#Editorial
Carlos Rosas C.
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Versa la encomienda popular aquella que advierte a los chamacos en edad de asistir a la escuela “estudia para que no termines de policía”, algo así como cuando te amenazaban con que te iba a llevar el señor del costal cuando te portabas mal. Afortunadamente las cosas han cambiado y ahora con mucho interés los padres podrán reconvenir a sus hijos con la frase “estudia para que te vuelvas diputado”, ¿verdad que hasta daría gusto decirla?, y como no si con la iniciativa de reformas al reglamento del órgano legislativo presentada por el Presidente de la Cámara de Diputados Edgar Romo se pretende crear el Sistema de Evaluación de Diputados para calificar el desempeño del medio millar de legisladores que tantos sentimientos encontrados despiertan en opinión de sus legislados que de rémoras no los bajan.
A decir de Edgar Romo dicha calificación estaría basada en elementos cuantitativos y cualitativos –¿muy avanzado no?- para evaluar el desempeño de los diputados de manera integral ¿cómo lo harán?, pues la propuesta se pone interesante para definir los criterios de evaluación, -ya saben- la integración de un consejo coordinador con participación ciudadana a través de organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas, sector empresarial y áreas técnicas de la propia cámara, a dicho consejo se integrara el presidente de la mesa directiva de la cámara de diputados, un representante de cada grupo parlamentario, secretarios general y de servicios parlamentarios y el titular de la unidad de transparencia, es decir todo un trabuco para al fin ponerle un alto a casos tan deprimentes como el de la señora Carmen Salinas que me gustaría saber que propuesta llevó a la cámara para representar la voz de quienes la eligieron.
En realidad hablar de la incompetencia o poca preparación de alguna buena cantidad de diputados es no es un tema nuevo pero es un fiel reflejo del poco cuidado que se tiene en el perfil que deberían cubrir los diputados y no solo en el hecho de que tengan cualidades destacadas en oratoria porque aun así se avientan cada ridículo digno de risotadas combinadas con la molestia generalizada que señala al unísono “¿esta gente es la que nos representa?” y ya ni que decir de los beneficios que tienen en materia de salarios, prestaciones, bonos y pleitesía de la que bien se sirven a cargo del erario.
Edgar Romo señala que la próxima legislatura será la primera que podrá reelegirse, aspecto que espanta a cualquiera porque lejos de que la continuidad favorezca el trabajo legislativo con seguridad le permitirá a la legislatura alargar las discusiones y los dictámenes de todo el trabajo que tienen que hacer durante las bonitas e interesantes sesiones en las que las propuestas, discusiones, pleitos, alusiones personales, alianzas, burlas y escándalos a los que nos tienen acostumbrados serán la constante.
Y mientras el desarrollo de las campañas electorales ha captado todo el interés del publico en la legislatura ya están levantando el changarro y eso de que tengan que ser personajes muy estudiados y con todas las condecoraciones habidas y por haber carecen de interés y pierden toda relevancia cuando en el afán electorero de prometer se trata porque si son capaces de mentir de manera categórica y hacer uso de su puesto para intereses personales nos pueden venir a contar que tienen un diploma en el estudio de física cuántica pero también pueden presumir su diploma en alta calidad moral otorgado por su filiación política tan reconocido por toda la sociedad.
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