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La ansiedad es un mecanismo de defensa, sin embargo, muchas veces este llega a volverse en contra, dejando de beneficiarnos, y en la nota de hoy veremos qué factores provocan la ansiedad.
Marto GoAg / @MartoGoAg
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La ansiedad como tal no es mala, la ansiedad es un mecanismo de defensa, así como el asco, el miedo, son emociones que bien, tal vez no tienen una buena fama, tienen una gran importancia en el humano, no solo para evitar alguna situación, la ansiedad prepara a alguien incluso para pelear, si no para mejorar la respuesta del cuerpo ante cualquier situación externa.
Primero tenemos que saber porque tenemos ansiedad, ya que como mecanismo adaptativo, es buena, funcional, normal y no presenta ningún problema en la salud, sin embargo, cuando existe un trastorno de ansiedad, es todo lo contrario.
Existen factores predisposicionales, los cuales son biológicos o genéticos, factores de personalidad, estilo de vida, e incluso factores ambientales y de aprendizaje, estos factores no provocan ansiedad como tal, pero puede influir a que sea más fácil tener ansiedad.
Los factores de activación son situaciones o acontecimientos que son vividos como desbordantes de nuestros recursos, acontecimientos vitales de consecuencias graves o que exigen importantes esfuerzos adaptativos, obstáculos para conseguir logros que limitan nuestra capacidad para alcanzarlos, o el consumo de estimulantes u otras drogas.
Existen igualmente factores de mantenimiento con la ansiedad, los cuales son:
- El miedo al miedo
- Perdida de condiciones o facultades por la ansiedad lo cual hace difícil enfrentar los problemas.
- Soluciones intentadas que resultan contraproducentes.
- La problematización de áreas inicialmente no conflictivas, como consecuencias de la propia ansiedad.
- Afrontamiento insuficiente o erróneo de los problemas origen de la ansiedad.
- El establecimiento de mecanismos fóbicos.
La ansiedad es una combinación de alguno de estos factores durante un periodo de tiempo.
Esto puede provocar síntomas físicos como:
- Dolores de pecho.
- Falta de aire.
- Dolor muscular.
- Hormigueo en la piel.
- Cambios de temperatura.
- Dolor de cabeza.
- Problemas para dormir.
