#InPerfecciones
Las emociones son un aspecto fundamental del ser humano ya que es a partir de ellas que nos relacionamos con el mundo exterior y también con nosotros mismos
Alejandra Flores Salceda, psicóloga y profesora del Centro de Estudios Sophia
psic.aleflosal@hotmail.com
Las emociones son un aspecto fundamental del ser humano ya que es a partir de ellas que nos relacionamos con el mundo exterior y también con nosotros mismos, sin embargo, aún cuando es de vital importancia el aprender a reconocerlas y gestionarlas de una manera asertiva, poco es lo que se nos enseña de ellas. El budismo, entendido como una filosofía, nos da múltiples claves para empezar a trabajar con nosotros mismos ya que centra su visión en cómo los seres humanos podemos, de manera consciente, eliminar el sufrimiento, es decir el malestar que se genera a partir de los apegos y el desequilibrio de nuestro mundo interior. Es por lo anterior que, el día de hoy me gustaría plantear algunos aspectos relacionados con el tema como una introducción al mismo para que en futuras ocasiones, podamos ir profundizando en elementos más particulares.
Paul Ekman es un psicólogo pionero en el estudio de las emociones y él plantea la existencia de 6 emociones básicas: alegría, tristeza, enojo, sorpresa, miedo y asco; es decir que todos los seres humanos, independientemente del momento sociohistórico en el que vivamos, las experimentamos. En nuestro mundo occidental, cuando pensamos en emociones, generalmente ubicamos una clasificación entre aquellas que consideramos “positivas” y las “negativas” pues culturalmente es así como nos lo han enseñado, sin embargo, es importante aclarar que las emociones no tienen en sí una u otra categoría, simplemente son emociones y cada una de ellas tiene una función particular.
Por ejemplo, cuando hablamos de enojo o tristeza, llegamos a ubicarlas como emociones “negativas” porque hemos aprendido a expresarlas o vivirlas de una manera que se convierte en tóxica para nosotros mismos o las y los demás, pero eso no significa que la emoción lo sea. Es decir, cuando alguien se enoja podríamos llegar a imaginar a una persona que se muestra impulsiva, violenta o intolerante con quienes le rodean o incluso, consigo mismo y en ese sentido, seguramente nadie de nosotros quisiéramos sentirnos enojados, pero lo que esa emoción nos podría estar queriendo decir, es que hay algo de lo que estamos viviendo que percibimos como dañino y que necesitamos establecer algún tipo de límite o distancia para que esto no nos dañe, ¿alguna vez habían mirado desde este lugar su propio enojo?
Lo que el budismo nos dice es que en muchas ocasiones somos conscientes de la emoción que experimentamos una vez que ésta ya se expresó pues no mantenemos la atención presente en lo que estamos sintiendo; en la vida cotidiana yo pregunto: ¿Cómo te sientes?, y me responden con un “bien” siendo que esta ni siquiera es una emoción y que cuando intento profundizar, me dan respuestas como: “estresado”, “ansioso”, “un poco triste”, “frustrado”, por lo que habría que replantear lo que para cada uno de nosotros significa “bien”. La tradición budista nos dice que el primer paso para generar una conciencia emocional es el identificar y describir cómo nos estamos sintiendo y por qué nos sentimos de esa manera, es decir, mente y emoción están interrelacionadas. Así que, en ese sentido, me gustaría invitarte a vivir un ejercicio muy sencillo donde puedas identificar tus emociones. Te propongo que ubiques tres momentos durante el día donde puedas hacer una pausa de unos segundos en la que detengas todo lo que estás haciendo, pensando, diciendo; que respires profundamente y te preguntes: ¿Cómo me siento? ¿Cómo describiría el cómo me siento? ¿por qué creo que me siento así?, una vez identificado, te invito a que no te juzgues ni felicites, dijimos que ninguna emoción es “buena” o “mala”, simplemente: identifica lo que estás sintiendo. Seguramente notarás emociones con las que no te sientas cómodo o cómoda y desees transformarlas, y sí, depende de ti el cómo te quieres sentir, pero por ahora práctica el cómo te sientes y ya en otro momento hablaremos de cómo potenciar o transformar las emociones que estás experimentando.