#Sexualidad
¿Cómo levantar la voz y que se te escuché? El problema es real y doloroso y sin embargo le damos más importancia al modo de manifestarse sin ni siquiera escuchar la demanda a la cual muchas mujeres nos unimos.
Blanca Sánchez
blancasanchezrangel@gmail.com
Si hay un tema resonando en las últimas semanas tanto en medios como en redes sociales, han sido las diversas formas que han tomado las protestas con relación al día internacional de la eliminación contra la violencia hacia la mujer. Dentro de las formas sobresalientes o que más han ocupado la atención se encuentran las pintas al hemiciclo a Juárez en la CDMX (recordando a las pintas del 8m en el ángel de la independencia) y por otro lado el performance llamado “Un violador en tu camino” creado por el colectivo feminista chileno Lastesis y que ha sido replicado en distintas partes del mundo, en la Ciudad de México en el zócalo capitalino.
La relevancia del tema de la violencia hacia la mujer, a las que estas protestas aluden, es completamente innegable, sobre todo a la luz de los múltiples feminicidios y la estadística más difundida en la que 9 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia. Sin embargo, a raíz de las protestas hay dos posiciones que a partir de sus decires y acciones llaman la atención.
Por un lado ha sido cuestionada la forma en que se han realizado las protestas, esto a pesar de que por lo menos las mencionadas al inicio son completamente distintas, una que apela a la intervención en edificios que hacen función de símbolos culturales para hacer notar la denuncia, ésta acción ha sido calificada por muchos de vandalismo y una forma de protesta ilegítima. Por otro lado, el performance “un violador en tu camino” utiliza el baile y el canto como herramientas de protesta, a pesar de eso nuevamente las críticas se hacen presentes hablando de la poca efectividad que puede tener el bailar, y más allá de los comentarios machistas como “ahora a casa que hay que hacer la cena” se habla de que las mujeres realmente no se han juntado para hacer algo relevante o útil para las mismas mujeres o sociedad en general.
¿Cómo sería entonces una forma legítima de protestar?, ¿Cómo se espera que las mujeres se comporten en sus protestas?
A partir de las críticas que se hace a dichas protestas queda evidente el machismo y misoginia que sigue permeando en nuestra cultura tanto en hombres como en mujeres. A pesar de la violencia evidente que se sigue sufriendo, violencia de género, se le pide a las mujeres que se manifiesten con “cordura”, comportándose “como unas damas”, se sigue esperando la delicadeza, la pasividad, la vía institucional (que se ha demostrado ya por demás ineficiente) como única forma válida. Parece que sigue esperándose de las mujeres una conducta idealizada en la que a partir de “buenos modales y buenas formas” logren no ser violentadas. Finalmente se busca que nos sigamos manifestando con a partir de los estándares que complacen a la mirada machista con la que como mujeres hemos sido miradas siempre, con la misma expectativa estereotipada de género que forma parte de las mismas causas de la violencia.
Por otro lado, a quienes piden “otras formas de protestar” les ha faltado muchísima información sobre las acciones colectivas de las mujeres organizadas se nombren o no como feministas. Son múltiples los colectivos y organizaciones que atienden y orientan personal y profesionalmente situaciones como la violencia en sus diversos tipos (física, emocional, sexual, etc.), enfermedades relativas a la condición de mujer (enfermedades de transmisión sexual, cáncer de mama, interrupción legal del embarazo), buscando y creando oportunidades laborales para otras compañeras, acompañando en el acceso a la educación, etc. Para informarse sobre muchas de estas asociaciones basta con teclear en el buscador y acercarse por lo menos a las organizaciones que se han podido hacer más visibles, tomando en cuenta que una gran parte de las organizaciones prefiere hacerlo de maneras menos visibles por motivos de seguridad, ya que nuevamente estas formas de activismo a pesar de ser “las autorizadas” ponen en riesgo a quienes participan.
Tal vez por parte de muchas de nosotras existía la idea de que el machismo iba cediendo, que las mujeres estábamos cambiando nuestros pensamientos toda vez que hacíamos uso de las batallas ganadas del feminismo –la libertad de estudiar, votar, trabajar, vestirnos con mayor libertad- sin embargo a la luz de los recientes acontecimientos no se puede mantener el optimismo. Las formas machistas y misóginas son tan vigentes como antes, y será pertinente tomar conciencia de esto pues finalmente es parte de la explicación al por qué la violencia hacia las mujeres se ha recrudecido.
La pregunta sobre las formas adecuadas de protestar quizás podría ser replanteada por cuestionarnos sobre las reacciones que se generan ante las protestas. Toda protesta cuestiona las estructuras y el status quo en donde los hombres tienen poder sobre las mujeres, por lo que las respuestas a partir de memes, chistes, vides, comentarios responden a poder mantener ese poder. Evidentemente existen tanto hombres como mujeres descolocados e incómodos por las protestas. El que haya mujeres desautorizando las protestas no deslegitima las protestas, al contrario, muestra como bajo una lógica de subsistencia las mujeres se han tenido que alienar a las formas machistas aun cuando en muchas ocasiones les haya jugado en contra.
Entonces, más que preguntarse ¿Por qué las mujeres protestan así? Hay que replantearnos nuestra manera de mirar estas acciones colectivas y cuestionar por qué se reacciona como se reacciona ante sus protestas.