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“No sabíamos ni qué día era”, relata migrante

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Aunque Ariadne ingresó a México de forma legal, acusa haber sido detenida por cinco meses en dos diferentes estancias del Instituto Nacional de Migración (INM).

 

 

Con información de EL UNIVERSAL

Aunque Ariadne ingresó a México de forma legal, acusa haber sido detenida por cinco meses en dos diferentes estancias del Instituto Nacional de Migración (INM).

Narra que estuvo encerrada bajo llave, alimentándose de perecederos, sin acceso a agua para beber ni a la posibilidad de asearse o comunicarse con su familia.

“No teníamos derecho ni a saber la hora o qué día era”, recuerda angustiada la venezolana de 40 años mientras narra el dolor que sintió frente al trato brutal e inhumano al que personal del INM la sometió desde que les informó que solicitaría refugio.

Refiere que, en 2019, cuando la detuvieron en el Aeropuerto Internacional de Cancún le hacían comentarios como: “inténtalo, igual te van a devolver a tu país”, para que desistiera de su proceso.

Luego la dirigieron a un área de la terminal conocida coloquialmente por los migrantes como la pecera, donde hay mujeres embarazadas, niños y jóvenes en contexto de movilidad que, según el testimonio de Ariadne, han permanecido ahí por meses.

La mujer pasó ocho horas ahí y tras llenar los requisitos fue remitida a una estancia en Cancún, sin poder comunicarse con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.

“¿Por qué lloras? Tú elegiste venir acá a México”, le dijo personal del INM al recibirla en el lugar. Lo recuerda como una cárcel: con barrotes y personas hacinadas.

Le quitaron sus pertenencias y documentos oficiales. Le entregaron una colchoneta y la ingresaron a un cuarto que con el paso de los días se saturó de gente, así como de insectos debido a la suciedad.

Un mes después, a Ariadne le notificaron que sería trasladada a un centro en Chetumal donde le prometieron que su trámite avanzaría. Sin embargo, todo empeoró.

“Ahí nos encerraban con candado. Había una mujer que padecía de sus facultades mentales y nos pegaba o nos arrojaba orines hasta que un día la cambiaron de celda, la encerraron sola y le dieron choques eléctricos.

“Imagínate que hubiera un incendio, terremoto, una urgencia médica, pues te mueres, y eso pasa todos los días, pero hoy se sabe por lo de Juárez”, subraya.