#InPerfecciones
“ ¿Cómo habitar el mundo si, por engaño y falsedad, no sabemos qué es el mundo?”
Pablo Ricardo Rivera Tejeda / @PabloRiveraRT
pricardo.rivera@gmail.com
Me atrevería a decir que el hombre y la verdad han sido, desde tiempos remotos, dos compañeros inseparables en el transcurrir de la historia. Los seres humanos nos preguntamos cosas, queremos saber, pero ¿con qué propósito? Los mitos de la Antigüedad no eran otra cosa que intentos por dar una respuesta atinada a los fenómenos del mundo. En nuestro afán por conocer la realidad tal como es, la verdad ha sido nuestra más poderosa aliada; la señal que nos guía a través de todo tipo de obstáculos.
El término “verdad” es sumamente complejo de entender y, por ende, de explicar. Los griegos lo traducen como aletheia, que, abrevando de la mitología –el río Leteo–, hacía referencia al descubrimiento o ausencia del olvido. Heidegger, en uno de sus escritos, apelaba a la necesidad de regresar a esta noción de la verdad que supera todos los retos del tiempo. Sin embargo, en la actualidad, la verdad parece más una ofensa que un anhelo; ¿por qué alguien puede decir lo que es verdadero?, ¿existe algo como tal? Las consecuencias de estas posturas relativistas y nihilistas conllevan a una existencia miserable para todo ser humano.
Frente a dichos problemas, considero esencial traer a colación los planteamientos de dos filósofos bien conocidos por el público: Platón y Aristóteles. El primero afirma que la verdad tiene un valor en sí mismo. La connotación positiva de la intuición platónica reside en que lo verdadero es lo relacionado con el Bien y, por tanto, lo que se debe buscar. La verdad es buena, no necesito nada más. Por otro lado, Aristóteles presenta una postura más cerrada al explicar que la verdad consiste en decir de lo que es, que es; y de lo que no es, que no es. De este modo, el Estagirita postula una teoría de la verdad que reside en la adecuación a la realidad, en otras palabras, la verdad es decir lo que es el caso.
Pero ¿quedaríamos satisfechos sólo con alguna de las dos? La verdad, afirma Guillermo Hurtado, debe ser un complemento entre la intuición platónica y la aristotélica. Lo que quiere decir es que no se entiende verdad sin hombre, pero tampoco hombre sin verdad. Claro que existe una relación de adecuación entre lo que es y lo que se dice, pero para qué sirve la verdad si no hay sujeto de ella. De hecho, muy probablemente no existiría verdad si no fuera por el hombre, que plantea la dicotomía entre la falsedad y la verdad.
Así, la verdad adquiere, de manera integral, un tinte existencial. No sólo buscamos la verdad para resolver un problema o evitar el error, sino para darle sentido a nuestra vida.
Ahora bien, te preguntarás el porqué de mi explicación. Si bien la verdad es de suma importancia, la teoría no le sigue el ritmo al ámbito de lo práctico. En el mundo donde nos encontramos, existe de todo menos verdad. Sin duda, la prosperidad de discursos y enunciados verdaderos ha quedado en el olvido.
¿No debería ser parte de nuestra vida construir un mejor panorama en el que desenvolvernos gracias a la verdad? Debemos de pensar, entonces, cuánta responsabilidad tenemos para con los demás y para con nosotros mismos. Vivir en el engaño es uno de los peores castigos. Pensar que tengo la razón, vivir en una especie de solipsismo apabullante no hace más que aislarse para siempre. Tantas veces se ha dicho “sapere aude”, atrevámonos a saber, a conocer la verdad, aunque a veces nos cueste. Salir del engaño, tener la disposición necesaria para afrontar las consecuencias de lo que, con autenticidad, ocurre en el mundo.
Alejémonos un momento del panorama político y social. No debemos nadar en la misma corriente de fango que atrapa a las personas para siempre. Debemos conformarnos con nada menos que la verdad. La importancia de la crítica es evidente para este punto; si nos quedamos absortos en todas las mentiras que circulan por nuestros oídos, que somos sino un invento de las fantasías del otro.
¿Cómo habitar el mundo si, por engaño y falsedad, no sabemos qué es el mundo?
Recibe un abrazo.