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Brasil, Colombia y México dialogan con gobierno y oposición en Venezuela para intentar frenar crisis

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Brasil, Colombia y México han estado en permanente contacto con representantes tanto del presidente Nicolás Maduro como del candidato opositor Edmundo González para buscar una solución a la crisis política.

 

 

AP

Tras las disputadas elecciones presidenciales de Venezuela hace nueve días, funcionarios de Brasil, Colombia y México han estado en permanente contacto con representantes tanto del presidente Nicolás Maduro como del candidato opositor Edmundo González para buscar una solución a la crisis política de ese país.

Un alto funcionario mexicano que ha formado parte de las discusiones dijo a The Associated Press que las tres naciones, cuyos actuales presidentes son aliados de Maduro, sostienen “conversaciones” con ambas partes, pero dijo que no se trata de una “mediación” formal porque ninguna de las partes lo ha solicitado.

El funcionario confirmó que hay esfuerzos diplomáticos en curso y admitió que los representantes de los tres países han recomendado al gobierno y a la oposición seguir las leyes venezolanas y comparecer ante las instituciones correspondientes para apelar cualquier parte del proceso electoral.

Esa, sin embargo, es una petición difícil para la oposición, ya que el partido gobernante controla todos los poderes, incluido el Judicial al que utiliza para perseguir y reprimir a sus oponentes.

El funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a discutir el asunto, se negó a identificar a los representantes del gobierno venezolano y de la oposición que han participado en las discusiones y no dijo si el equipo de González ha manifestado su voluntad de apelar formalmente los resultados de la elección.

Por su parte, el canciller colombiano Luis Gilberto Murillo aseguró el martes a la prensa que tanto él como sus homólogos de México y Brasil trabajan para “superar las controversias que se han presentado en Venezuela” y que se espera que esta semana o la próxima los tres gobiernos puedan comunicar los avances que han tenido.

Murillo indicó que los contactos se han realizado con “todas las figuras políticas” de Venezuela, tanto del oficialismo como de la oposición, pero no especificó con quiénes. Dicha facilitación, añadió, no tiene un límite de tiempo estipulado. “Venezuela tiene su propia dinámica y eso es lo que va a condicionar algunos tiempos”, indicó.

A diferencia de otras naciones occidentales, los gobiernos de Brasil, Colombia y México han adoptado una postura más neutral al no rechazar ni aceptar lo que las autoridades electorales de Venezuela declararon como una victoria de Maduro en las urnas. En un comunicado conjunto emitido la semana pasada, esos países pidieron al organismo electoral de Venezuela que publique decenas de miles de actas de escrutinio de votos que son consideradas la prueba definitiva de los resultados.

“El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados”, dijeron en su declaración los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Gustavo Petro de Colombia y Andrés Manuel López Obrador de México.

El funcionario mexicano dijo a AP que los presidentes no han descartado una reunión en persona con Maduro.

Millones de venezolanos acudieron a las urnas el 28 de julio —algunos incluso realizaron vigilias desde horas antes de la apertura de los centros de votación— para las muy esperadas elecciones que, según vaticinaban todas las encuestas, eran el desafío electoral más difícil que Maduro y su gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela habían enfrentado en décadas.

El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó ganador a Maduro sin publicar cifras detalladas, como lo había hecho en anteriores elecciones.

Aproximadamente 12 horas después de que se anunciaran los resultados, miles de venezolanos en todo el país salieron a las calles a protestar y fueron recibidos con una brutal represión gubernamental.

Según los resultados del CNE Maduro obtuvo 6,4 millones de votos, mientras que González, que representó a la coalición opositora Plataforma Unitaria, obtuvo 5,3 millones. Pero González y la líder de la oposición María Corina Machado sorprendieron a los venezolanos cuando revelaron que habían obtenido más del 80% de las actas de escrutinio emitidas por las máquinas de votación electrónica después del cierre de las urnas y afirmaron que Maduro había sido derrotado.

En un análisis realizado por AP de casi 24.000 imágenes de actas electorales, que representan los resultados del 79% de las máquinas de votación, se verificó que González recibió 6,89 millones de votos, casi medio millón más de los que el organismo electoral dice que obtuvo Maduro.

Para contrarrestar las revelaciones de la oposición sobre el resultado de las elecciones, Maduro pidió al Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela que realizara una auditoría de los comicios, medida que inmediatamente generó las críticas de observadores extranjeros que dijeron que el tribunal es demasiado cercano al gobierno como para realizar una revisión independiente.

Los magistrados del tribunal son propuestos por funcionarios y ratificados por la Asamblea Nacional, dominada por simpatizantes de Maduro.

El tribunal convocó a los 10 candidatos que aparecieron en la boleta para una audiencia el viernes. El único que no se presentó fue González. El lunes el tribunal le ordenó comparecer en otra audiencia el miércoles.

También el lunes el Fiscal General de Venezuela anunció una investigación penal contra González y Machado por una declaración en la que llamaron a las Fuerzas Armadas a que le retiren su respaldo a Maduro y no repriman las protestas.

El Fiscal General Tarek William Saab afirmó que ambos “falsamente anuncian un ganador de las elecciones presidenciales distinto al proclamado por el Consejo Nacional Electoral, único órgano calificado para hacerlo” e incitaron abiertamente a “funcionarios policiales y militares a la desobediencia de las leyes”.

Maduro cuenta con la lealtad de las Fuerzas Armadas, el árbitro tradicional de las disputas políticas en Venezuela.