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Crimen contra la naturaleza.

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Crimen contra la naturaleza.

 

Rosario Aguilar

rosario.aguilar@inperfecto.com.mx

 

 

En 1922, se convirtió en el primer país con matrimonio igualitario, pero hoy persiguen a gays y lesbianas tal como hizo Stalin en la década del treinta. Y esto nos hace pensar en por que en cambio tan drástico, al pensar que el país que fue objeto de discusiones sobre la persecución a las minorías sexuales luego de un spot televisivo sobre el Mundial era el que convalidó el primer matrimonio igualitario de todo el mundo en la era contemporánea?Rusia, el país donde hoy se persigue a los homosexuales y lesbianas, en 1922.

 

“Crímenes contra la naturaleza” era la causa por la que se juzgaba el amor entre esas dos personas,del mismo sexo. El Código Penal anterior a la Revolución en bolchevique en 1922 había sido completamente anulado y la ley flotaba entre usos y costumbres y la perspectiva de una sociedad nueva. El Comisariado de Justicia dictaminó que el matrimonio entre Egveniia y “S.” era “legal porque fue consumado mediante consentimiento mutuo”. Así, eso que se logró en la Argentina del 2010 y que sigue siendo tabú en la mayor parte del mundo, se logró en Rusia allá por el año 1922, hace tanto tiempo.

 

El libro de Dan Healey, publicado originalmente en Gran Bretaña en 2001 y que ya es un clásico en los estudios sobre la cuestión LGBT, acaba de ser traducido al español y sus quinientas páginas son material obligatorio de consulta para quien esté interesado en el tema.El texto recorre la homosexualidad durante el zarismo, luego de la toma del poder por los bolcheviques (cuando fue despenalizada, aunque eso tampoco supusiera la aceptación social de esa orientación sexual en el sector que la practicaba, amaba y sentía) y la regresión stalinista, cuando se incluyó entre los infames Juicios de Moscú a sujetos que debieron confesar el crimen de haber amado mediante ese “amor que no osa a decir su nombre”, como lo definía el irlandés Oscar Wilde, que había sido condenado a la cárcel en Inglaterra por su derrotero sexual “invertido”. Hoy ese drama continúa intacto, con campos de concentración de gays en Chechenia y manifestaciones de odio a gays y lesbianas en las ciudades rusas. Y recomendaciones para el Mundial: “No tome bebidas alcohólicas en la calle y no demuestre reacciones afectivas ante su pareja, si es gay”. Un video muestra cómo unos chicos que salen de la mano por la calle en Moscú son hostigados permanentemente, ¿Pero fue siempre así? Las prácticas homosexuales en la modernidad tuvieron un carácter clandestino, con lugares de levante específicos, prostitución pero también amor y relaciones duraderas. San Petersburgo, que era la ciudad más europeizada de toda la gran Rusia, tenía sus circuitos y -cuando la homosexualidad fue patologizada a partir de la segunda mitad del siglo XIX- sus condenas. Sin embargo, en 1903, influidos por las olas reformistas que provenían de la Europa occidental, se llamó a una serie de notables juristas e intelectuales para tomar en sus manos la reforma del código penal, que en ese momento condenaba la sodomía. Uno de sus integrantes y más férreos opositores a este signo de atraso y estigmatización era Vladimir Nabokov, luego conocido como un escritor que dio fruto a una de las obras más fructíferas del siglo veinte. El anteproyecto de reforma del Código Penal zarista de 1903 planteaba la despenalización de la “sodomía” y señalaba como delito si un hombre tenía relaciones con un menor de menos de “entre catorce y quince años”, ya que Nabokov argumentaba que a esa edad un sujeto podía haber adquirido prácticas que lo alejaban de la niñez y lo asemejaban a un adulto.

Una lectura malintencionada podría señalar en esa figura a los futuros “lolitos”. De cualquier manera, ese “anteproyecto no fue aprobado”.

 

Como en todo el mundo, todas las ciudades y pueblos del orbe, un sector de la sociedad realizaba prácticas sexuales que estaban orientadas por un deseo disidente al de la heteronormatividad. Su postura sobre un “tercer sexo” fue irradiada a los centros intelectuales de todo el viejo mundo, entre los cuales se encontraba San Petersburgo. Allí se produjo la revolución de febrero que acabó con el reinado de la dinastía Romanov en febrero de 1917. En octubre, los bolcheviques tomarían el poder y crearían un gobierno de coalición con los eseristas (socialistas revolucionarios). A esta fracción eserista le correspondería, en tiempos revolucionarios, reorganizar el sistema de leyes que había regido el régimen burgués. Se dispuso entonces la despenalización de la “sodomía” y, basados en el anteproyecto de 1903, se dispuso que las relaciones entre hombres podían ser consentidas hasta los catorce años. Una lectura malintencionada podría señalar en esa figura a los futuros “lolitos”. De cualquier manera, ese “anteproyecto no fue aprobado”. Como en todo el mundo, todas las ciudades y pueblos del orbe, un sector de la sociedad realizaba prácticas sexuales que estaban orientadas por un deseo disidente al de la heteronormatividad. En Alemania, el estudioso alemán Magnus Hirschfeld había creado el Comité Científico Humanitario en 1897, donde bregó por una postura sobre la homosexualidad que no incluyera el deseo en el campo criminal. Su postura sobre un “tercer sexo” fue irradiada a los centros intelectuales de todo el viejo mundo, entre los cuales se encontraba San Petersburgo. Allí se produjo la revolución de febrero que acabó con el reinado de la dinastía Romano en febrero de 1917. En octubre, los bolcheviques tomarían el poder y crearían un gobierno de coalición con los eseristas (socialistas revolucionarios). A esta fracción eserista le correspondería, en tiempos revolucionarios, reorganizar el sistema de leyes que había regido el régimen burgués. Se dispuso entonces la despenalización de la “sodomía” y, basados en el anteproyecto de 1903, se dispuso que las relaciones entre hombres podían ser consentidas hasta los catorce años. Una lectura malintencionada podría señalar en esa figura a los futuros “lolitos”. De cualquier manera, ese “anteproyecto no fue aprobado”. Como en todo el mundo, todas las ciudades y pueblos del orbe, un sector de la sociedad realizaba prácticas sexuales que estaban orientadas por un deseo disidente al de la heteronormatividad. En Alemania, el estudioso alemán Magnus Hirschfeld había creado el Comité Científico Humanitario en 1897, donde bregó por una postura sobre la homosexualidad que no incluyera el deseo en el campo criminal.

 

Su postura sobre un “tercer sexo” fue irradiada a los centros intelectuales de todo el viejo mundo, entre los cuales se encontraba San Petersburgo. Allí se produjo la revolución de febrero que acabó con el reinado de la dinastía Romanov en febrero de 1917. En octubre, los bolcheviques tomarían el poder y crearían un gobierno de coalición con los eseristas (socialistas revolucionarios). A esta fracción eserista le correspondería, en tiempos revolucionarios, reorganizar el sistema de leyes que había regido el régimen burgués. Se dispuso entonces la despenalización de la “sodomía” y, basados en el anteproyecto de 1903, se dispuso que las relaciones entre hombres podían ser consentidas hasta los catorce años.

 

Largo es el camino que ha tenido que luchar  una pareja homosexual, que la comunidad LGBTTT sigue en pie de lucha por cambiar esta situación.

 

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