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El enviado especial de Naciones Unidas para Siria instó el domingo a los donantes a no reducir su financiación mientras se agrava la crisis económica del país devastado por la guerra.
AP
El enviado especial de Naciones Unidas para Siria instó el domingo a los donantes a no reducir su financiación mientras se agrava la crisis económica del país devastado por la guerra.
La decisión del presidente sirio Bashar Assad el mes pasado de duplicar los salarios y las pensiones del sector público disparó aún más la inflación y alimentó las protestas en curso que sacudieron la provincia sureña de Sweida, de mayoría drusa, y la cercana Daraa.
Inicialmente provocados por una miseria económica cada vez más aguda, cada vez más personas comenzaron a pedir la caída de Assad, similar al levantamiento que hubo en 2011 y que derivó en una guerra civil.
La ONU estima que el 90% de los sirios en áreas controladas por el gobierno viven en la pobreza y que más de la mitad de la población del país batalla para llevar comida a su mesa.
Cuando la guerra —que lleva 13 años— llegó a un punto muerto, el gobierno recuperó grandes extensiones de territorio perdido con la ayuda de sus aliados clave en Rusia e Irán en los últimos años.
Y mientras el apoyo de los donantes internacionales está menguando, las agencias de la ONU han estado recortando programas debido a años de ajustes presupuestarios.