#InPerfecciones
“La idea de Yunus fue sencilla, diseñar un mecanismo de créditos para los pobres con algunas condiciones diferentes a los bancos tradicionales”.
Alejandro Animas Vargas / @alexanimas
animasalejandro@gmail.com
Bangladés, o Bangadlesh, es un país joven, el octavo en número de habitantes (superior a México) y el más densamente poblado del mundo con 1,265 personas por kilómetro cuadrado. Para poner en perspectiva, si ese mismo promedio lo aplicáramos en los Estados Unidos, cabría toda la humanidad. El país, que está ubicado en el sur de Asia y colinda con India y Pakistán, es una república parlamentaria, con un presidente con labores básicamente ceremoniales, y un primer ministro que se encarga del gobierno, cargo que ocupaba hasta hace unos días Sheikh Hasina, hija de quien lograra la independencia de Pakistán en 1971, Sheikh Mujibur Rahman. Tras 15 años en el poder y 5 relecciones consecutivas, Hasina tuvo que dimitir a su cargo tras una serie de violentas protestas encabezadas por los estudiantes, envuelta en escándalos por acoso a la oposición, de autoritarismo y fraude electoral. Para dar solución a la crisis política, se ha nombrado con el consenso general, como presidente interino a un ganador del Premio Nobel de la Paz: Muhammad Yunnus.
25 ganadores del Nobel de la Paz también han logrado encabezar el gobierno de sus países. 13 de ellos obtuvieron el premio estando en el poder; a 8 se lo otorgaron después de cumplir sus mandatos; y 4 fueron laureados antes de liderar un país, entre ellos Lech Wallesa y Nelson Mandela. Caso especial es Aung San Suu Kyi en Myanmar (antes Birmania), quien impedida por ley para postularse a encabezar un gobierno, fue nombrada para asumir al mismo tiempo los cargos de consejera de Estado y ministra de Relaciones Exteriores, de la Presidencia, y de Educación. Yunus, al asumir el cargo de Primer Ministro, se convierte en el quinto ganador del Nobel de la Paz en encabezar un gobierno, y el primero que llega por consenso en una situación de emergencia, y no como consecuencia de haber ganado una elección.
En el libro El banquero de los pobres, Yunus cuenta el origen y creación de su novedoso sistema de financiamiento. Dado que los bancos solo prestaban dinero a quienes pudieran dejar alguna propiedad como aval, el sistema excluía a los pobres. La idea de Yunus fue sencilla, diseñar un mecanismo de créditos para los pobres con algunas condiciones diferentes a los bancos tradicionales: las cantidades eran menores; el plazo era un año; se tenía la obligación de ahorrar el 5%, que podía utilizarse para emergencias o proyectos colectivos; los préstamos se otorgaban a mujeres porque “el crédito que se concede una mujer produce cambios más rápidamente que el que se concede a un hombre”; y los abonos eran diarios (los auténticos pagos chiquitos) con lo cual se superaba “la barrera psicológica que suponía renunciar a tanto dinero de golpe” cuando llegara el momento de liquidar el adeudo, así en vez de un pago anual o 12 mensuales, la gente hacía 365 pagos.
No está de más señalar que hasta junio de 2024, el monto acumulado de desembolso de préstamos por parte del Grameen Bank, desde su creación, ascendió a 38,655 millones de dólares a 10.61 millones de miembros prestatarios, el 97% de los cuales son mujeres, y con una tasa de devolución cercana al 99%.
El éxito del programa se basaba en el componente grupal. Yunus detectó que “la pertenencia a un grupo no sólo genera apoyo y protección, sino que también atenúa los posibles patrones erráticos de conducta de sus miembros, logrando con ello que cada prestatario sea más fiable. La presión de sus iguales mantiene a cada miembro del Grupo en sintonía con los objetivos generales del programa de créditos. Es el Grupo el que aprueba las solicitudes de préstamo de cada miembro, y es también el grupo el que asume la responsabilidad moral del empréstito. Si un miembro del grupo tiene problemas, el grupo ofrece normalmente ayudar”. Así, los préstamos, si bien son personales, tenían un fuerte respaldo como empresa social.
En Empresas para todos, Yunus señala que “todo lo que se necesita para sacar a los pobres de la pobreza es crear un entorno que les permita desarrollarse”, y su propuesta de empresa social iba en ese camino, dado que ponía el énfasis en el emprendimiento, en la creación de pequeños negocios que no se enfocaran exclusivamente en la ganancia per se, sino en el componente social en el que los dividendos se van a una causa social predeterminada.
La premisa básica de que con un poco de ayuda financiera la pobreza se puede erradicar, es algo que también abordó Jeffrey Sachs en su famoso libro El fin de la pobreza, donde señala, en 2005, que 1,100 millones de personas vivían con 77 centavos de dólar diario, cuando lo mínimo para salir de la pobreza extrema eran 1.08 dólares, lo que representaba en total, un déficit de 124 mil millones de dólares. La cantidad suena estratosférica, pero representaba el 0.6% del PIB anual de los países más ricos. En otras palabras, dinero hay pero falta voluntad. Sachs señalaba que si estas ayudas, acompañadas de otras medidas enfocadas a un desarrollo sostenible, se repitieran durante 20 años, para 2025 se habría erradicado del mundo la pobreza extrema, ya que se estaría generando un desarrollo autosostenido. Por desgracia, el pacto global para acabar con la pobreza nunca se concretó.
Mientras que Sachs hacía énfasis en la buena voluntad de los países donantes, Yunus prefirió enfocarse en las posibilidades que se abrían en las pequeñas comunidades. Más solidaridad y menos beneficencia. Más financiamiento para negocios que subsidios sin objetivos. Yunus aboga en su libro más reciente, Un mundo de tres ceros, que partiendo del trabajo comunitario y solidario se puede conseguir un mundo de cero pobreza, cero desigualdad y cero emisiones netas de carbono. La clave está en cambiar el sistema económico enfocado en la creación de empleos (públicos o privados) por uno que genere entornos para que la gente pueda emprender sus negocios. Como dice Yunus de manera optimista “hemos superado la esclavitud, hemos superado el apartheid, hemos enviado a seres humanos a la Luna y todos ellos son logros que antaño se consideraban imposibles…(hoy) las nuevas generaciones tienen la capacidad de garantizar la eliminación de la pobreza de la faz de la Tierra”. Ojalá y así sea.
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