#InPerfecciones
Llevamos mas de 100 días en esta lucha por la sobrevivencia en nuestro país, una batalla férrea que ha costado miles de vidas y cientos de miles de enfermos.
Dr. Jaime Del Rio
editorial@inperfecto.com.mx
Llevamos mas de 100 días en esta lucha por la sobrevivencia en nuestro país, una batalla férrea que ha costado miles de vidas y cientos de miles de enfermos. Los servicios de salud se han volcado de manera casi militar para atacar de frente al Covid19, con resultados nada alentadores.
La tasa de contagio que presenta México en estos momentos es una de las más altas del mundo, somos el segundo país con mayor número de casos nuevos por día, tan sólo por debajo de Brasil y por arriba de los EUA, la tasa de mortalidad no se queda atrás, estamos en el deshonroso grupo de países con tasas mayores al 10% de mortalidad, alcanzando el 11%. Es decir que, por cada 1000 enfermos diagnosticados, morirán 110 personas. Es un dato demoledor y nada tranquilizante saber la posibilidad que tienes de morir al enfermar. Hasta el día de ayer se reportaron 27 mil defunciones.
A pesar de ello parece que las personas en las calles son superhéroes, hacen poco o nulo caso a las recomendaciones que dicta la secretaría de salud. Veo tiendas abarrotadas, gente molesta por que se les pide usar gel antibacterial y sólo ingresar una persona por familia, los esfuerzos de los establecimientos por mantener espacios desinfectados, amplios y con poca circulación, son insuficientes, en ocasiones por la apatía de las personas que ahí se encuentran y otras veces por la falta de pericia del personal. Hoy mas que nunca se necesitan servicios de personas que asesoren e implementen planes de contención de la infección en espacios públicos, sean oficinas, escuelas o transporte, además de tener más y mejores productos de limpieza y desinfección. Siempre debe haber opciones y asegurarse que sean accesibles por todos.
Tenemos pandemia para varios meses y un par de años de circulación activa del virus, el cuadro seguirá repitiéndose, familias de enfermos con un o mas miembros graves o fallecidos, amigos o familiares positivos para la enfermedad y personas indolentes y sin empatía. Hasta que no tengamos una vacuna o un tratamiento efectivo, no podremos cantar victoria.
Adicionalmente a los cientos de miles de enfermos por covid, hay cientos de miles de personas que sufren de otras enfermedades, me refiero a los enfermos crónicos de patologías como cáncer, problemas renales, cardiacos, inmunológicos, reumatológicos, enfermos de VIH-SIDA, trasplantados y no sólo ellos, también los que enferman de manera aguda, los que requieren una intervención quirúrgica de urgencia o que tienen meses esperando un espacio en el quirófano. Ellos también sufren las secuelas del Covid, han sido nuevamente desplazados, la primera vez por su propia enfermedad, que les ha ocasionado un profundo dolor y limitación, horas de angustia y ansiedad, en esta ocasión por los servicios médicos que han tenido que aplazar, cancelar y reprogramar sus tratamientos o cirugías para no exponerlos.
Desgraciadamente los servicios de salud sufren la limitación de espacios para poder atender a ambos tipos de pacientes y aunque se ha tratado de establecer sitios confinados de para el paciente covid o no covid, estas maniobras emergentes son un paliativo que vela por la seguridad de los pacientes no infectados y del personal de salud. Recordemos que el número de camas con las que contaba el sector salud eran insuficientes para atender la emergencia, se reconvirtieron hospitales completos para atender sólo pacientes covid, se echaron a andar hospitales que estaban abandonados, se acondicionaron áreas de exposición o de eventos deportivos para incrementar el número de camas disponibles. Se hizo la compra de ventiladores y equipos de protección personal para médicos, enfermeras y todo el que estuviera en riesgo.
Los pacientes covid demandan más y mejor atención, he tenido lamentosas experiencias de personas que tienen que permanecer en su casa por que no hay camas disponibles para su atención, afortunadamente con el tratamiento indicado han salido adelante. Pero quiero hablar de los pacientes que no forman parte de la aparatosa estadística covid, esos que ya estaban, antes de la llegada del nuevo virus. Los pacientes con cáncer, de los que mucho supimos durante los primeros meses del año, padres protestando por la falta de insumos para completar los tratamientos de quimioterapia, la misma historia fue para los enfermos de VIH-SIDA, al igual para los enfermos de otro tipo de patologías.
El problema no empezó en el mes de marzo de 2019, inició desde el 2018. En este año, el gobierno federal inicia con su campaña de recortes de presupuesto a todo el aparato gubernamental y el sector salud no fue la excepción, debido a la necesidad de recursos extras para mantener los programas de apoyo social e inyectar recursos a las obras magnas del sexenio. Al sector salud se le recortó más del 30% de su partida habitual, adicionalmente, para el fin del 2018 la secretaría de hacienda informa del subejercicio de recursos que fueron devueltos.
Un hecho cardinal en todo esto es la desaparición del seguro popular, un sistema de seguridad social para las personas de más bajos recursos, que cubría una necesidad imperante de cobertura de servicios de salud. Esto generó el regreso a las arcas del gobierno de 40 mil millones de pesos, del fondo de protección contra gastos catastróficos, para ser utilizados a discreción y de forma no etiquetada, este que cubría enfermedades como cáncer, en varias modalidades, VIH, cirugías para corregir trastornos congénitos, enfermedades metabólicas, infarto agudo al miocardio, entre otras. Por otro lado, se dejó de pagar a los hospitales la erogación de gastos por este concepto durante 2018, cada hospital financió un año el seguro popular y no recibió recursos por esto.
En lugar del seguro popular se creó en INSABI (Instituto De Salud Para El Bienestar), este mal logrado programa de entrada sacó del catalogo de enfermedades a las mencionadas anteriormente.
En el 2019, se anunció que la política de austeridad continuaba y por segundo año consecutivo se redujo el presupuesto del sector salud, fue en este momento que los hospitales entraron en crisis, sin recursos para comprar los insumos necesarios y sin el personal para atender las necesidades.
Todo lo antes mencionado, fue el escenario perfecto para causar la catástrofe de salud que estamos viviendo, aunado a la llegada del Covid19. Tenemos un servicio de salud sin personal suficiente y sin recursos para tratar las necesidades de la población.
Los pacientes que no tienen covid 19 han sido olvidados, mal tratados y también están muriendo, no son parte de la estadística oficial de los fallecidos por neumonía atípica o SARS Cov-2. Se está generando un daño irreparable a una generación de niños, jóvenes y adultos, al igual que sus familiares, que viven con mucho sufrimiento e incertidumbre este abandono. Las protestas por la falta de insumos es tan solo una manifestación desesperada de esto, pero son menospreciados por el gobierno, se les tacha de mentirosos, alborotadores, que no son padres de los enfermos y muchas más.
El problema fundamental es la falla de una política de salud adecuada, se requiere mucha madurez política y calidad humana para poder aceptar que se ha fallado y que se puede corregir el rumbo, todo en favor de los mexicanos, sin embargo, al igual que en todas las áreas, este gobierno nunca aceptara que se equivoca y menos cambiará, así que estamos destinados a seguir viendo este tipo de atropellos.
*Alergólogo e inmunólogo clínico, Profesor UNAM.