Editorial

¿EL NUEVO MODELO? Parte 2

#InPerfecciones
La historia y la ley la escriben los ganadores, y en México esas leyes y esa historia la han escrito los acaudalados políticos al servicio del poder económico y de la delincuencia organizada.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Continuamos con la segunda parte de ¿El nuevo modelo?, editorial que se extendió por motivo del planteamiento de MORENA sobre las facultades que debería tener el INEGI y la negativa del Presidente a que la riqueza de sus “amigos” sea revisada, y todo en el marco del ensayo “la nueva política económica en los tiempos del coronavirus” que López Obrador presentó como alternativa a la crisis económica actual. 

 

Para cerrar la pinza del ensayo –panfleto- de López Obrador, Alfonso Ramírez Cuellar Presidente de MORENA se lanza al ruedo del protagonismo firmando un documento titulado “El bienestar social y la lucha contra la desigualdad” en el que entre otras cosas se menciona de manera rimbombante la “construcción del Nuevo Estado que habrá de emerger de la crisis que estamos padeciendo” -¿el y cuantos políticos más? Es la pregunta-, pero además tiene el arrojo de proponer que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía –INEGI- debe tener la “facultad constitucional de medir la concentración de la riqueza”, señalando que en México hay miles de millones de dólares que constituyen una riqueza totalmente inobservada, y ante la demanda urgente de medir también la desigualdad y esa concentración de la riqueza el INEGI debe “entrar sin ningún impedimento legal a revisar el patrimonio inmobiliario y financiero de todas las personas, además de acceder a las cuentas del Servicio de Administración Tributaria y a toda la información financiera y bursátil  de las personas”.

 

Claro está que lo anterior resulta escandaloso por la vulgar insinuación de que el INEGI se convierta en algo así como un símil del recaudador de impuestos de la época feudal en el que las gallinas y cerdos representaban parte del tributo al rey, y popular o no se tenían que ceder al monarca, en este caso bajo la premisa de que pague más quien más tiene.

 

El punto aquí es que efectivamente como lo señala Ramírez Cuellar, en México existe una concentración de la riqueza que ha generado desigualdad y pobreza, en ese aspecto existe razón en el argumento, pero, hay que ser muy críticos en esta parte del discurso que propone abatir la desigualdad, ya que la Progresividad Fiscal se plantea como la base para que todos los mexicanos contribuyamos a los gastos del Estado y al financiamiento del Estado de Bienestar, aplicada sobre la propiedad, la riqueza, el ingreso, las emisiones de CO2 y los daños a la salud.

 

Desafortunadamente para Ramírez Cuellar el afán de protagonismo para quedar bien con el “jefe”, deja al descubierto que el Presidente de MORENA se sube al tren panfletario de López Obrador pero sin realizar una mínima revisión del discurso del Presidente para al menos alinear el mensaje del partido con algunas ideas que el mismo fundador de MORENA ha puesto sobre la mesa como “vamos a demostrar que hay una forma de enfrentar la crisis sanitaria, económica o de cualquier otra índole, siempre y cuando no se permita la corrupción, sin aumentar el precio de los combustibles, sin aumentar impuestos o crear nuevos y sin endeudar al país”, que a pesar de que sean declaraciones al aire o simples promesas, Ramírez Cuellar deja claro que padece del mismo mal que el Presidente, que parece no revisar sus publicaciones y lo más duro para el partido es que no se ciñe al discurso del “gurú máximo” López Obrador.

 

Semejante falta de comunicación tuvo como resultado una negativa por parte del Presidente en su misa mañanera al decir que dicha pretensión por parte de MORENA es incorrecta e inconveniente porque la obligación de transparentar los bienes personales solo le corresponde a los funcionarios públicos, rematando con un categórico “el patrimonio de los empresarios se debe mantener en privado”, declaración que con seguridad dibujó una gran sonrisa en el compadre, amigo y casi hermano del Presidente Ricardo Salinas Pliego, pero que deja de manifiesto no solo una falla en la comunicación entre el Presidente y su partido, lo que presenciamos fue un desmarque olímpico de López Obrador que acude hábilmente a la demagogia para sacudirse un mensaje que aunque el lo hubiera pensado no se encuentra dispuesto a que literal “lo rebasen por la izquierda” y le ganen las ideas, porque ha quedado muy claro que aquí el único creativo es el Presidente que muy inspirado dijo “se debe de buscar una sociedad más justa, más igualitaria, que no haya derroche, que no haya ostentación, que se le baje al consumismo, que se disminuya la frivolidad y que México sea un ejemplo de austeridad, de sobriedad, fraternidad y no de consumo de artículos de lujo extravagantes”.

 

La concentración de riqueza en manos de pocos efectivamente no genera empleos o crecimiento económico y no los va a generar jamás bajo un régimen que fomenta la corrupción y la impunidad de figuras políticas que se enriquecieron al cobijo del poder y que se regodean esgrimiendo un discurso de austeridad que resulta totalmente contradictorio en un régimen que es sumamente centralista y totalmente atenido a las decisiones de un Presidente que por mucho que presume una bandera de izquierda, se encuentra totalmente al servicio del capitalismo cumpliendo a cabalidad con las indicaciones que muy amigablemente le sugiere Donald Trump.

 

La historia y la ley la escriben los ganadores, y en México esas leyes y esa historia la han escrito los acaudalados políticos al servicio del poder económico y de la delincuencia organizada, a los que no les interesa en lo más mínimo terminar con la desigualdad y mucho menos con la pobreza, las transformaciones generan inestabilidad social y económica, el caldo de cultivo ideal para realizar los cambios necesarios en la ley para instaurar un régimen apto para un grupo de poder que ha perdido el miedo al ridículo para respaldar implementaciones económicas, políticas, militares y sociales que antes tanto criticaron y que hoy defienden a capa y espada utilizando el argumento de que el beneficio del pueblo es su prioridad.

 

El nuevo modelo, igual que la Guardia Nacional nace muerto, es una apología a la contradicción, representa el desdén por las instituciones y el estado de derecho, no podemos esperar buenos resultados cuando integrantes de una misma corriente política no son capaces de ponerse de acuerdo. Si bien no me atrevo a decir que la política está muerta en México si puedo sostener que se encuentra en estado comatoso. 

 

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