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El Power Up en su mayoría depende de los famosos “rages”, enojos e ira, pero en Shaman King, un anime bastante budista, nos demuestra que la ira y la crueldad no es el camino para poder mejorar como persona.
Marto GoAg / @MartoGoAg
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Shaman King es sin duda un manga que ha roto con el método establecido por el anime shonen, el cual ha sido usado por los animes shonen, siendo una especie de remake del famoso “Camino del héroe” sin embargo Shaman King fue mucho más allá de este género.
Si hablamos de las reglas establecidas en el anime shonen podemos encontrar una gran cantidad, como que el prota sea ingenuo y bueno de corazón, que tenga un rival que sea bastante oscuro y con convicciones que pueden ser debatibles con el protagonista, tener un rage y un power up, siendo estos últimos muy llamativos en este género, siendo la piedra angular de los power ups el Super Saiyajin de Goku, siguiendo con otros power ups como el modo Kurama de Naruto, los Gears de Luffy o Bankais de Bleach.
Por supuesto existen power ups malos y power ups excelentes, un ejemplo de uno muy bueno es el que tiene Gon Freecss en el arco de las Hormigas Quimeras, pero en lo que a mi respecta, otro power up que merece mucho más reconocimiento es el que tiene Yoh Asakura del anime Shaman King.
En el anime Shaman King, Yoh Asakura es un chico que quiere vivir cómodo y sin complicaciones, siendo su objetivo convertirse en el Shaman King, es decir, la entidad que guíe a la humanidad con sabiduría, en pocas palabras, siendo la conexión entre Dios y la humanidad, sin embargo a lo largo de su travesía se encuentra con grandes obstáculos y uno de ellos es un personaje llamado Fausto VIII, descendiente de Fausto el nigromante.
En una batalla que tiene Yoh contra Fausto, este logra herir al mejor amigo de Yoh, Manta Oyamada, el primer amigo humano de Yoh, por lo cual este enfurece y en otros animes, esto podría haber sido material perfecto para tener un rage y un power Up, ya que el mismo Super Saiyajin surgió por la muerte de Krilin, el mejor amigo de Goku, sin embargo, esto no sucedió así.
En esa pelea Yoh al estar enfadado pierde su objetivo y su poder espiritual se ve afectado por su estado de ánimo, perdiendo la pelea, y este al buscar mejorar su poder realiza un entrenamiento que podría contrastar con otros entrenamientos en el shonen, el entra a una cueva.
En Shaman King se nos recalca varias veces que aunque los shamanes luchan entre ellos, no son precisamente luchadores, ellos están un paso más delante de eso, ya que todos los shamanes que están en el Torneo de Shamanes buscan ser el Shaman King para cumplir sus deseos, por lo cual la fuerza física no es lo único importante, por eso el poder espiritual se ve potenciado gracias a aspectos como la sabiduría o el simple hecho de conservar tu esencia en momentos de gran riesgo.
En el entrenamiento Yoh entra a una cueva sin ningún atisbo de luz, ningún sonido, siendo privado de todos sus sentidos, por lo cual él tendrá que cruzar por una cueva sin perder la cordura, conservando su esencia en todo sentido durante este camino.
Este entrenamiento puede sonar simple, pero es uno de los principios del budismo, lograr conservar su esencia a pesar de cualquier adversidad que se pueda presentar a lo largo del camino.
Y es gracias a este entrenamiento que podemos ver una gran evolución en el poder de Yoh Asakura, logrando conservar no solo la calma, si no poder conservar sus ideales, sus convicciones, sus amistades y todo lo que lo hace Yoh Asakura a pesar de estar cerca de incluso la muerte.
Obviamente este power up no es tan llamativo como otros que existen en la industria del anime, pero funciona a la perfección con la obra de Takei y también funciona como una cátedra sobre cómo evolucionar como persona utilizando el ascetismo como herramienta.