1968 En la memoria de México Especiales #InPerfecto Lo mas relevante

EL PANORAMA NACIONAL 2 DE 2

1968, EN LA MEMORIA DE MÉXICO

 

Carlos Rosas C.

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Estimados inPerfectos, nos encontramos dentro de la década de los sesenta y el panorama nacional se encuentra conformado por toda una serie de movimientos que le se han contrapuesto a la imagen progresista que el gobierno ha manejado desde la década de los cincuenta, así pues continuamos con la segunda parte de este panorama nacional que espero disfruten.

 

Si bien el florecimiento de la clase media había logrado un panorama alentador y de expansión, pronto se enfrentaría a otra situación de confrontación y crisis, en un marco de protestas generalizadas en distintos ámbitos. La universidad recibió la década de los sesenta con severos problemas entre otros: masificación de la matrícula, derrumbe estrepitoso de los niveles académicos, fracaso de los métodos tradicionales de enseñanza, restricción de presupuestos y subsidios, así como transformaciones paulatinas en las pautas de reclutamiento social de los estudiantes y de su inserción en el mercado de trabajo en un contexto social que también se mostraba complejo.

Campesinos y obreros manifestaron los primeros signos de descontento en contra de las condiciones de miseria y de opresión que se vivían. El milagro mexicano después de todo, tenía otra cara en la cual estaba la de quienes pagaban los costos de la estrategia de acumulación y sujetos a los mecanismos estatales de subordinación y, llegado el caso, de represión ilimitada.

El vertiginoso crecimiento de las capitales y la emergencia de una nueva generación de clase media urbana, imbuida de una actitud iconoclasta y rebelde, en ruptura con los viejos patrones culturales, fue el marco social en el que se desenvolvió la insurgencia estudiantil de la década de los sesenta en el país El fin del milagro trajo consigo signos de clausura y señales de alerta para las clases medias. Un ejemplo elocuente es la política hacia las universidades bajo el sexenio de Díaz Ordaz que desde el principio de su administración visualiza a la universidad como un problema y no como objeto de estímulo indiscriminado y despreocupado. Dos son las reservas que aparecen expresamente: la alarma ante el crecimiento de la población universitaria y la consideración sobre el costo financiero que este implicaría, de concentrarse en sector estatal.

 

El cambio en las condiciones de estudio y de trabajo de las universidades derivado del crecimiento explosivo de las instituciones de educación superior, las nuevas condiciones del mercado laboral y su saturación progresiva, así como la socialización del trabajo profesional fueron condicionantes importantes alrededor de los movimientos de la década.

 

La nueva política traía consigo signos desalentadores para una demandante clase media. Si bien algunas de las movilizaciones estudiantiles de finales de los cincuenta y de los sesenta, encabezaban demandas relacionadas con asuntos universitarios, otras las abordaron lateralmente pero, en ambos casos, representaban una defensa de intereses; una defensa de clase en torno al principio de movilidad, vía la educación universitaria, a su garantía de supervivencia. Visto en perspectiva histórica, las movilizaciones de clase media registradas desde principios del siglo XX han defendido con ahínco el principio de movilidad social.

El impacto de los movimientos sociales

 

En el ambiente universitario, el triunfo de la Revolución Cubana crearía un fuerte referente de libertad que, conjugado con los movimientos ferrocarrilero (1958), magisterial (1958-1959) y médico (1965) propiciaran la atmósfera para el nuevo ciclo histórico de las organizaciones estudiantil iniciado, en 1958, con el movimiento de los camiones, en el Distrito Federal.

 

A diferencia de la capital del país y de las organizaciones estudiantiles en la UNAM, como la FEU y luego la Federación Universitaria de la Sociedad de Alumnos (FUSA) que se distinguieron en este periodo por ofrecer indiscriminadamente las direcciones de ambas agrupaciones como mercancías a políticos profesionales el movimiento de Morelia tomaría el lugar protagónico en el país, como consecuencia de un hecho significativo: la llegada del doctor Elí de Gortari a la rectoría de la Universidad de Michoacán (1961); destacado intelectual de izquierda, que sería atacado desde la gubernatura del estado, acusado de marxista.

Rafael Aguilar

Esa huelga estudiantil fue uno de los episodios más violentos y decisivos de la historia de estos movimientos en México. Terminó con la expulsión del rector, por promover una ideología comunista, pasando por múltiples atropellos como la encarcelación de maestros y líderes universitarios, que tenían numerosos sectores simpatizantes, como el de maestros del Partido Popular Socialista (PPS) y que, en 1963, intentarían un esfuerzo de reconstitución en la reunión de Morelia.

La represión que siguió al movimiento de 1963 y la imposición de una nueva ley orgánica, llamó poderosamente la atención de varias organizaciones estudiantiles de distintas partes de la república, que se solidarizaron con sus compañeros y realizaron una reunión de apoyo donde, poco antes de la destitución de De Gortari, se propuso efectuar una conferencia en Morelia para reorganizar al movimiento estudiantil en el país. La propuesta fue hecha por la Federación Estudiantil de Baja California, liderada por uno de los personajes centrales de la época: Rafael Aguilar Talamantes y que daría pie a la creación de uno de los proyectos estudiantiles más ambiciosos de la historia nacional.

En nuestra siguiente entrega conoceremos el papel que desempeño La Central Nacional de Estudiantes Democráticos entre los movimientos estudiantiles que han quedado tatuados en la Memoria de México.