#InPerfecciones
Abrogar la Reforma Educativa que solo tenía cara de reforma laboral magisterial se escucha bien en términos simples, pero todo cambia cuando nos acordamos de los sindicatos.
Carlos Rosas C.
Pues resulta que siempre si se abrogará la Reforma Educativa que el Gobierno de Enrique Peña Nieto anunció con bombo y platillo como parte de las reformas estructurales y sobre todo que tanta falta le hacían al país y que en manos del ex secretario de Educación Aurelio Nuño se cristalizó más como un ajuste en lo laboral que en lo precisamente educativo.
Esteban Moctezuma, próximo Secretario de Educación Pública sorpresivamente ha declarado que la “súper reforma educativa” nació sin diálogo y no tuvo efectos positivos, además de ser impositiva y de haberse sustentado en la persecución y afectación a los derechos laborales de los maestros, sin embargo, todo esto que ha señalado el siguiente secretario de Educación Pública no es el hilo negro de lo que significó la reforma que Aurelio Nuño presentó como la panacea de la educación que pretendía lograr que los alumnos “aprendieran a aprender” ya que efectivamente la parte medular de dicha reforma se encuentra centrada en sumergir a los maestros en un sin fin de procedimientos administrativos que los mantiene a raya además de tener que cumplir con los contenidos “educativos” para que los alumnos mínimamente aprendan a sumar.
Es cierto que el posicionamiento de Moctezuma Barragán causa revuelo, sobre todo cuando en medio de toda la promoción oficial del sexto informe de Gobierno la reforma educativa se ha manejado como una de las joyas de ésta administración, sin embargo, no dejan de hacer eco las palabras lapidarias de la maestra Elba Esther Gordillo donde señaló que “obtuvo su libertad y la reforma educativa se derrumbó”. -Ahí para que nos pongamos sospechosistas-.
Las coincidencias en términos de política no existen, la forma en que se van instrumentando las diversas situaciones son aspectos que se han negociado con anterioridad y el peso específico de los personajes que se encuentran inmiscuidos hace la diferencia sin duda.
A todos nos gusta escuchar que se defenderán los derechos laborales de los trabajadores y si se trata de los trabajadores de la educación con mayor razón puesto que identificamos la repercusión que estos tienen en la vida de los alumnos que a su vez repercutirá en el futuro del país, esperando que en el mejor de los escenarios la “nueva reforma educativa” considere mejoras significativas para los maestros. Aunque la pieza que falta en este rompecabezas es el tema de los sindicatos – SENTE y CENTE- que son, han sido y serán uno de esos trompos que nadie se quiere echar a la uña, ¡suerte Sr. Barragán!
#InPerfecto