1968

LAS EDECANES DEL 68

1968, EN LA MEMORIA DE MÉXICO

Las edecanes de México, un suceso que el deporte no dejó pasar.

 

Eduardo Morales

dorado.deportes@inperfecto.com.mx

 

En las olimpiadas de Mexico 68 las hermosas edecanes llamaron la atención, sobre todo por sus diseños geométricos con líneas consecutivas y patrones que creaban efectos visuales, en boga en la época con el auge del “Op art”; también incluyó imágenes con figuras simples en tonos brillantes, inspirado en la colorografía del folclor mexicano. Los uniformes de los edecanes fueron sumamente modernos: vestidos en línea recta que llegaban arriba de la rodilla.

 

México, los tenia bien claro, tenía que demostrar al mundo que era un país plenamente “capaz” de realizar un evento internacional de tal envergadura. Por primera vez, los ojos de todo el mundo estarían sobre nosotros, y toda nuestra  imagen como nación estaba en juego.  Esta fue la obsesión de Gustavo Díaz Ordaz, quien nombró en 1966 al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez —autor de obras como el Museo de Antropología y el Museo de Arte Moderno—presidente del Comité Olímpico Organizador. Ramírez Vázquez tenía poco menos de dos años para organizar los juegos olímpicos (ahora por lo general se toman siete).  Él, a su vez, invitó al arquitecto Eduardo Terrazas a formar un equipo para crear la identidad olímpica, que implicaba lograr una imagen coherente en términos de diseño gráfico, diseño urbano, ambientación de espacios y diseño de vestuario, souvenirs e impresos (folletos, mapas, reglamentos, menús, boletos, invitaciones, certificados y un largo etcétera).

 

El reto para Terrazas no era menor. Tenía que por un lado, dar cuenta de la rica tradición cultural mexicana, y por el otro, manifestarse resueltamente ”moderno”. Así, el arquitecto y su equipo llegaron al famoso logotipo olímpico de México 68: una fusión de elementos del arte huichol con el movimiento de arte Op, la tendencia mundial de la década de los sesenta famosa por sus figuras geométricas, líneas convergentes y divergentes, y contrastes cromáticos audaces.  A partir de ese primer logo, se elaboró el resto de la imagen gráfica de la olimpiada.  Terrazas diseñó la tipografía, letra por letra, que se utilizaría para todos los impresos. Una vez teniendo estos lineamientos gráficos básicos, siguió el reto de atribuir una identidad coherente, basada en un logotipo específico y un color, a cada deporte y actividad. Esa identidad por disciplina sirvió también de base para la creación de un diseño urbano que permitiera al turista o deportista ubicarse en la ciudad. Los postes de luz, botes de basuras y buzones de correo se intervinieron con la simbología correspondiente; se colocó mobiliario urbano con rutas, sedes y horarios de los eventos olímpicos, y se imprimieron mapas de ubicación con el mismo diseño unificador.

 

Las chicas tenían que llamar la atención, innovar, lucir pues además de ser mexicanas tenían que darse cuenta que eran verdaderamente hermosas, Los zapatos (anaranjados) de calzado Canadá; tenían la punta completamente chata y una hebilla que le daba un toque especial, (parecían como los que usaba Cachirulo en Teatro Fantástico). A algunas els habría hecho mucha ilusión poder ocuparse de tantos extranjeros; de pasearse por la calle con sus uniformes y gafetes y de ir al aeropuerto a buscar las personalidades y de ser invitadas a los cocteles de bienvenida.

 

Supongo yo que para ser edecán de los Juegos no se necesitaban muchos requisitos (supongo que tampoco para los de ahora): uno o dos idiomas, tener tipo de gente decente, estilo europeo, y conocer cosas elementales del país como por ejemplo: quién había sido Diego Rivera; en qué año había llegado Maximiliano a México; quién había sido el arquitecto del Camino Real; cómo se llamaba el presidente de los Estados Unidos; de dónde venía el tequila; cómo se llamaba el lugar donde había aparecido la Virgen de Guadalupe; cómo se llamaba la calle en el centro donde se fabricaba el vidrio soplado y cosas asi…

Bueno, pero lo importante es que ahora mucha gente está descubriendo lo que realmente sucedió el 2 de octubre de 1968. A pesar de que todavía falta muchísima información y saber quiénes fueron realmente los responsables, pienso que para las nuevas generaciones es fundamental que conozcan parte de la verdad, aunque sea a través de Televisa.

 

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