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La abogada resaltó que la FGE debe determinar si el acta de hechos es o no procedente.
Con información de EL UNIVERSAL
Malinches Ingobernables presentaron un acta de hechos ante la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Libertad Sexual y el Libre Desarrollo de la Personalidad, respecto a la violencia sexual cometida hace más de 30 años en agravio de niñas en Cancún, cuando fueron alumnas de Enrique Velasco Garibay, en el Colegio Ecab, una prestigiosa institución escolar en esta ciudad.
Carolina C. y Natalia Carrillo, dos de las víctimas –ahora adultas– acudieron hoy al Centro de Justicia para la Mujer (CJM) en compañía de la abogada, Lizbeth Lugo, para presentar el escrito por violencia sexual, a fin de que la Fiscalía General de Quintana Roo (FGE) determine lo procedente y qué delito correspondería. “Sabemos que, al menos entre los años 1992 al 2000, hay diversas víctimas, pero después del año 2000 ¿quién ha continuado sufriendo esas violencias y dónde están esos testimonios? Eso es lo que necesitamos, que salgan esas mujeres, esas niñas.
“Una frase que ellas me compartieron es que la niña interior que tienen requiere sanación y sanar es tener verdad y justicia sobre su caso. Por eso están aquí y nosotras como movimiento feminista acompañamos”, expuso.
La abogada resaltó que la FGE debe determinar si el acta de hechos es o no procedente, debido a que el delito de violencia sexual ya prescribió, de acuerdo con el marco legal.
—-Delito de violencia sexual
“El delito de violencia sexual tiene una penalidad máxima con agravantes como este, con una persona adulta con relación de poder a través de una figura de autoridad, como es un profesor, director de esa escuela, tendríamos entre 18 a los 25 años para la prescripción, dependiendo de los agravantes, y este caso lo tenemos avanzado a más de 30 años. Entonces estaríamos esperando el análisis de Fiscalía para que nos determine qué sucederá”, manifestó.
Además, lo que impulsa a por lo menos las cinco mujeres que abiertamente han dado a conocer sus casos, es el evitar que otras niñas sean afectadas, toda vez que el colegio se mantiene operando y, Velasco, no solo sigue teniendo injerencia en la institución –fundada por su esposa o ex pareja, Camila S.– sino que da clases de radio a infantes mayas en el sur del estado, en el municipio de Felipe Carrillo Puerto y en Chetumal.
“Para nosotras es muy impactante saber que esa historia ha continuado; que fuimos las primeras, que no somos las únicas, pero que sí queremos ser las últimas”, dijo Carolina, alumna de la primera generación del Colegio, al ser entrevistada.
En su testimonio, refirió haber sido abusada sexualmente desde los siete años de edad y ubica a Velasco Garibay –entonces de 32 años– como su agresor y a Camila S. como su cómplice, pues conforme a su testimonio y a otros cuatro, la dueña del Colegio no solo estaba enterada del proceder del docente, sino que presuntamente fomentaba sus conductas. Carolina relató que el abuso en su agravio fue escalando y se prolongó durante 13 años, ya que Velasco la enamoró y le hizo creer –siendo ella una niña– que lo que sucedía nacía “del amor”. La pequeña lo creyó, entre otras cosas, porque la hija de Velasco –Daniela– sufría el mismo trato, que no veía inusual, sino normal, debido a la manipulación del adulto sobre ellas.
Bajo el mismo patrón, Natalia, contaba con nueve años y él, 36. Velasco le daba clases de Español, en cuarto año de Primaria. Por ser la mejor alumna, la “premiaba”, sentándola en sus piernas frente a todo el salón y cometía el abuso, según su relato. “En mi caso yo me di cuenta muchos años después de lo que me estaba sucediendo, porque cuando se lo conté a mis papás no me creyeron”, resaltó, al mencionar que es fundamental que en México el abuso sexual infantil no prescriba como delito.
“Cuando nos dicen que ya prescribió es como si nos borraran y nos invalidaran lo que nos pasó (…) las niñas y los niños abusados creo que debemos de tener derecho a darnos cuenta y poder alzar la voz en el momento en que estemos listas, haya pasado el tiempo que haya pasado”, sostuvo.
Velasco se aprovechaba de su personalidad carismática, dulce, gentil y amable, para ganarse a las madres y padres de familia, entre quienes figuraban sus propias amistades, dentro de su propio círculo íntimo.
—-Más víctimas salen a la luz
Carolina detalló que, una vez que compartieron sus historias con otras víctimas, ex alumnas del Ecab, se percataron del patrón del agresor. “Nos dimos cuenta que su forma de operar incluye un carisma tremendo, empatía hacia las niñas, genera confianza con los padres de familia, es alguien que tiene una voz muy encantadora; es alguien que sabe adentrarse en las familias y reconocer cuáles son las vulnerabilidades y de esa forma él podía detectar quiénes podrían ser sujeto a su abuso.
“Sí hay toda una red de comportamiento también avalado de personas cerca de él, especialmente por su esposa Camila, quien facilitó el camino al abuso y facilitó el camino al silencio y a que estuviéramos tantos años con esa verdad oculta”, expresó. Natalia respaldó, describiendo a la dueña del Ecab como una figura de autoridad que imponía miedo y era amiga muy cercana de los padres de familia. “Nosotras, siendo niñas, y no conociendo las situaciones, él lo que lograba era hacerte especial, la más querida, y distorsionando el amor, el cariño y lo que es la sexualidad, para más adelante provocar daños en nuestro desarrollo psicosexual a futuro”, manifestó.
Desde esa posición y como maestro y director del Colegio, ubicaba un perfil de víctimas muy específico: hijas de madres solteras, con padres ausentes, quienes presentaban alguna carencia emocional que él llenaba con una actitud “cálida” y “amorosa”, según lo descrito por ambas mujeres y por otras, a manera de testimonios anónimos en el perfil Metoo Ecab, que surgió desde 2020 para denunciar los hechos.
Entre las víctimas que han denunciado públicamente los hechos, desde ese espacio, se encuentran Michele B. y María José O. M. G., esta última, quien relató a EL UNIVERSAL su propio testimonio, confirmando lo sucedido.
La abogada Lugo subrayó que cuando se tiene un perfil con algún tipo de psicopatología o sociopatía, como la de un perpetrador de violencia sistemático o serial, sus personalidades son encubiertas, de acuerdo con el Análisis Criminalístico de Perfiles de Agresores Sexuales. “Pareciera que estamos ante eso y por eso llamamos a toda la población de Cancún y Quintana Roo para que no haya uno más en los espacios estudiantiles”, sostuvo.
Las víctimas, sin embargo, se han topado hasta ahora con la indiferencia social y de las autoridades, que han evitado entrarle al tema. El caso tampoco es sencillo, debido a que Enrique Velasco –fundador del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social (SQCS)– es un personaje apreciado y respetado dentro de la comunidad, quien hasta antes de que el delito que se le imputa fuera deslizándose de boca en boca, poseía una reputación prácticamente intachable, que se ha ido debilitando.
A partir de que el tema resurgió se le ha perdido de vista y se desconoce en dónde está, señalaron a pregunta expresa. Su esposa o expareja, Camila S., salió a amenazar a una de las víctimas, quien en 2004, ya más consciente de los abusos sexuales de los que fue objeto, intentó denunciar, topándose con amenazas.
“En mi caso yo hablé a los 20 años y como que no se escuchó demasiado mi voz.
Fue en un círculo interno, pero de esa forma otras compañeras, otras mamás de la escuela sí se enteraron y gracias a eso 20 años después me vienen a contactar mis compañeras y entonces en ese momento iniciamos. El problema es cuántos años deben pasar para que una puede hablar”, dijo Carolina.