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Mientras la nieve cubre el suelo alrededor de su camión de tacos verde brillante en la zona rural del este de Oregon, Amado Juárez da los últimos toques a un pedido.
Con información de CNN
Mientras la nieve cubre el suelo alrededor de su camión de tacos verde brillante en la zona rural del este de Oregon, Amado Juárez da los últimos toques a un pedido.
Es una labor de amor para Juárez, de 53 años, que se enorgullece de la comida que él y su mujer preparan y sirven.
“Lo hacemos todo personalmente”, dijo a CNN en una reciente entrevista por Zoom. “Le damos nuestra propia sazón”.
Hace años, el condado de Morrow, en Oregon, habría sido un lugar impensable para encontrar la carne asada, las enchiladas y los tacos por los que Juárez es conocido. Pero el camión de comida de su familia, Tacos Hometown, lleva más de una década funcionando en esta comunidad rural a unos 1.700 kilómetros de la frontera entre Estados Unidos y México, sirviendo “comida mexicana simplemente auténtica” a una clientela mayoritariamente estadounidense.
Un informe reciente del Centro de Investigación Pew sitúa al condado de Morrow como uno de los lugares con mayor concentración de restaurantes mexicanos de Estados Unidos. Según el análisis de Pew de los datos de SafeGraph, más de un tercio de los restaurantes del condado sirven comida mexicana. Los demás condados de la clasificación se encuentran en estados fronterizos.
Es un ejemplo elocuente de cómo la comida mexicana se ha extendido por Estados Unidos.
Aproximadamente 1 de cada 10 restaurantes de EE.UU. sirve comida mexicana, según el análisis de Pew de los datos de SafeGraph y Yelp, y hay restaurantes mexicanos en la gran mayoría de los condados estadounidenses.
“La comida mexicana existe exactamente donde cabría esperar, pero también en casi cualquier otro lugar de Estados Unidos en el que haya un número significativo de personas”, afirma Aaron Smith, director de investigación de laboratorios de datos de Pew. “En el centro de Oregon, entre el océano Pacífico y las Montañas Rocosas, hay una pequeña comunidad de tamaño moderado en la que más de un tercio de los restaurantes sirven comida mexicana, lo cual es fascinante”.
El 99% de la población estadounidense vive cerca de un restaurante mexicano. No siempre fue así
No hay un camión de tacos en cada esquina, como un partidario de Trump advirtió una vez que podría ocurrir en el período previo a las elecciones de 2016, lo que provocó reacciones en contra y burlas en las redes sociales, e incluso inspiró una campaña para utilizar camiones de tacos para ayudar con el registro de votantes.
Pero la cocina mexicana en Estados Unidos está floreciendo cerca de la frontera, y también a miles de kilómetros de distancia. Se pueden encontrar tacos y tamales en camiones de comida y restaurantes de cinco estrellas, en grandes ciudades y en pueblos pequeños.
Hace décadas, el panorama era radicalmente distinto. Como señala el historiador gastronómico Jeffrey Pilcher en “Planet Taco: A Global History of Mexican Food”, a mediados del siglo XX, los restaurantes mexicanos fuera del Suroeste eran escasos en Estados Unidos.
Pilcher señala una serie de factores que han contribuido a la creciente prevalencia de la comida mexicana, incluido un “renacimiento de los restaurantes familiares que sirven cocina regional mexicana en todo Estados Unidos” a medida que un gran número de trabajadores inmigrantes de América Latina llegaban a Estados Unidos a partir de la década de 1980.
Ahora, como muestra el análisis de Pew, la comida mexicana se puede encontrar en casi todo Estados Unidos.
Según el informe, el 99% de la población estadounidense vive en un condado con al menos un restaurante mexicano.
“Los tacos son una parte ínfima de la comida mexicana”, asegura la chef Gabriela Cámara Esta historiadora ve una historia más profunda detrás de las cifras, y una contradicción
La historiadora Natalia Molina afirma que detrás de cada dato hay historias aún más ricas que contar y preguntas importantes que plantear.
“Si queremos entender la inmigración, si queremos entender la cultura latina, si queremos entender nuestros barrios, la forma en que nuestras ciudades y condados y estados están cambiando, la comida y los restaurantes son una parte central de todo ello”, dice Molina. Y las cifras, dice, solo cuentan una parte de la historia.
Sí, los amantes de la comida de todo EE.UU. consultan ahora sitios como Eater para encontrar los tacos más de moda.
Pero, señala Molina, “al mismo tiempo que no podemos aprobar la reforma de la inmigración, cada vez que se encienden las noticias hay una nueva crisis en la frontera”.
“Es hacerse la pregunta: ¿podemos apreciar la cocina mexicana sin abrazar a los mexicanos?”.
Para Molina, distinguida profesora de Estudios Americanos y Etnicidad en la Universidad del Sur de California, la cuestión no es simplemente académica. Está estrechamente entrelazada con la historia personal de su familia.
Natalia Molina explora la historia de su familia, y el importante papel que desempeñó su restaurante en el fomento de la comunidad- en su libro “A Place at the Nayarit”. Crédito: Cortesía de Natalia Molina
La abuela de Molina regentó en su día un entrañable restaurante mexicano en Los Ángeles, y documenta su historia, y la importancia vital de otros restaurantes como él, en su libro “A Place at the Nayarit: How a Mexican Restaurant Nourished a Community”.
Su madre vendió el restaurante cuando Molina era una niña. Sus nuevos propietarios lo cerraron en 2001. Ese mismo año, el edificio se convirtió en un club nocturno.
Alrededor de 37 millones de personas en Estados Unidos tienen ascendencia mexicana, según Pew, y los mexicanos representan el mayor grupo de inmigrantes que viven en Estados Unidos. Aunque hay muchos restaurantes mexicanos en Estados Unidos, por no hablar de los restaurantes que sirven otros tipos de cocina donde trabajan inmigrantes mexicanos, Molina afirma que hay un detalle clave que puede perderse al centrarse en las cifras globales.
La gentrificación está cambiando barrios que antes eran epicentros de la vida de la clase trabajadora latina, dice Molina, y restaurantes muy queridos donde la gente podía encontrar comunidad están cerrando.
“Cuando eso sea sustituido por alguien que venda matcha latte y tostadas de aguacate, no atraerá a la generación inmigrante ni a los inmigrantes de clase trabajadora”, afirma.
Mientras tanto, Molina espera que, además de abrazar la cocina mexicana, los consumidores piensen más en cómo llega esa comida a su mesa.
“Es una cadena alimentada por inmigrantes”, afirma.
Molina, distinguida profesora de estudios americanos y etnicidad en la Universidad del Sur de California, afirma que la ubicuidad de los restaurantes mexicanos solo cuenta una parte de la historia. Crédito: Fundación John D. y Catherine T. MacArthur
Algunos estadounidenses probaron por primera vez la comida mexicana en este camión de tacos
Al principio, Amado y Elia Juárez no estaban seguros de cómo responderían los residentes del condado de Morrow a su camión de tacos.
“Aquí hay muy pocos mexicanos. Cuando nos mudamos a Ione, Oregon, en 2002, éramos los primeros mexicanos”, recuerda Elia.
Así que cuando abrieron su camión de tacos en 2013, optaron por un nombre que esperaban que les ayudara a conectar con los clientes. El antiguo jefe de Amado en la granja lechera donde había trabajado durante décadas les hizo una sugerencia que no pasó desapercibida.
Mientras que muchos camiones de tacos invocan los nombres de sus propietarios o de localidades mexicanas, “Tacos Hometown” pretendía atraer tanto a los trabajadores agrícolas inmigrantes de la zona como a la comunidad en general a la que esperaban servir.
Pero sabían que su herencia mexicana sería un ingrediente clave.
Pintaron el camión de tacos de verde en homenaje al difunto padre de Amado, cuya casa en el estado mexicano de Guerrero era del mismo color.
Y no cambiaron la comida para atraer al paladar estadounidense.
El negocio no tardó en prosperar, recuerda Amado.
“Les encanta la salsa picante”, dice Elia.
Conseguir los ingredientes para elaborar la comida fresca que se ha convertido en su seña de identidad no es fácil. La ciudad más cercana está a 50 minutos en auto, y a menudo tienen que conducir hora y media para conseguir productos a granel. Pero dicen que recorrer esos kilómetros de más, literalmente, merece la pena para mantener contentos a los clientes.
Elia y Amado Juárez delante de su camión de tacos en el condado de Morrow, Oregon. Crédito: Elia y Amado Juarez
La industria láctea ha atraído a más mexicanos a la zona desde que llegaron, pero la familia Juárez afirma que los restaurantes mexicanos siguen siendo relativamente escasos. Los demás camiones de tacos y restaurantes que conocen están a una hora de distancia, al otro lado del condado o fuera de sus límites.
Juárez afirma que la mayoría de los clientes de su camión de tacos son estadounidenses. Abrir el negocio, dice, ha ayudado a su familia a sentirse más cerca de su comunidad.
Le maravillan las generosas propinas que dejan los clientes estadounidenses. En su teléfono guarda una foto del día en que los alumnos de español de un instituto local se presentaron y le cantaron una serenata. Incluso visitó un centro de preescolar para dar una charla sobre comida mexicana.
“Los veo como mis futuros clientes”, ríe.
Y dondequiera que esos niños acaben viajando en los próximos años, habrá un montón de opciones de restaurantes para elegir para los niños de la zona rural de Oregon que aprendieron a amar los tacos en su ciudad natal.