Sexualidad

Lecciones de la alberca. Parte 1

#Sexualidad
¿En qué piensas cuando haces ejercicio? ¿Sabías que es un excelente momento para entrar en contacto contigo misma e incluso para elevar tu creatividad? Hoy te voy a contar en que pienso yo.

 

 

Dulce Merlos / @la_dulce_vita.mx  @matrioska_libro
dulmerlos@gmail.com

Hace aproximadamente un mes regresé a la alberca. Nadar siempre me ha gustado. Es una de las pocas actividades en las que me siento hábil físicamente y aceptémoslo, eso siempre es grato. Porque eso de levantar pesas o correr no es lo mío, respeto mucho a mis rodillas.

En fin, te preguntarás y a mí que Duls, o sea bien por ti, pero ¿a mí qué? Bueno pues ahí te va, yo creo que la vida es como la alberca y estando ahí siempre se me ocurren varias reflexiones que quiero compartir contigo. En una de esas te animas a nadar.

  1. Yo creo que la alberca es como la vida, una carrera en blanco en la que tú decides el ritmo al que quieres nadar. Generalmente, hay varios carriles con diferentes intensidades o niveles, desde los básicos hasta los avanzados ¿alguno es mejor o peor? No lo creo, simplemente son ritmos distintos, dependiendo de los objetivos de cada quien, puedes meterle velocidad o no. Y brincar de carril si es tu deseo.

2 En la natación, hay distintos estilos de nado, y a veces resulta que eres más rápida para ir de crol que de  dorso o de pecho ¿eso te convierte en mal nadadora? no,solo significa que tienes mayores habilidades para un estilo que para otro y que con práctica puedes desarrollar lo que hace falta para mejorar en cualquier estilo que elijas. Así en la vida nacemos con dones que nos facilitan la vida en algunas áreas, mientras que en otras, pues hay que echarle ganitas para llegar a donde deseamos.

3 Cuando entró a la alberca, muchas veces se me hace súper difícil el arranque, es más, hay días que literal me arrastro de mi cama a la alberca, sin pensar demasiado porque sé que una vez que esté ahí y supere el muro, voy a querer más porque me sentiré capaz y feliz cuando termine la clase. Pero mientras superar los primeros quince minutos puede ser retador. Y lo que hago es lo siguiente, me terapeó a mi misma y me preguntó, ¿quién está cansado? ¿mi mente o mi cuerpo? Muchas veces me doy cuenta que es mi mente la que aún no termina de despertar y que si persevero, si me enfoco en mi respiración, en mover los brazos y las piernas, mi cuerpo empezará a jugar a mi favor y por ende también mi mente.

Entonces la pregunta es, ¿en qué te estás enfocando? En tu cansancio, en el no puedo, en el no soy lo suficientemente fuerte para lograrlo. Y ¿si te enfocas en lo qué si hay? ¿A dónde podrías llegar?

 

4 A veces hacemos ejercicios, que se llaman 25’s o sea tipo hits, es decir, nadar lo más rápido que puedas para llegar al otro lado de la alberca y luego descansar 30 segundos. Se escucha pesado ¿no? pero que crees, que lejos de serlo, logras nadar más rápido porque la mente sabe que llegando al otro lado tendrá oportunidad de descansar y recuperarse. ¿Cuántas veces en la vida, creemos que ir más rápido y sin descansar nos hará llegar más lejos? ¿Quién dijo que descansar era para débiles? A veces vale la pena parar, tomar un descanso y recalcular la ruta, porque créeme una mente descansada piensa con mayor claridad que una agotada.

 

5 ¿Sabes por qué me retiré de nadar la última vez? Porque había logrado llegar al tan ansiado nivel avanzado. Ese donde el calentamiento de inicio eran 500 metros de crol… que casi todos nadaban en  menos 15 minutos. Después de eso seguía la rutina, una serie de combinaciones de estilos que hasta anotaban en un pizarroncito, ni te cuento la presión. Sentir que alguien viene pisándote los talones, es un sentimiento espantoso, saber que tienes que darlo todo en cada vuelta es agotador. Llegó un momento en el que dejé de disfrutarlo, me daba pavor no dar el ancho y ser la peor de la clase. Si, yo soy así, necesito sentir que merezco estar en el lugar donde estoy, dar el ancho pues. Y pues ¿qué crees que paso? Que me retire, deje de ir a hacer algo que me encantaba y que de hacerme sentir poderosa, me hizo sentir como lombriz de agua puerca. En ese momento no tuve la capacidad de entender que bajarme de carril no significaba un fracaso, sino que significaba ir a mi ritmo, no al que los demás me marcaban, era una cuestión de respeto a mi salud mental, que me llevó a abandonar un año y medio de entrenamiento.

Hoy después de casi dos años, decidí  volver y tuve que empezar, no de cero pero si despacio, de cinco carriles nado en el tercero y ahora ya no ansío llegar al cuarto, porque ya se lo que es estar ahí y no es lo que quiero. Yo no aspiro a ser nadadora profesional, yo lo que quiero es mejorar en cada clase y medirme contra mi. Lo que quiero es la sensación de bienestar conmigo misma, de auto-cuidado, de retarme a ser constante y mejorar mi técnica, pulir los puntos finos que me permitan avanzar más rápido con menor desgaste. Ya no me interesa llegar al nivel avanzado, quizás este es mi nivel avanzado, el que me permite retarme sin dejar de disfrutar el paseo.

Recuerda que la vida no admite ensayos así que vive hoy. Nos leemos en quince días.

Duls

#InPerfecto