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Arte Erótico muy en nuestras raíces.

Rosario Aguilar.

rosario.aguilar@inperfecto.com.mx

Hablar de arte Erótico de nuestros antepasados no suena tan descabellado, hablamos un poco de Perú y descubrimos un poco de su cultura, no sería sorprendente que también nuestros ancestros tengan su propia historia.

A la conquista de América el nuevo mundo, y encontrarse con esta cultura virgen, inexplorable, donde la vida al natural se mostraba sin morbo alguno guiados por su instinto, por sus estudios y sus Dioses. Los conquistadores los trataron como bestias y reprimir sus costumbres fue lo primero que  hicieron.

Para los indígenas era de lo más normal el culto al falo, al cuerpo sin un estereotipo con medidas obligatorias, y sus cerámicas nos hablan de ello.

En Yucatán se encuentra la zona arqueológica de Uxmal, allí el culto fálico se realizaba como práctica regular, los habitantes originarios tuvieron al pene como símbolo de la fertilidad, tan necesaria para los pueblos agricultores, cazadores y pescadores. El falo se tallaba en la madera, en la piedra y el hueso, se modelaba en la cerámica y se realizaba en oro.

No era un elemento solo de culto ritual; por las crónicas de Fray Pedro Simón sabemos lo siguiente: “los garabatos tenían en su casa para colgar mochilas y calabazos y otras baratijas, lo hacían en figuras abominables que incitaban al pecado, al cual y al de las molicies, que también cometían públicamente, convidaban desvergonzadamente a los españoles”.

En el 2002 se hizo un estudio donde detalla que hay más de 130 figuras fálicas en unos 40 sitios de Yucatán, Campeche y Quintana Roo; los principales lugares donde se rindió culto al miembro masculino fue en Chichen Itzá, Uxmal y Oxkintok.

En la primera zona arqueológica está el llamado “Templo de los Falos” que fue cerrado al público. Son varios tipos de falos los que se han detectado en los estudios iconográficos: falo grande, falo separado de la forma humana, falo portátil, falo adherido (a la forma humana, arquitectura o superficies naturales)

En Chichen Itzá se cree que el Templo de los Falos servía para rendirles culto, pero relacionado con los rituales de la lluvia, entendiendo a ésta como una manifestación del semen divino.

Estas esculturas podemos pensar que no tenían alguno, estos objetos los usaban para llevar agua real y beber de ellas. El falo era concebido como un poderoso amuleto propiciador de abundancia, fecundidad y buena suerte. Y en sus costumbres en época de sembrar la representaban como una mujer fértil que necesita del riego mágico, (semen) por lo que no era raro que en su siembra también sembraron una escultura de su miembro.

Si tu eres de los que usa amuletos ya tienes un tío para atraer la buena suerte,  abundancia y fertilidad en lo personal o laboral,  (ya que como población ya somos muchos)

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