#Cultura
En esta ocasión nos toca hablar sobre la antigua palabra HUEHUEHTLAHTOLLI, con base en el estudio introductorio del maestro Miguel León Portilla, y la transcripción del texto náhuatl y traducción al castellano del maestro Librado Silva Galeana.
Raúl González “TLAUILCUAUHTLI”
cultura@inperfecto.com.mx
¡HOLA! MAH CUALLI TONALLI (BUENOS DÍAS).
¿A QUÉ NOS REFERIMOS CON HUEHUEHTLAHTOLLI?
Este vocablo hace alusión a “la antigua palabra”; es decir, a los testimonios de la sabiduría de hombres y mujeres que vivieron hace siglos en el México indígena, abarcando un gran conjunto de discursos y enseñanzas que son parte del legado de nuestra cultura.
Tanto padres como maestros, les transmitían estos mensajes de sabiduría a las nuevas generaciones con fines educativos. En los centros de educación superior como en los Telpochcallis, “casa de jóvenes”, y los Calmecac, “hilera de casas), se escuchaba la antigua palabra.
La tarea de recuperar el HUEHUEHTLAHTOLLI, involucró el trabajo conjunto de algunos ancianos indígenas y de varios frailes humanistas, entre quienes sobresalen Andrés de Olmos, fray Bernardino de Sahagún, el dominico Bartolome de las Casas, Alonso de Zurita y Vasco de Quiroga. Alonso de Zurita afirma estar citando lo escrito por Andrés de Olmos, un “religioso muy antiguo en aquella tierra”, quien los hizo transcribir en náhuatl; asimismo, Bernardino de Sahagún hizo transcribir otro tanto.
Gracias al trabajo en conjunto se logró que estas muestras de la antigua palabra, que se conocían en náhuatl, se transcribieran valiéndose ya del alfabeto y luego se tradujeran al español. En la escuela habían dos personajes muy importantes: el temachtiani (maestro), el que hace que los otros sepan algo y conozcan lo que está en la tierra, y el tlamatini (el sabio), quien “Es camino, guía veraz para otros”, maestro de la verdad, no deja de amonestar, y es depositario de un saber metafísico al conocer tanto lo que está sobre nosotros como la región de los muertos, pues “su conocimiento va más allá de lo que hay sobre la tierra”; él tlamatini era el que tenía a su cargo la preservación y transmisión de los testimonios de la antigua palabra, a través de los códices, es decir, los libros de pinturas y caracteres, llamados amoxtin (cuyo significado literal es libros pintados).
Solo para que se den una idea de estos mensajes de sabiduría que se manejaban en los diferentes niveles dentro de la sociedad, les voy a dar un ejemplo de cómo le habla una mamá a su hija. Después viene la contestación de esta.
DE LAS PALABRAS DE EXHORTACIÓN CONQUE LA MADRE ASÍ HABLA, INSTRUYE A SU HIJA
Ahora mi niñita, tortolita, mi mujercita, tienes vida, has nacido, has salido, has caído de mi seno, de mi pecho. Porque te has forjado, porque te has moldeado, te hizo, te formó menudita tu padre, tu señor. Ojalá no andes sufriendo en la tierra: ¿Cómo vivirás al lado de la gente, junto a las personas? Porque en lugares peligrosos, en lugares espantosos, con gran dificultad se vive. Así hay esperanza en la tierra. Porque se acaban los rostros de la gente, los corazones de la gente y los hombros de las personas, las espaldas, los codos, las rodillas. Así, un poquito concede a las personas; las hace merecer su fama, su honra, su calor, su tibieza, su dulzura, su sabrosura, y tú no te abandones, no seas desperdiciada, no te quedes atrás, tu eres mi collar, mi pluma de quetzal; no se dañe tu rostro, tu corazón, ni tu hombre, tu espalda, tu codo, tu rodilla, si te pones a barrer, a limpiar, a lavarles las manos, a lavarle la cara, la boca a los demás. Y también ponte junto al agua, el metate, y bien coge, toma el molcajete, el canasto. Y bien canta, bien habla, bien conversa, bien responde, bien ruega; la palabra no es algo que se compre. No como muda, tonta, te vuelvas. Y el uso de la tablilla para tejer, haste cargo de ellos, la labor, lo que eleva, asciende como olor; lo que es la nobleza, el merecimiento, los libros de pintura, lo que es un modelo, el color rojo (el saber)…
RESPUESTA CON QUE LA HIJA, ASÍ CONTESTA A SU MADRE Y LE AGRADECE SU PLÁTICA Y ENSEÑANZA
Me has favorecido mi hermana mayor, a mí que soy tu collar, tu pluma preciosa. ¿A dónde en verdad me iras a dejar? ¿A dónde me iras a entregar? Porque en tu seno, en tu pecho he nacido, yo muchachita, niñita. Que así yo lo tome, que así yo lo vea en ti, que tú eres mi madre, mi hermana mayor, mi padre. Mucho reclaman tu rostro, tu corazón, tu cuerpo (en recompensa) porque así, por mí te privaste de algo, así me creaste, junto al fogón, en el hogar, sobre mí cabeceabas (preocupada), si me habías lastimado el labio o si me arrullabas; porque por mí tuviste algo imprevisto pudiera ocurrir; no con tranquilidad hiciste el sueño, el descanso; bien por mí y con tu mano recogías mi orina, mi excremento; no con tranquilidad, no apaciblemente (no sin dificultades). Se hacía enjundioso, venía a derramarme tu lechita que en mi boca echaste, me escurriste. Con dificultad viene a brotar tu lechita porque eso es lo que ahora haces, porque por mí así en tu seno, en tus entrañas, junto a ti, ha habido miseria y ahora no son tu pertenencia el costo de tu huso, el costo de tu tablilla para tejer (lo que ganas con tus trabajos de mujer), lo que me diste a beber, lo que me diste a comer para que un poquito viniera a crecer, viniera a embarnecer.
En verdad que la invasión española alteró la raíz, la forma de vida y pensamiento de los antiguos mexicanos. Ustedes creen todavía que realmente éramos unos barbaros e ignorantes, cuando teníamos unas bases morales basadas en la armonía y el respeto. Y así era en todos los estratos sociales…
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