Editorial

La democracia entre la era Trump y la inconformidad.

#InPerfecciones

El día de ayer se dieron las elecciones intermedias en Estados Unidos, los demócratas vuelven al escenario.

 

Miguel Angel Millán Cancino

miangel.millan@inperfecto.com.mx

 

Mucho nos hemos quejado de las políticas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, misma que nos ha ido dejando a la expectativa de las decisiones que vaya a tomar conforme al trato que le da a los migrantes mexicanos, latinoamericanos o de cualquier latitud que han llegado a esa nación con el único fin de alcanzar el sueño americano que les permita mejorar su calidad de vida y en la inmensa mayoría de casos, poder ayudar a mejorar la forma y la misma calidad de vida de sus familias a las que han ido abandonando con la presión de pensar que quizá el peligro los aleje para siempre de poder siquiera saludar telefónicamente a las personas que piensan procurar.

 

En este caminar, podríamos pensar que unos pueden ser los buenos y otros los malos del cuento, siendo los villanos aquellos que se han afiliado a las filas republicanas y quizá, por la sombra de Barack Obama, los demócratas los que mejor calificados estén, por lo menos dentro de las filas de los paisanos, sin fijarse en que ambas partes han atentado contra los latinos, que han fomentado un grado alto de xenofobia y que ambas partes han sido causantes de familias separadas o simplemente del mal trato y de la violación de los derechos humanos. Muchas veces olvidando que, no importa el color de piel del presidente o del partido, la ideología o la acción emprendida desde el poder y que han causado una gran cantidad de deportaciones, como ejemplo está el ex mandatario, antecesor de Trump, ya que Obama tuvo unos índices muy altos de deportación y de mal trato social hacia nuestra gente, solo que con un discurso conciliador, grato al ciudadano del mundo ya que eran palabras populares llenas de promesas que solo se basaron en programas no de regularización, sino de estancia a la deriva en aquella nación.

Efectivamente, no todo es una responsabilidad del primer mandatario del vecino país del norte, ya que como en México, toda ley debe de pasar por el pleno de sus cámaras a las que llamamos congresos, pero si vamos a calificar a los demócratas de ser “los buenos” de la película, entonces deberíamos de ver que en sus manos como mayoría que alguna vez fueron, no han tenido la valentía ni de negociar ni de defender leyes que empoderen y legalicen la estancia que se ha dado de manera ilegal en Estados Unidos.

Pero, entonces, ¿Qué es lo que viene con el regreso de los demócratas?

Ante esa pregunta debemos de respondernos que debemos de tener mucho cuidado, ya que el lenguaje lleno de nacionalismo por parte del ciudadano gringo de a pie no está tan dispar con las leyes anti inmigrantes, que no les es de todo lejano el discurso de que la gente que migra por recursos, comida y sueños por cumplir les esté robando lo que les pertenece, desde el trabajo, dinero, recursos naturales, tierra y que piensan, representa un riesgo de seguridad nacional.

 

Por lo anterior es que en definitiva, la esperanza migrante estará llena de esperanzas que seguirán manteniendo en plena oscuridad a todas las personas que ya llegaron o que buscan llegar para ser, gente que desarrolle en el pleno las ganas de poder pelear por un lugar.

Aunque, al pensar todo ello, como yo ya lo había comentado en alguna de las editoriales, hemos ido perdiendo el piso y el tiempo en cuestionar las acciones del gobierno de Estados Unidos, siendo quien haya sido el presidente, en vez de atender a las verdaderas necesidades de la gente que en sus países han vivido y del cual decidieron salir no de gratis, porque han sido mal tratados, no tienen calidad de vida o quizá ni lo mínimo necesario. Los gobiernos latinoamericanos, entre ellos claramente el de México, no han priorizado en su gente y como tal, no hay propuestas claras para poder mejorar las circunstancias en que muchos viven y por las cuales deciden alejarse arriesgando su vida, en el que si se quisieran ir debería de ser por elección propia, no la del hambre, no la de la violencia, no la de la desigualdad, no la de la discriminación, no la de políticas fallidas de combate al hambre y la violencia económica ejercida por los actuales caciques de cuello blanco que se vanaglorian de las victorias de la revolución y que reconocen a Zapata o a Bolívar como a un héroe pero que siguen trabajando una tierra que no es suya y que, lo peor, no será jamás suya.

 

La mano de obra es cara, aunque aquí la cataloguen mal y con una baja aportación, es más, hasta siendo los que nos alimentan a todos los vemos mal, como los sucios, los rateros, los que tienen que limpiar nuestras casas.

He ahí, en donde no deberíamos pretender querer incidir en las decisiones que si, comparto son xenófobas, llenas de odio de Donald Trump, pero deberíamos de ver como aquellos gobernantes y partidos políticos que nos han ido dejando en la pobreza y que gozan de cabal salud y beneficios dados a la corrupción puedan ser los que paguen y que sean ellos quienes se sometan a las incidencias de los ciudadanos que exigimos recuperar nuestra riqueza, sin que sea nadie el capitán de algo que no le corresponde.

 

Esto no es de cuarta transformación o del PRI o del PAN o del ya casi extinto PRD, es de sentido común. No veamos al vecino, veamos lo que tenemos dentro y aquí exijamos, incurramos y demos una muestra de lo que es realmente el corazón del que allá  es migrante, pero aquí, es parte de nosotros.

 

#InPerfecto