#RinconesDeMexico
Cuarenta casas es un compendio de habitaciones hechas a base de adobe, donde habitaron los antiguos pobladores en cuevas en lo alto de los acantilados.
Roman Sánchez.
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¡Quihubole! ¿Cómo estás? Te saludo a la distancia…
El estado de Chihuahua cuenta con muchísimos lugares llenos de naturaleza, historia y aventura, en esta ocasión te contaré mi siguiente destino después de Basaseachic, un sitio arqueológico, llamado las Cuarenta Casas y para ello mi ride, me dejó en Guerrero, una pequeña población que aproveché para recorrerla y degustar lo típico de la región: la manzana, pays, jugo y una variedad de dulces típicos hechos a base de esta deliciosa fruta, además membrillos, duraznos y chabacanos. Guerrero cuenta con un museo donde exponen objetos de la revolución, pues allí se libraron varias batallas y lo que antiguamente fue una fábrica de soda a base de manzana.
Después me dirigí a la población de Madera, donde hay varios sitios arqueológicos aledaños, Huapoca, es uno de ellos, que también cuenta con aguas termales en medio del bosque de coníferas para disfrutar de un agradable baño después de la caminata. Los vestigios arqueológicos de la antigua cultura mogollón, se hallan dispersos en decenas de cuevas en los acantilados, muchos tienen aún su piso de barro original y lo que fuera una notoria organización familiar, cerca se encuentra el río Papigochi que tiene unos fabulosos escenarios paisajísticos, es recomendable que contactes a un guía local que te ayude a visitarlos.
Al día siguiente me dirigí a Cuarenta Casas, para lo cual es necesario contratar algún taxi que te traslade si no vas en tu vehículo, pues no cuentan con transporte público y el sitio estará a unos 50 kilómetros de distancia, si lo negocias bien, no te saldrá tan caro.
Cuarenta casas es un compendio de habitaciones hechas a base de adobe, donde habitaron los antiguos pobladores en cuevas en lo alto de los acantilados. Al llegar allí, me encontré con varias familias en el área de asadores, después, previo tu registro, te ofrecen un guía o puedes hacerlo por tu cuenta, el camino está bien delimitado y no tiene pierde. Básicamente hay que bajar y luego subir, ¡prepara tus piernitas! porque lo harás dos veces, una de ida y otra de regreso.
Al llegar a las cuevas te das cuenta de lo admirable de esas vistas y lo inaccesible que podría llegar a ser para sus enemigos, las casas de adobe están muy bien conservadas, algunas son de dos pisos y sus ventanas en forma de T, característica de esas culturas. Mero abajo, corre el río, con aguas mansas y cristalinas, que seguramente proveía de peces a esos pobladores, pues en ella observé la fauna subacuática, ya que procuro siempre cargar mis visores por si acaso, y claro, aprovechar como niño chiquito y darte una buena refrescada, si te vas, corriente abajo, a unos 60 metros, encuentras unas piedras en forma de resbaladilla con agua, pero si bien divertidas, je je.
El paisaje y los alrededores de Cuarenta Casas . (Roman, 2016)
El regreso fue también entretenido ya que la carretera atraviesa por densos bosques de pinos y que en temporada de frío llegan a cerrar por las fuertes nevadas de hasta 40 centímetros. Ciudad Madera, es un pueblo que tiene muchos aserraderos, por lo tanto siempre huele al agradable pino y también cuenta con pequeños, pero cómodos hoteles para hospedarte.
Espero te animes algún día a visitarlo. Hasta pronto, ¡en el próximo destino!
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