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El gobernador, que ocupa el cargo desde abril de 1993, aún cuenta con el respaldo de los principales políticos.
AP
El fiscal de Beirut acusó el jueves de corrupción al gobernador del Banco Central de Líbano, a su hermano y a una colaboradora, informaron funcionarios libaneses.
Esto sucedió un mes después de que una delegación judicial europea de Francia, Alemania y Luxemburgo visitó Líbano para interrogar al gobernador Riad Salameh y a decenas de otras personas sobre sospechas de corrupción después de que cinco Estados europeos abrieron casos en su contra.
Desde 2019, Líbano atraviesa la peor crisis económica y financiera de su historia moderna, arraigada en décadas de corrupción y mala gestión. Tres cuartas partes de la población del país de 6 millones ahora vive en la pobreza.
Salameh, de 72 años, alguna vez fue considerado el guardián de la estabilidad financiera del país, pero ahora muchos lo responsabilizan de la crisis, citando políticas que aumentaron la deuda nacional y causaron que la libra libanesa perdiera más del 90% de su valor frente al dólar.
El gobernador, que ocupa el cargo desde abril de 1993, aún cuenta con el respaldo de los principales políticos.
Según dos funcionarios judiciales, el fiscal general de Beirut, Raja Hamoush, acusó a Salameh, a su asistente Marianne Howaiyak, y a su hermano Raja Salameh de malversación de fondos públicos, falsificación, enriquecimiento ilícito, blanqueo de dinero y violación de las leyes fiscales. Los dos funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a informar a la prensa.
Justo antes del anuncio, una delegación de la embajada alemana se presentó en el Palacio de Justicia de Beirut para ver al fiscal jefe del Líbano, Ghassan Oweidat, quien se negó a reunirse con ellos, citando su horario de trabajo, informó una de las fuentes.
No se proporcionaron más detalles y no quedó claro de momento si la decisión de Oweidat estaba relacionada con los cargos de Hamoush contra Salameh, que se anunciaron poco después.
Activistas, abogados y críticos de Salameh han cuestionado la riqueza personal que el gobernador ha acumulado a lo largo de los años, pero él insiste en que la obtuvo antes de su nombramiento como gobernador, mientras trabajó como banquero de inversiones para Merrill Lynch durante casi dos décadas.
Salameh dijo que su último salario como banquero fue de 2 millones de dólares al año, y que tenía una fortuna de 23 millones, además de propiedades en las que “invirtió sabiamente” antes de convertirse en gobernador.