Editorial

Deshojando la margarita: soy feliz, no soy feliz, soy feliz, no soy feliz…

#InPerfecciones
¿Que cómo me siento?, pues contradiciendo la percepción del Presidente López, no estoy “feliz, feliz, feliz”. Para no quedarme con la duda de si mi sensación es equivocada,  pregunté a 12 personas y ninguna dijo estarlo.

 

 

Firenze Genis
editorial@inperfecto.com.mx

 

¿Que cómo me siento?, pues contradiciendo la percepción del Presidente López, no estoy “feliz, feliz, feliz”.

Para no quedarme con la duda de si mi sensación es equivocada,  pregunté a 12 personas y ninguna dijo estarlo.

Si nos vamos a la definición de felicidad, encontramos que una de sus acepciones dice: “estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien”; otra es: “Satisfacción, contento, suerte feliz”.

Ninguno de mis interrogados dijo sentirse contento, satisfecho ni con suerte feliz. Me parece que ése es el sentir general. Haga la prueba, querido lector, y encontrará grandes sorpresas en las respuestas que le den.

La  llamada canasta básica cada día es más inaccesible. Basta con ir a una tienda de autoservicio o a un mercado y encontraremos los precios más altos de lo que estaban hace un año.

¿Qué celebraré los días  15 y 16 de septiembre?  Pues poco. Las noticias son apabullantes y nos dejan con un desconsuelo mayor; es decir, con un ánimo infeliz, un tanto desgraciado, sin la gracia de un bienestar, que cada vez está más lejano.  El crecimiento económico de México, al día de  hoy no existe no hay tal, quisiéramos estar un momento en el cerebro del capitán de este barco, para saber que ruta planea seguir no es posible, mientras tanto, ¡aguantemos!

Los héroes que nos dieron patria y libertad están presentes, y ahora más en los billetes de 200 pesos próximos a circular. Tenerlos no nos lleva a una satisfacción de nuestras necesidades regulares, sostenimiento de un hogar y lo que conlleva en gastos, por no hablar de si tenemos un enfermo, condición que complica el panorama y agota el gasto.

No somos un país exigente, por el contrario, nos conformamos con poco, y quizá en ello se sustenta el Presidente López para afirmar que somos “felices, felices, felices”.

Sigamos, pues, viviendo el estilo de gobierno de una persona que supone que la de ser feliz no es una tarea difícil y que piensa que es sencillo gobernar. Como decía mi abuelita Amalia: “Al tiempo, al tiempo”.

 

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