Cultura

Leyes rebuscadas

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Si un señor el ojo del hijo de un señor ha reventado su ojo se reventará

 

Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com 

 

El código de Hammurabi es una de las primeras leyes que han sido escritas a lo largo de la humanidad. Dichas leyes, inscritas en una estela de piedra, encontrada en la antigua Persia, a inicios del siglo XX, lograron separar la política de la religión.

Los símbolos utilizados fueron cuneiformes, de las escrituras más utilizadas y antiguas, con una antigüedad de tres mil años. Fue utilizado, entre muchos otros, por los sumerios, acadios e hititas, en lo que ahora se le conoce como el Oriente medio.

Pero el nombre, Hammurabi, fue del sexto rey de Babilonia, extendiendo su imperio hasta Mesopotamia después de vencer a sus rivales de otros reinos. La cultura Babilónica era reconocida por ser la que más avanzada en cuanto a la alfabetización.

Algún día, haré una investigación sobre el propio Hammurabi. mientras, pasemos a otro tema que tiene que ver con la ley.

Cerca del río Tigris hay una expedición arqueológica. El motivo de esta aventura es intentar descubrir cómo vivía la gente en la época de las leyes de Hammurabi. Durante la excavación, encontramos tres tumbas. Los compañeros y yo pasamos días y noches investigando el motivo del entierro de estas personas. La solución más obvia fue hacer nuestras propias teorías y aquí les va la mía. 

El primer hombre, un mercenario dueño de una gran hacienda y años después de una guerra donde fue contratado por un oficial, ahora está enterrado de cabeza por la vergüenza que hizo pasar a sus familiares. Por la ley de Hammurabi, murió ahorcado. Pero no fue por haber mentido a la ley sino por otra cosa: acusar a un hombre de peluca sobre una supuesta maldición de mal de ojo.  Todo porque el mercenario, un día iba caminando en medio de la plaza y chocó con el hombre de la peluca y se la tiró. Discutieron un rato y el mercenario, sabedor de que iba a ganar, denunció al otro hombre de brujería. Solo que no pudieron comprobar. Al ser enterrado el mercenario y como medida de disculpa, fue enterrado de cabeza. 

El segundo ataúd era de un calvo que supo el mítico arte de hacer pelucas. Un día, de pronto apareció por la plaza principal con el ornamento sobre su cabeza. Al preguntarle cómo es que su cabello había crecido tanto, les dijo que era producto de un líquido milagroso que solo él poseía. Semanas después tuvo un fuerte encontronazo con un mercenario. En la pelea se le cayó la peluca. Ahí, los comerciantes supieron que no se trataba de un milagro y lo denunciaron ante las autoridades. También hizo lo propio el mercenario. Se decidió que ambos hombres murieran ahorcados. 

Su familia, avergonzada, lo enterró sentado de cabeza para calmar a los dioses y a las autoridades. 

Mientras que el tercero era un oficial que decidió no ir a la guerra para cuidar a su esposa enferma. Solo que la esposa del oficial murió de una enfermedad extraña. Él contrató a un mercenario y éste se hizo pasar por el oficial durante su duelo. Pero en una revisión de rutina descubrieron al impostor. 

El mercenario denunció al oficial e hizo saber a sus superiores que fue contratado. Dijo que el oficial amenazó de muerte a su familia si no lo hacía. En este caso todo era cierto, y al no haber alguien que defendiera al oficial, lo decapitaron de acuerdo con la ley. El acusado se quedó con su hacienda. Los hermanos del oficial, por la vergüenza que les hicieron pasar, lo enterraron cabeza abajo y su cráneo, mirando inerte a su cuerpo.

Las leyes humanas están para hacer justicia más pronta y expedita, como se dice. Es por esto que “era designio de Dios”, como se decía. Tanto para evitar que el pueblo se les descontrolara, como para en verdad castigar a quienes cometían algún asesinato o intentaran engañar al pueblo. Un sistema que al parecer es equitativo, quitas una vida, quitan la tuya. Aunque no recuerdo bien dónde lo leí, pero luego las autoridades se dieron cuenta que con eso no se castigaba en verdad a los que cometían algún acto así y decidieron que vivos y encerrados era una mejor opción para hacerlos sufrir. 

Las leyes antiguas son las mismas, pero con palabras más actuales y rebuscadas que ni los mismos abogados entienden, pero como suenan bien pues hay que impresionar al pueblo y hacer que teman. Así lo dice el capítulo dos del Código Penal Federal, en el apartado de Tentativa: Artículo 12.- Existe tentativa punible, cuando la resolución de cometer un delito se exterioriza realizando en parte o totalmente los actos ejecutivos que deberían producir el resultado, u omitiendo los que deberían evitarlo, si aquél no se consuma por causas ajenas a la voluntad del agente. Para imponer la pena de la tentativa el juez tomará en cuenta, además de lo previsto en el artículo 52, el mayor o menor grado de aproximación al momento consumativo del delito. Si el sujeto desiste espontáneamente de la ejecución o impide la consumación del delito, no se impondrá pena o medida de seguridad alguna por lo que a éste se refiere, sin perjuicio de aplicar la que corresponda a actos ejecutados u omitidos que constituyan por sí mismos delitos.

En cambio, en el Código Hammurabi dice: Si un señor el ojo del hijo de un señor ha reventado su ojo se reventará. Simple, van directo al grano y no lo adornan como el ejemplo anterior.

Como en el enigma del arqueológico, las leyes actuales hubieran hecho un trabajo distinto en lugar de causar la muerte de tres personas. Por ejemplo, el mercenario que dijo que había sido maldecido por el mal de ojo, no pasaba de un loco o borracho. El segundo, el calvo, con la recomendación de un juez, y eso es mucha exageración, comprar un producto para el crecimiento del cabello. En cambio, el tercero amerita cárcel por haber engañado al ejército y enviar a alguien que no estaba capacitado, aunque desconozco la cantidad de años que hubiera pasado adentro el oficial.

 

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