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En medio de esta situación, niños desde tan solo tres meses hasta los 10 o 12 años comparten las dificultades junto a sus familias.
EFE
Juan es uno del centenar de migrantes que fueron detenidos en la Ciudad de México, subidos a un autobús y regresados Villahermosa, Tabasoco.
Ahora, se encuentran refugiados debajo de los árboles en el camellón Ruiz Cortines, una de las avenidas más transitadas de la capital tabasqueña.
“Nos subieron en unas combis, nos llevaron a un peaje y luego nos subieron a un autobús grande, nos trajeron a Villahermosa y nos bajaron aquí sin explicación”, expresa Juan, un venezolano que viaja con su esposa y sus hijos.
La intención de Juan y su familia es continuar el viaje hacia el norte; regresar a su país para él no es una opción. “Mucha gente se ha acercado y nos ha ayudado con la comida, ahorita estamos tratando de solucionar lo de los pasajes. Lo que queremos es avanzar, ya avanzamos, estamos más cerca”.
Otros como él, relatan que fueron detenidos mientras viajaban en tren y trasladados a una zona que describen como una prisión. Fabián Rosales, un hombre de 32 años, partió de Honduras el pasado 26 de septiembre en busca de llegar a Estados Unidos, sin embargo, Migración los retornó antes de llegar a su destino final.
Han pasado más de 20 días luchando para llegar a la frontera de México con el país vecino.
Fabián viaja acompañado con otras personas, incluyendo a tres niños pequeños, uno de los cuales tiene apenas tres meses de edad y es hijo de su hermana.
En medio de esta situación, niños desde tan solo tres meses hasta los 10 o 12 años comparten las dificultades junto a sus familias. Pese a que temen de extorsiones que se interponen en su camino, el deseo de migrantes es retomar su travesía, expresan.