomo. 

 

ALBAYALDE, CARBONATO DE PLOMO
FRESCOS DEL CUBICULUM DE LA VILLA DE P. FANIO SINISTOR, EN BOSCOREALE

 

Con el mismo método, pero colocando unas láminas de cobre, se obtiene el cardenillo, también llamado «aeruca». Si se introduce albayalde dentro del horno y se deja calcinar, sufre una mutación de su color por causa del fuego, transformándose en sandaraca; su descubrimiento se debió a la pura casualidad, como consecuencia de un incendio. La sandaraca así obtenida ofrece unas mejores ventajas que la natural, que se extrae de las minas.

 

CARDENILLO, ACETATO DE COBRE
RESINA DE SANDARACA

 

CAPITULO DÉCIMO TERCERO

EL COLOR PÚRPURA

 

Voy a tratar ahora sobre el púrpura, que posee, por encima de los colores citados, una categoría superior, una extraordinaria distinción y una exquisita suavidad para la vista. Se obtiene a partir de unas conchas marinas que proporcionan este color; para los estudiosos de la naturaleza ofrece una especial fascinación que supera otras muchas sustancias naturales, pues no posee un solo y exclusivo color en los distintos parajes donde se crían las conchas, sino que presenta diversos matices de modo natural, como consecuencia del curso del sol. 

 

La púrpura que se obtiene en el Ponto y en la Galia tiene un color negro, ya que son regiones situadas cerca del septentrión; si seguimos avanzando entre el septentrión y el occidente, encontraremos una púrpura de color cárdeno; la púrpura que se recoge en las proximidades del equinoccio oriental y occidental presenta un color violeta y la que se halla en regiones meridionales tiene un tono rojizo; idéntico color rojo tiene la púrpura que encontramos en la isla de Rodas y en otras regiones cercanas al curso del sol. 

 

COLOR CÁRDENO, PÚRPURA

 

Cuando se recogen estas conchas, las abren en todo su contorno con instrumentos de hierro; de las hendiduras, como si fueran lágrimas, fluye líquido que se recoge y se tritura en el mortero; se llama «ostro» precisamente porque se extrae de fragmentos de las conchas marinas. Por causa del salitre, se seca muy rápidamente salvo que se mezcle con miel.

 

CAPITULO DÉCIMO CUARTO

LOS COLORES ARTIFICIALES

 

Un método de obtener colores purpúreos consiste en teñir greda con la secreción de las raíces de la rubia y con tinte violeta. Igualmente, es posible obtener otros colores a partir de las flores. Así, cuando los estucadores pretenden imitar el color del ocre ático introducen violetas secas en un vaso con agua y las dejan hervir al fuego; luego, cuando está a punto vierten todo el contenido sobre un paño, lo exprimen con las manos y recogen en un mortero el agua que ha quedado coloreada por las violetas; añaden greda que van moliendo a la vez y así obtienen el color del ocre ático.

 

FRESCO DE ULISES EN EL PAÍS DE LOS LESTRIGONES

 

Usando la misma técnica, pero mezclando arándano con leche consiguen un color púrpura de buena calidad. A quienes les resulte imposible utilizar la crisocola, por su elevado precio, mezclen azul con una hierba llamada «gualda» y obtendrán un verde brillante que se denomina «verde tintado». Debido a la escasez del índigo, algunos mezclan greda de Selinonte, o bien greda anularía con glasto o hierba pastel -en griego, ¡satín- y obtienen un color que perfectamente sustituye al índigo.

 

FRESCO QUE REPRESENTA UN JARDÍN

 

En este libro he descrito detalladamente, tal como me ha venido a la mente, con qué método y con qué elementos resulta factible conseguir pinturas bellas y permanentes; también he detallado las cualidades que ofrecen los distintos colores. 

 

Al poner el punto final a estos siete volúmenes, doy por concluido el tema sobre la construcción de toda clase de edificios, así como la estructura más favorable que deben presentar. Pasaré a tratar en el siguiente libro sobre el agua, la manera de descubrirla, de hacerla llegar donde se necesite y de comprobar su grado de salubridad y de calidad.

 

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