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La compañía San-X lleva a Netflix una serie oriental animada en stop motion, es decir, fotografiada cuadro por cuadro. Los personajes principales son Kaoru, Rilakkuma, Korilakkuma y Kiiroitori.
Edgar Vargas / @_EdgarVargas
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La compañía San-X lleva a Netflix una serie oriental animada en stop motion, es decir, fotografiada cuadro por cuadro. Los personajes principales son Kaoru (voz de Valentina Souza), Rilakkuma (Óscar Rangel), Korilakkuma (Elizabeth Infante) y Kiiroitori (Nallely Solís); los dos últimos con voz en over, es decir, expresan sonidos.
La serie se sitúa en el actual barrio de Tokio. Kobayashi, quien es el director, se guio en dos barrios: Ogikubo y Asagaya, de los cuales, copió la celeridad del transcurso del día y los cambios climáticos.
Dentro de la oferta que exhibe Netflix, es interesante observar este tipo de serie en la que trata de ejemplificar los aspectos diarios en los que vive el millennial: angustia, dolor, desesperación, retos en el trabajo y aburrición, por ejemplo. El título de cada episodio es enunciado hasta el final, para esperar que el espectador comprenda y realice una especie de catarsis por él mismo, antes de que sepa de qué se trata el capítulo. Esta es una manera muy oriental de ver programas.
Kaoru vive con los dos osos y un pollito. Podríamos pensar que los tres, al ser personajes tiernos, viven tranquilos, felices y en armonía, pero lo interesante de estas series orientales, es que no siempre es así, incluso en algún episodio, Kaoru no tiene dinero para darles de comer y les dice que si gustan pueden irse de la casa, los corre, por lo que pareciera una antítesis de lo tierno contra lo duro y a veces inhumano.
No será difícil de identificarse con los problemas por los que pasa Kaoru y los tres peluches. De cierta manera las leyendas orientales tienen cierto parecido con las mexicanas; hay desde mitos sobre la muerte hasta la quiromancia. Es una oportunidad para salir del cliché de las típicas series en live o de acción que son muy queridas por el público mexicano, y así, poder disfrutar de la estética de la animación oriental, aunada a los temas típicos de una urbe.