Nacional

Lagos privados emergen como símbolo de desigualdad hídrica en Valle de Bravo

#Nacional
Las orillas de la gigantesca presa en Valle de Bravo, un popular lugar de fin de semana para los ricos y famosos de Ciudad de México, se han convertido en barro seco y agrietado.

 

 

REUTERS

Las orillas de la gigantesca presa en Valle de Bravo, un popular lugar de fin de semana para los ricos y famosos de Ciudad de México, se han convertido en barro seco y agrietado.

Mario García, conductor de lanchas por más de 30 años, señaló a lo lejos un camión rojo, a unos 100 metros, y dijo que allí empezaban las costas en el pasado. La presa se encuentra a menos del 32% de su capacidad, un mínimo histórico, según datos gubernamentales disponibles, expertos y funcionarios locales.

La presa de Valle de Bravo alimenta el Sistema Cutzamala, una red de infraestructura a dos horas de distancia de la capital que es la fuente de agua para unos seis millones de personas en Ciudad de México y sus alrededores. Está lidiando con una fuerte caída en sus niveles mientras sacia a una población en crecimiento en medio de lluvias cada vez menores.

Mientras tanto, hay cientos de lagos y presas artificiales, incluidos algunos que no tienen otro propósito que el de mejorar la estética, en las extensas propiedades amuralladas que pertenecen al nivel superior de la sociedad mexicana en toda la zona, según la presidenta municipal de la ciudad y residentes locales.

Como muchos que ganan dinero con el turismo, los ingresos de García han disminuido considerablemente debido a que los niveles de la presa son demasiado bajos para llevar diariamente a los turistas a practicar esquí náutico o incluso a pescar, lo que solía sustentar a su familia.

Mientras algunos barrios de Ciudad de México han estado sin agua durante semanas, estos cuerpos de agua privados en Valle de Bravo han surgido como un símbolo de acceso desigual que enoja a muchas personas en la comunidad que depende del turismo.

El punto álgido se produce cuando aumentan las tensiones en torno a la escasez de agua en todo el país, con grandes usuarios del recurso, como fábricas y centros turísticos de alto nivel, bajo escrutinio. Manifestantes de Valle de Bravo bloquearon este mes el tráfico cerca de las oficinas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en la capital.

Sin duda, hay otros factores que contribuyen a los problemas del agua. Años de precipitaciones cada vez menores, rápido desarrollo y deforestación han drenado los ríos, arroyos y cascadas locales que conducen a la presa.

La progresiva disminución de las precipitaciones somete a la presa de Valle de Bravo a una presión insostenible, con un déficit del 12.8% el año pasado durante las condiciones de sequía provocadas por el fenómeno climático La Niña, afirmó Jorge Ramírez-Zierold, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En la cercana comunidad de Acatitlán, el manantial natural El Crustel, una importante fuente de agua potable, tiene aproximadamente la mitad del caudal que tenía hace 40 años, dijeron a Reuters habitantes locales, culpando de los desvíos a los residentes que usan cantidades excesivas para regar su césped o jardines.

“Ojalá (los lagos privados) no existieran”, dijo Eduardo Maza, miembro de la organización local Comunidades Organizadas por el Agua (COA). “Pero si existen, que sea de la manera adecuada y bien hecho, y sin perjudicar a los demás”.

Cuando se gestionan responsablemente los lagos y represas privadas pueden aumentar la biodiversidad al atraer aves y animales, según José Rosas, un experto en permacultura que ha diseñado sistemas para muchos de los propietarios de ranchos de la zona.

“No estoy diciendo que no tengan puntos malos, seguramente sí los tienen”, dijo Rosas, quien estima que los lagos privados representan menos del 1% de la capacidad de la presa. “Pero los beneficios medioambientales son mucho mayores”.

“SUMAMENTE AFECTADOS”

Es difícil calcular el impacto que estos cuerpos de agua privados tienen sobre los recursos de la comunidad, según Michelle Núñez, presidenta municipal de Valle de Bravo.

La funcionaria mostró a Reuters páginas de imágenes satelitales que su oficina ha compilado de cientos de lagos en propiedades privadas, que según ella han sido compartidas con la Conagua.

No existen permisos ni autorizaciones para estos cuerpos de agua, dijo Núñez. Quiere que los propietarios de lagos privados se sometan a inspecciones para demostrar que están captando agua de lluvia y no desviando ilegalmente fuentes locales.

“Es muy egoísta de esas personas el tener esos lagos en esos niveles, cuando hay familias que dependen al 100% de ese ingreso y se está viendo sumamente afectado”, añadió Núñez.

La mujer agregó que no puede actuar sin el apoyo federal de la Conagua, la cual no ha realizado estudios ni ha dado respuesta a sus quejas, según ella. Un portavoz de la Comisión no respondió a múltiples solicitudes de comentarios para esta historia.

El Observatorio Ciudadano de la Subcuenca de Valle de Bravo, un grupo de residentes locales, presentó una petición en 2023 contra el gobierno de México en el marco de la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA), que supervisa los temas ambientales en el pacto comercial trilateral de América del Norte.

Para los lugareños como Maza, que ha pasado su vida trabajando con las fuentes de agua de la zona, el cambio será un gran desafío, dijo, especialmente cuando no existe comunicación entre los propietarios ricos y las comunidades locales.

“Llegan en helicóptero o llegan con seis o siete camionetas y pasan así sin parar y ni se fijan en nada”, se quejó Maza.