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LA OBRA HIDRÁULICA MÁS IMPORTANTE DEL VIRREINATO, VIGENTE HASTA NUESTROS DÍAS.
Atenea Sánchez.
atenea@inperfecto.com.mx
¡Hola!
¿Cómo estás? Te contaré que otra de mis pasiones, además de bailar, es todo lo relacionado con el agua, la potabilización, el abastecimiento y el tratamiento de este recurso vital, por ello, el día de hoy, he decidido llevarte de viaje al pasado, hasta el siglo XVI, específicamente a 1554, año en que se desarrolló la obra hidráulica más importante del Virreinato.
Te platicaré que existe un pueblito al sur del estado de Hidalgo, en el municipio de Zempoala, que se llama Santiago Tepeyahualco, con menos de 3,000 habitantes, el origen de su comunidad data desde la época prehispánica, que después de la conquista, recibe evangelización de la orden franciscana, el templo que construyeron fue dedicado a Santiago Apóstol.
Este rinconcito hidalguense, destaca porque allí se desarrolló la obra de ingeniería hidráulica más importante construida durante el virreinato de la Nueva España en el continente americano, el acueducto del Padre Tembleque, un sistema cultural e hidráulico, que nace desde el volcán del Tecajete en Zempoala y tiene dos ramales: hacia la cabecera municipal de Zempoala, en donde aún conduce agua por medio de canales llamados “apantles” y el ramal más extenso hacia Otumba, en donde había un “jagüey” una especia de pozo/zanja que almacenaba el agua, fue contaminado por el ganado mayor, por ello surgió la necesidad de construir una extensa red de canales con arquería para que la población indígena de Otumba tuviera agua potable.
La obra fue planeada y dirigida por un fraile franciscano de nombre Francisco de Tembleque, natural de la provincia de Toledo, España, quien llegó a la Nueva España en 1542, quién decidió iniciar una obra hidráulica capaz de llevar el vital líquido, con el apoyo de las comunidades indígenas locales, el sistema hidráulico es un ejemplo del intercambio de influencias entre la tradición europea de la hidráulica romana y las técnicas tradicionales de construcción mesoamericanas, incluido el uso del adobe.
Conformado por 6 arquerías, de las cuales la más conocida se encuentra sobre el río Papalote próxima a la población de Santiago Tepeyahualco; la Arquería Monumental de Tepeyahualco, se ubica entre los límites del Estado de México y el Estado de Hidalgo, siendo el cauce del Papalote el límite natural; esta sección cuenta con 68 arcos de medio punto que se extienden a lo largo de 904 metros.
Esta majestuosa obra, que se puede contemplar hasta nuestros días, envuelta en un paisaje árido, fue nombrado en 2015 por la UNESCO, como parte de los sitios del Patrimonio Mundial Cultural.
Nombrada así por representar una obra maestra del genio creativo del hombre. Ser una manifestación de un intercambio considerable de valores culturales, promover el desarrollo de la arquitectura y la tecnología, la planificación urbana y especialmente por ser un ejemplo representativo de un tipo de construcción que ilustra un periodo significativo de la historia de la humanidad.
Cabe mencionar que México es el país del continente americano con más bienes inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial, con 27 bienes culturales, 5 bienes naturales y uno mixto; a nivel mundial se posiciona en el sexto lugar.
Finalmente, te puedo compartir que este bello pueblito, también cuenta con el cerro de Cóporo (“Joroba” en lengua purépecha), mejor conocido como cerro de Las Cruces ya que en él se realiza el viacrucis de la comunidad, colocándose a mediados del siglo pasado algunas cruces de madera al frente de una capilla inconclusa de la misma época.
Estoy segura que no conocías este lugar, quizás si te hago referencia a “arcos”, vendrían a tu mente los famosos Arcos del Sitio en Tepotzotlán o los que adornar una de las avenidas principales de la ciudad de Querétaro, pero este sitio me encanta porque no es tan “turístico” y tiene mucha historia por ofrecerte.
Te invito a que vayas a conocerlo, se encuentra a sólo 2 horas con 30 minutos desde CDMX, si te animas, podrías disfrutar de la ruta de Patrimonios del Estado de México hasta llegar al majestuoso pueblo de Santiago Tepeyahualco.
Prepara tu calzado más cómodo, tu sombrero, una cámara fotográfica y lánzate a disfrutar de este recorrido al pasado.
¡Nos leemos en la próxima aventura!
Fuente de la imagen de portada. whc.unesco.org/en/