Editorial

EL AMOR DE LA AMISTAD

#InPerfecciones
“No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo”. – Antoine de Saint-Exupéry.

 

Maikel Ansted Hoffmann / @AnstedM
maikel.ansted@inperfecto.com.mx / maikel.ansted.hoff@gmail.com

Esta columna, a diferencia de algunas otras, la escribí con el propósito de llegar a un tipo de personas en especial, esas personas que piensan de una forma muy cuadrada.

Me refiero al tema de la amistad, pero no de manera superficial, sino que vamos ahondar en el tema. Dicha cuestión es muy amplia, pero nos enfocaremos en dos vertientes: el amor de la amistad y una pregunta muy interesante: ¿hay edad para la amistad?

Según el tratado de C.S. Lewis: Los cuatro amores, la amistad corresponde al amor que él define como Philia, es en griego que se utiliza para designar al amor del alma, es la forma que surge del goce de vernos fulgurados en el otro. En pocas palabras, es el amor solidario, leal, que valora y admira al prójimo, se preocupa por él y se compromete por el otro. Yo añadiría, y es un comentario muy personal, que es el amor más perfecto, eso sí, siempre después del amor de Dios.

Siempre es y será importante cultivar la amistad, pero aquí puede surgir esta duda: ¿cómo le hago? Realmente no hay una respuesta genérica, pero puedo dar unos tips.

  1. Estar presente, en las buenas y en las malas. Suele pasar que siempre contamos con nuestros amigos para la fiesta, para el cumpleaños, para chatear, etc., pero y, ¿qué pasa cuando se viene el mundo encima? En ese momento es cuando más cerca debemos estar de nuestros amigos.
  2. Confianza, esto es lo que más acerca el amor Philia con el Ágape. Cuando tenemos confianza con nuestro amigo, él ya entró en nuestra vida, nos puede ayudar y viceversa. Contémosles nuestras alegrías, tristezas y preocupaciones a nuestros amigos. Con esa confianza, incluso será difícil mentirles.
  3. Empatía, este punto se asemeja al primero, pero en este hay que sentir lo que nuestro amigo siente. Hay una frase que me gusta mucho: “Si te caes te levanto, y si no, me tiro contigo”. No hay que tomar de forma literal esta frase, pero refleja lo que un amigo hace por amor al otro.
  4. A veces es muy complicado y lo digo por experiencia personal, decir a una persona “te quiero”. Es necesario externarlo de manera verbal, aunque en los actos lo hagamos. Y es importante decirles a nuestros amigos que los queremos.
  5. Pedir perdón y perdonar, es algo que siempre costará trabajo, pero es necesario hacerlo 1, 2, 3 o hasta mil veces con nuestros amigos.
  6. Tener detalles con los amigos, tal vez no siempre algo material, pero siempre estar pendientes si algo necesitan o les falta.

Ahora, vamos por la pregunta del millón y por la misma que me inspiró a escribir esta columna, ¿hay edad para la amistad?

Podría contestar simplemente con un tajante ¡no!, pero explicaré algunas cuestiones. ¿Quién dijo que tenemos que tener amigos de nuestra edad?

Como ya hemos visto, la amistad es un tipo de amor que comparte y se comparte. Muchas personas, han pensado a lo largo de muchas épocas que, para hacer amigos, estos tienen que ser de tu misma edad, pero la realidad y la vida misma, demuestran que no es así.

Así como muchas veces se ha demostrado que el amor de pareja, de novios y esposos no necesita igualar la edad, mucho menos en el amor de amistad. Realmente, las edades son irrelevantes cuando la amistad es transparente y verdadera. 

Es cierto, que no es algo común ver a unos amigos, uno de 18 años y otro de 30, por poner un ejemplo, pero ¿tiene algo de malo? Pues no, si la amistad es verdadera y pretende el bien del otro, no es algo malo y mucho menos extraño.

Como todo en este mundo, estas situaciones dependen de la personalidad de cada persona y de cultivar la amistad día con día.

Tener amigos de diferentes edades, también tiene beneficios y es que, cuando conocemos a personas mayores y después se hacen verdaderas amistades, pueden compartir experiencias, dan perspectivas diferentes de la vida, los mayores ayudan a que los amigos menores no se dejen influenciar por modas o estilos de vida que no convienen. Se refuerza sobre todo el diálogo, respeto, ayuda y cariño sincero.

Sólo a través de compartirse con un amigo, la otra persona llega a conocerse a sí misma. Una persona puede confiar todos sus secretos a las páginas de su diario personal, pero sólo puede conocerse a sí misma y experimentar la plenitud de vida en el encuentro de otra persona y no hay más amor que el del amigo. 

La amistad se convierte en una gran aventura. Hay un descubrimiento de uno mismo y del amigo que se ahonda continuamente al revelar nuevas y profundas capas de nuestro yo. Esto le da significado a nuestra vida.

Según Aristóteles, la auténtica amistad, la amistad verdadera se funda en el bien, no exigen del amigo nada externo, pues el sentimiento se cifra en el anhelo del bien para el amigo, por causa del amigo mismo. Se da en hombres que no cambian de parecer y cuyo carácter es estable. 

En el 2016, una investigación realizada por la Universidad de Tel Aviv y el Instituto de Tecnología de Massachusetts, Erez Shmueli, responsable del estudio, afirmó: “Hemos descubierto que el 95% de los participantes en la investigación consideraba que sus relaciones de amistad eran recíprocas. Si piensas que alguien es tu amigo, esperas que esa persona piense igual que tú. Pero no es así: sólo el 50% de los entrevistados encajaba en la categoría de amistad bidireccional, es decir, la que se produce por ambas partes”

Para finalizar, cuando somos muy pequeños, experimentamos muchas cosas con muchos amigos, pero conforme uno va creciendo, a lo largo de la vida, lo he comentado muchísimas veces, que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una sola mano y estos son sin importar la edad, pensamientos, creencias religiosas y políticas, orientación sexual, etc., y así es la realidad. 

La amistad verdadera, dice Aristóteles, nace de la libre elección que hacen los hombres virtuosos. El acto propio de los que tienen este tipo de amistad, es el amor. Se quiere al otro por sí mismo y no por otra cosa.

“Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos.” (Jn 15, 13)

Este artículo se lo dediqué a una persona que, aunque le llevo algunos años, me ha enseñado más de lo que una persona de mi edad pueda enseñarme. Tú sabes a quién me refiero.

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Saludos, un abrazo virtual.

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