1968, EN LA MEMORIA DE MÉXICO
Aunque las noticias llegaban lentamente a los jóvenes mexicanos, tenían conocimientos de algunos sucesos de otros países. Y fueron descubriendo los hechos del mundo que los rodeaba .
Rosario Aguilar.
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Los jóvenes ya tenían conocimiento de los movimientos en otros países, 1968 es marcado por la historia en el mundo entero por los diferentes movimientos juveniles.
En Francia el hecho de que las mujeres dieran un paso adelante con la liberación femenina a lo cual la historia lo conoce como mayo francés fue muy importante.
La libertad de molestar, decían, es “indispensable a la libertad sexual”, y pronto ésta liberalidad fue interpretada como típicamente francesa: “aunque sea un cliché”, así lo decía Agnés Poirier en un artículo sobre “el feminismo de las francesas”, “nuestra cultura, para bien o para mal, considera que la seducción es un juego inocuo y agradable. Por eso siempre ha habido una especie de armonía entre los sexos que es particularmente francesa”. Brigitte Bardot —otro símbolo que mezcla la sexualidad, libertad y cultura francesa— se sumaba a las críticas: en #metoo, dijo la actriz, es hipócrita y ridículo, pues siempre ha encontrado “encantador que me dijeran que era hermosa o que tenía un lindo y pequeño trasero”.
El cine da un giro en la temática de las películas y explotan las fantasías, en 1967, Catherine Deneuve interpretaba a Séverine, una mujer casada y sexualmente infeliz que decide dejarse llevar por sus fantasías eróticas y empieza a trabajar como prostituta, “Belle de jour”, dirigida por Luis Buñuel, es una película oscura y provocadora, la sensibilidad del público asistente al festival de Venecia fue sorprendida ya que la primera escena en la que contemplamos a una joven pareja dando un paseo romántico por el parque, en un coche de caballos, vemos como ella rechaza los avances sexuales del chico hasta que éste se cansa, ordena que se detenga el coche y, con la ayuda de los criados, la arrastra por el campo, la amordaza, la amenaza, la desnuda y la azota; cuando se cansa, deja que sus lacayos la violen.
Así fue que el 68 empezó mucho antes del 68, ya que las películas tenían un alto contenido sexual y su alcance fue internacional ya que sus dudosas victorias políticas llegaron tiempo después de la revuelta, como lo sostiene Ramón González Férriz en 1968. El nacimiento de un mundo nuevo (Debate). El amanecer espiritual que perseguían los hippies, con su “Verano del Amor”, anticipaba la confusión voluntaria entre la causa política y la causa sexual. “Solo estaba interesado en derrocar al Gobierno y follar”, decía uno de los miembros destacados de la comunidad hippie de Haight-Ashbury, “las dos cosas iban de la mano armónicamente”.
Sheila Weller, periodista de Vanity Fair, afirmaba que “follar con desconocidos se convirtió en una forma de generosidad”, confirmando la transformación que meses más tarde los soixante-huitards operarían sobre la triada revolucionaría: “¡Liberté! ¡Égalité! Sexualité.
En Alemania, explica González Férriz, la conexión entre ambas luchas estuvo más unida que en ningún otro sitio: “varios militantes de Kommune 1, la comuna maoísta que promovía la promiscuidad como forma de liberación, se fotografiaron desnudos en clara analogía con las imágenes de los campos de concentración, identificando su liberación sexual con la liberación del nazismo. Un nazismo cuyos orígenes muchas veces atribuían a la represión sexual del propio Hitler”.
España, bajo la dictadura franquista, la lucha del movimiento estudiantil coincidió puntualmente con el espíritu libertario: en marzo de 1966, chicos y chicas —todavía por casar— durmieron juntos en el convento de los capuchinos de Sarriá, en lo que más tarde sería conocido como la caputxinada, después de que la policía cercara el santuario. En él estaban reunidos estudiantes, profesores e intelectuales —entre quienes destacaban Salvador Espriu, José Agustín Goytisolo, Maria Aurélia Campany, Antoni Tápies y Agustín García Calvo— en un intento de aprobar los estatutos del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona. Chicos y chicas estuvieron dos días encerrados en el convento: “a falta de sábanas”, decía un informe policial, “una de las estudiantes durmió envuelta en un mantel del altar.”
Un año donde las preguntas estaban de más ante los hechos y solo querían respuestas, qué la apertura fuera dada con la inteligencia de acompañar y disfrutar sin culpas sus deseos y pensamientos.
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