1968, EN LA MEMORIA DE MÉXICO.
LGBTTT en México.
Rosario Aguilar.
rosario.aguilar@inperfecto.com.mx
El éxito y las consecuencias de los disturbios de Stonewall se deben al cambio de mentalidad que se había ido dando en los años 60, promovido por la revolución sexual, el movimiento feminista (sobre todo) y la lucha por los derechos civiles de las minorías raciales. Stonewall marca un punto de inflexión en la organización de los colectivos y en la interconexión de la subcultura gay. Mientras que los activistas de décadas anteriores habían luchado por un mayor grado de aceptación, a partir de ahora la lucha exigiría la integración, el reconocimiento social y la equiparación de derechos completa.
En 1948 aparece el primer tomo de lo que se terminaría llamando el “Informe Kinsey”, que llevaba por título “Comportamiento sexual del hombre”. Unos años después, en 1953, aparecería el segundo tomo, “Comportamiento sexual de la mujer”. Fue llevado a cabo por el mismo Alfred C. Kinsey y otros colaboradores como Wardell Pomeroy, y constituye el primer estudio científico serio que aborda el tema de la homosexualidad como comportamiento, y no como patología. Se realizó entrevistando a más de 20.000 hombres y mujeres con un sistema de completa confidencialidad en donde se respondía a un cuestionario anónimo. Esto permitió crear una base de datos sobre el comportamiento sexual del ser humano.
El informe reveló , para sorpresa y escarnio de los más puritanos, que tanto la heterosexualidad como la homosexualidad no eran más que los extremos de una serie, en donde había varios grados intermedios de bisexualidad. La serie constaba de siete grados, desde la heterosexualidad total a la homosexualidad total, lo que demostró que gran parte de la población tenía, de una u otra preferencia.
De los muchos testimonios era siempre la llamada de una vecina era recibida por la policía alertando sobre una reunión sospechosa —“se reunieron ya 6 hombres y vea usted qué escándalo están haciendo”-, los agentes llegaban y tiraban la puerta, arremetían contra todos. Los golpeaban y conducían al penal. El cargo: pederastia activa. Ellos no eran pedófilos. Era un grupo de amigos homosexuales reunidos en propiedad privada a los que le parecía divertido vestirse de mujer, hacer teatro o jugar a cantar e imitar a las artistas del momento. Además de la policía, llegaba la prensa amarillista. Obligaban a posar a los detenidos en ropa y maquillaje de mujer. Al siguiente día podía leerse en la revista Alarma: “Mujercito descarado”, “Mujercito desviado”.
Este era muchas veces el motivo por el cual no podían hablar abiertamente de su sexualidad, y era necesario ya exigir sus derechos, y aunque en Estados Unidos ya había un grupo de activistas que se reunían en la cafetería Compton’s en 1966 y en el Black Cat Tavern de Los Ángeles en 1967 y ya se en organizaciones políticas pudieron organizar a una comunidad gay grande y cohesionada a lo largo de las siguientes semanas hizo que esta acción tuviera mucho más éxito que las anteriores. Así, tuvo mucho más impacto en la comunidad gay, yendo más allá del sentimiento de solidaridad a corto plazo, y dando lugar al punto de partida del Movimiento de Liberación LGTB, al provocar la unión de los homosexuales que militaban en formaciones como el Frente de Liberación Gay o la Gay Activists Alliance.
Y como lo mencionamos ya, la más importante fue los disturbios del Stonewall, que dio lugar a la creación del Día Internacional del Orgullo LGTB. Este acto se considera mundialmente como un hito y un símbolo del comienzo de la lucha por los derechos de los homosexuales. Actualmente, el también llamado “Gay Pride” acoge a millones de personas en el mundo que luchan por sus derechos.
Una de las primeras activistas en México fue Nancy Cárdenas nació en Parras, Coahuila, el 29 de mayo de 1934, y a los 29 años causó revuelo en la sociedad mexicana cuando al entrevistarla Jacobo Zabludowsky para televisión acerca del despido de un trabajador homosexual del almacén Al Puerto de Liverpool, ella se declaró lesbiana. Dicha emisión se convierte en la primera defensa en la televisión mexicana de los derechos humanos y laborales de la población lésbica-gay. Más tarde Nancy Cárdenas y Carlos Monsiváis promueven el Manifiesto en defensa de los Homosexuales en México en 1975. En 1978 en la marcha del 2 de octubre (en conmemoración de la masacre estudiantil de 1968), Nancy encabeza la Primera Marcha del Orgullo Gay a la Plaza de las Tres Culturas.
Nancy Cárdenas rompió esquemas, al mismo tiempo que luchaba en favor del reconocimiento y derecho a la diversidad, destacó aspectos que eran símbolos como usar pantalones, no maquillarse, atarse el pelo en una cola o cortarlo demasiado.
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