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En el búnker de Kamala Harris, clima de fiesta y ansiedad a medida que se anuncian resultados

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La música retumba en el campus de la Universidad Howard, donde la gente baila en un clima de fiesta en el prado central mientras empiezan a llegar los primeros resultados de la eleccion presidencial en Estados Unidos.

 

 

EFE

La música retumba en el campus de la Universidad Howard, donde la gente baila en un clima de fiesta en el prado central mientras empiezan a llegar los primeros resultados de la eleccion presidencial en Estados Unidos. Una mujer canta el himno, y la gente se sumerge en un silencio de sepulcro. El clima cambia cuando un coro de gospel enciende a la multitud. Un escenario con un podio rodeado con vidrios de seguridad espera a la vicepresidente, Kamala Harris, delante del Fredecirk Douglass Hall, un edificio con un frente similar en estilo al de la Casa Blanca que lleva el nombre de una figura histórica: Douglas fue un esclavo que se convirtió en abolicionista y uno de los afroamericanos más prominentes del siglo XIX.

Miles de personas comenzaron a llegar cuando todavía caía la tarde en un apacible día de otoño boreal en Washington, la capital norteamericana y un bastión demócrata, con expectativa de celebración. Un enjambre de periodistas, fotógrafos, camarógrafos y productores se agolpó en dos tarimas frente al escenario, y se reparte cada metro cuadrado disponible en el césped alrededor.

Lejos de allí, en su residencia en el Observatorio Naval, Harris seguía las primeras cifras del escrutinio junto con su familia, sus asesores y miembros del staff de su campaña.

Horas antes, ya una larga fila recorría la avenida Georgia para ingresar a la universidad, alma mater de Harris, y el lugar elegido como cuartel general para esperar el desenlace de la elección más importante de su vida, y una de las más trascendentales para el país. En esa fila se veían muchos afroamericanos y muchas mujeres, con la esperanza de vivir una noche histórica.

“Esta noche es histórica”, dijo a LA NACION Denise Heart, una profesora afroamericana de la universidad mientras esperaba ingresar a lo que, esperaba, sería más tarde una fiesta. “Soy una exalumna, soy miembro del cuerpo docente de esta institución, pero además de eso, soy una exalumna, soy una mujer negra. Así que la campaña, esta noche, es histórica. Estoy aquí, como decimos, sobre los hombros de muchos. Mi abuela, mi madre, yo misma, los que están por nacer, ya sabes, estoy muy, muy, muy orgullosa”, afirmó.

Como muchos otros votantes demócratas, Heart y sus amigas esperaban los primeros resultados de la noche con una mezcla de esperanza, alegría y ansiedad, a sabiendas de la posibilidad de un triunfo de Trump.

Alex Hayden, 37 años, esperaba en la esquina del ingreso a la universidad vestido de traje con una gorra que decía: “Tipos blancos para Harris”. Hayden se mostraba convencido de un triunfo.

“Creo que ya terminó. Creo que Kamala va a ganar. Quiero decir, obviamente creo que será un partido reñido, pero creo que el tema del aborto es lo que la va a poner en la cima. Creo que va a ganar”, dijo a LA NACION.

Charkera Ervin, una abogada afroamericana de 38 años, confesó a este corresponsal que había estado llorando desde el día anterior ante la expectativa de ver a una mujer negra convertirse en presidente del país.

“Siento que tiene un significado muy complejo para mí, especialmente por ser una exalumna de Howard. Ella es una exalumna de Howard. Es miembro de mi hermandad, alpha, kappa, alpha”, dijo mientras caminaba hacia el ingreso al predio. “Con ella, su historia a nivel personal, y no sé, siento que es nuestra. Y es como si fuera nuestra, no solo nuestra campaña preferida en comparación con la campaña que yo hago o el partido con el que estoy alineada. Es como si realmente nos perteneciera”, remarcó.

Mia Naylor, una joven afroamericana de 22 años, dijo que las elecciones se vivían con mucha intensidad porque eran “realmente decisivas” para muchas personas.

“Creo que es realmente una decisión entre tener una democracia o tener una dictadura, y para ser completamente honesta, especialmente porque Donald Trump ha dicho en numerosas ocasiones que si votan por mí ahora, esta será la última vez que voten, ha dado la impresión de que va a intentar convertirse en un dictador y en el rey, y que estas serán las últimas elecciones”, indicó. “Estoy un poco nerviosa –cerró después–, pero también muy emocionada”.