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Las mujeres también tienen mucho que decir, tanto en la ciencia como en las humanidades, a través de las letras.

 

 

Fernanda S. Weffru / @justmaryfer 
fernanda.s.weffru@inperfecto.com.mx

 

Navegando por la famosa página de wordreference.com terminé en un foro de debate acerca de la literatura que se enseñaba desde la enseñanza media hasta la profesional y la poca participación de escritoras, críticas y teóricas en la bibliografía de los libros educativos. Se trataba de una entrada en donde la mayoría de los participantes eran del género femenino y se quejaban de la poca atención y relevancia que se le da a las escritoras en sus escuelas, colegios o universidades. 

Dicho foro me hizo reflexionar acerca de lo afortunada que fui dentro de mi facultad porque mis profesores y profesoras siempre fueron equitativos respecto a los autores y autoras que veíamos en las distintas experiencias educativas. Nunca hubo más hombres escritores que mujeres, si se veían dos libros, uno era escrito por un hombre y el otro por una mujer. Aún y cuando teníamos que leer autores de siglos pasados (en donde las obras escritas por mujeres hay que buscarlas hasta por debajo de las piedras) los docentes siempre se esmeraron en hallarlas. 

Para nadie pasa desapercibido que en la antigüedad la escritura fue un oficio exclusivo de los hombres. Muchas obras exitosas pertenecen a una mujer que se vio obligada a adquirir un pseudónimo masculino que les permitiera ser publicadas, liberándose así de los prejuicios de los hombres editores que les vetaban el acceso y de la crítica en general. Aunque parezca una cosa de antaño, todavía a finales del siglo pasado y principios de éste existen autoras que ponen en práctica este método, entre las más conocidas están J.K. Rowling, Charlotte Brontë y Anne Rice, por mencionar algunas. 

Una de las pioneras en firmar sus escritos recalcando su identidad femenina fue Jane Austen, quien demostró que, aunque recurrió al anonimato bajo el seudónimo “A lady”, su obra no fue considerada menos valiosa por ser escrita por una mujer. 

Me parece que las instituciones educativas deberían poner especial atención en la bibliografía que ocupan pues, estoy segura que si abrimos algún libro de nuestra escuela, carrera o incluso de alguno de nuestros hijos, la mayoría de los autores serán hombres. Las mujeres también tienen mucho que decir a través de sus letras, tanto en la ciencia como en las humanidades. La próxima vez que leas algo en tu escuela, universidad o en tu trabajo, intenta buscar más bibliografía al respecto escrita por mujeres y sugiere a tu profesor o profesora incluirlo en sus referencias.    

Lo anterior no sólo se limita a lo que se nos enseña en los distintos niveles de educación, dentro de la crítica literaria igual resuenan más los nombres de escritores que el de escritoras. Justo hoy, en una revista de moda juvenil muy famosa me encontré con un columnista que, al parecer, lee y reseña exclusivamente a mujeres. Considero que eso es un gran paso tanto en la literatura como en la crítica; no se trata de censurar o alejarse de los cánones de la literatura hispanoamericana, no. Cortázar, Borges, Bioy Cásares, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Alfonso Reyes, entre muchos otros, siempre serán un gran ejemplo y sujetos de estudio en la literatura. Sin embargo, también deberían serlo las autoras de la época: Elena Garro, Amparo Dávila, Ana María Matute, Rosa Beltrán, Nelly Campobello, entre muchas otras (claro que no estoy diciendo que han sido ignoradas por la crítica, creo que en este punto entendemos a lo que me refiero).

Aprovechando que el día 8 y 9 han sido días en donde la voz de las mujeres se ha escuchado fuerte y clara, a continuación, te dejo recomendaciones de libros escritos por mujeres hispanoamericanas que se han atrevido a alzar la voz a través de sus letras y que debes conocer:

  • Falsa Liebre de Fernanda Melchor.

Sinopsis: “Falsa libre es una historia que narra la vida de los marginales de un Veracruz atormentado por el crimen y la corrupción, caldo de cultivo de lo peor del ser humano pero que pese a todo la violencia no los detiene; acostumbrados a ella intentan hacer con lo que tienen lo mejor posible, por lo que se torna más humana. […] Así, nos narra la vida de un niño obligado a vivir con un hombre mayor, de otro niño que busca liberarlo, de un tipo que busca un vientre para tener a su hijo (su clon, su continuador) y otro que busca hacer menos difícil su vida con una madre que ya está perdida. Palmeras salvajes y cervezas frías, noches sin luna oyendo al mar, a medio camino entre la novela negra y la novela a secas, todo eso y más es Falsa liebre.”

 

 

  • Las Violetas son las flores del deseo de Ana Clavel.

Sinopsis: “Tras crear un juguete insólito, Julián Mercader se convierte en el blanco de una sociedad secreta, que lo cerca y pone en peligro su vida. Inspirado por imágenes clavadas en su mente, Julián Mercader logra dar forma a su deseo creando a Violeta, una muñeca casi humana que encarna las fantasías de numerosas personas que ordenan estas las muñecas sobre pedido y con características extravagantes.”

 

 

  • El fuego verde de Verónica Murguía.

Sinopsis: “Aunque ha nacido en una aldea montañesa, Luned es una criatura del bosque, una niña tierna, terca e indómita que solo quiere correr tras los ciervos y trepar a los árboles. Luned no sabe si existe un lugar para ella, hasta que un cuentero le descubre su verdadera vocación. Pero en el camino hacia el futuro, Luned ha de sobreponerse al mundo real y al de las leyendas, ambos llenos de belleza y de crueldad.”

 

 

  • La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero.

Sinopsis: “Cuando Rosa Montero leyó el diario que Marie Curie empezó tras la muerte de su esposo, incluido al final de este libro, sintió que la historia de esa mujer fascinante le llenaba la cabeza de ideas y emociones impresionantes. La ridícula idea de no volver a verte nació del incendio de palabras, de ese vertiginoso torbellino: Éste es un libro sobre la vida… apasionado, hermoso y alegre, sentimental y burlón. Al hilo de la extraordinaria trayectoria de Curie, reflejada aquí en sus aspectos más desconocidos y nunca antes dichos, Rosa Montero construye una narración a medio camino entre el recuerdo personal y la memoria de todos, el análisis de nuestra época y la evocación íntima; habla de la superación del dolor, de las relaciones entre hombres y mujeres, del esplendor del sexo, de la ciencia y de la ignorancia, de la fuerza salvadora de la literatura y de la sabiduría de quienes aprenden a vivir con plenitud y con ligereza.”

 

 

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