Editorial

LUCIMIENTO.

#InPerfecciones
“Lo que tiene que ver en materia de discurso personal y oficial es diferente, la radiografía de las palabras revela el lado oscuro de la Cumbre de Líderes de América de Norte.” 

   

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

La política que hacen los personajes que dicen representar a un país, a una región o a un sector poblacional de éste, es muy asequible, no por el costo económico, porque ya sabemos que si se trata de lucimiento personal, escatimar no figura como concepto en el diccionario de los profesionales de la política, sin embargo, siendo más claros, la política en México es muy barata, barata porque el costo que personal y político para los personajes que se dedican a ésta, es una inversión ínfima en relación con la enorme ganancia que obtienen; bajo estos términos, no es un secreto para nadie que la política es un negocio muy lucrativo, es cierto que hay que empezar recogiendo las migajas que tiran de la mesa los más encumbrados y estar dispuesto a realizar el trabajo sucio para ir escalando posiciones, esa inversión de tiempo, dignidad y recursos, con el tiempo no será nada una vez qué en la cima la disposición del capital humano y económico terminen por premiar la paciencia, la inversión intelectual incluso puede despreciarse porque si te equivocas habrá quién te justifique, por eso la política de los políticos es muy barata, puedes ser tan pendejo como te lo propongas porque siempre habrá alguien dispuesto a parecer más pendejo para hacerte pasar como un genio de los menesteres políticos.

 

Que bonitas son las reuniones o cumbres que organizan los países “amigos” para tratar temas de la mayor importancia, economía, migración, energía, seguridad, etcétera, enarbolan las reuniones que se ven aderezadas con sonrisas, palmaditas en la espalda, abrazos y sobre todo, cordialidad, que incómodo sería que por culpa del rígido protocolo, la afectuosidad no tuviera cabida en una cumbre de líderes.

 

Todo lo demás, es relleno porque termina siendo irrelevante lo que se trata en las mesas de trabajo ya que desafortunadamente la narrativa de estas reuniones se centra precisamente en que todo el mundo sonríe todo el tiempo, para el caso de la reunión entre los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá parece poco relevante que México solicite se regularice a los migrantes que trabajan en Estados Unidos mientras admite recibir a 30,000 migrantes deportados por el vecino país del norte, o que México vuelva a poner sobre la mesa el ofrecimiento de mano de obra que podrían necesitar sus vecinos, incluso que México acuerde la utilización de energías limpias cuando la prioridad se encuentra en la refinación de energéticos fósiles; esa discusión pasa a un segundo plano cuando el excesivo uso político del simbolismo acapara la discusión y la narrativa, el peso mediático que se le dio al aterrizaje del “Air Force One” en el aeropuerto Felipe Ángeles estuvo atiborrado de una narrativa a favor y en contra repugnantes, por un lado, quienes lo celebraron hasta el orgasmo solo demostraron la incapacidad mental para dimensionar de manera correcta un hecho que se manejó al nivel de la masturbación ideológica, por otro lado, quienes se engancharon señalando que recibir a Joe Biden en Santa Lucía era poco digno, estuvieron al mismo nivel de quienes lo aplaudieron porque ambos se olvidan, qué, el Aeropuerto Internacional Benito Juárez se está cayendo a pedazos, de modo que en términos simples y críticos, de los dos aeropuertos que dispone la zona conurbada de la CDMX no se hace uno, siendo así, recibir a los mandatarios de Estados Unidos y Canadá en cualquiera de estos dos aeropuertos resulta poco digno en términos simples, por eso esta discusión es totalmente estéril.

 

Desafortunadamente, también se volvió a caer en el exceso de lo banal, se criticó el menú, la vestimenta, el peinado, los zapatos, el contacto físico y la limitante del idioma; ciertamente saber varios idiomas es muy útil, sobre todo si te jactas de ser mandatario de un país, en ese sentido, valdría la pena criticar al mismo nivel a todos los protagonistas de la cumbre, y así como se critica a López Obrador por no saber inglés, también debe criticarse  a Joe Biden o a Justine Trudeau por no hablar español, la vecindad geográfica y los tratados económicos vigentes les hace tener la misma obligación si se pretende explotar el tema del trato entre iguales; en ese aspecto, parece un despropósito engancharse en esos menesteres cuando lo que se trata en las cumbres de líderes incidirá directamente en la vida de los ciudadanos, pero esa reflexión es más personal porque cada quien tendrá la mejor opinión y habrá de valorar que tan útil es criticar el planchado de la ropa o el color de los zapatos.

 

Lo que tiene que ver en materia de discurso personal y oficial es diferente, la radiografía de las palabras revela el lado oscuro de la Cumbre de Líderes de América de Norte, el excesivo protagonismo de López Obrador al cierre de la reunión, fue la cereza de un pastel atiborrado de una sobreactuada actitud donde la consigna era hacer reír a toda costa a los invitados, robar cámara durante 27 minutos con una soporífera respuesta que no le permitió a Biden y a Trudeau responder más cuestionamientos no resulta sorpresivo ya que no podía ser de otra manera, el complejo de inferioridad de López Obrador quedó de manifiesto como el sello de una personalidad obsesiva enfocada en el lucimiento personal.

 

En fin, lo que emane de esta cumbre, valdrá la pena analizarlo con calma para saber si realmente la cordialidad fue la tónica de la reunión, porque una cosa es el discurso oficialista y otra lo que en la práctica se implemente o se haya firmado, celebrar estas reuniones como si fuera un logro histórico seguir ofreciendo mano de obra y terreno fértil para la manufactura no es precisamente tratar entre iguales.

 

La parafernalia oficialista, nos recuerda que la política es muy barata porque la clase trabajadora puede padecer accidentes en el transporte público mientras la imagen de los personajes políticos se encumbra con optimismo desbordante, tanto triunfalismo pretende tapar el sol con un dedo sobre la realidad del ejercicio de la política, qué, es un ejercicio de alto riesgo pero para la población,  porque gente como Claudia Sheinbaum que solo se sube Sistema de Transporte Público Metro para tomarse la foto desconoce los riesgos que ello implica ante la evidente falta de mantenimiento, la clase trabajadora –que si trabaja- es la que tiene que soportar el mal estado del transporte y las absurdas declaraciones de la “Regenta” de la CDMX que prefiere trasladar la responsabilidad del cuidado del transporte público a los usuarios como si estos hubieran provocado el choque de trenes de la línea 3 que dejó un centenar de heridos y el deceso de una estudiante, porque es más importante ir de gira proselitista que atender el encargo que ganó en la urnas. Por eso la política de estos políticos es muy barata, podrían matar a muchos y les saldría muy económico en materia de imagen porque siempre habrá quien los justifique y siempre habrá cumbres para lucirse.       

 

#InPerfecto