Cultura

La industria cultural de Max Horkheimer y Theodor W. Adorno

#Cultura
cuanto menos cuesta algo, menos les es regalado

 

 

Ricardo Sandoval
luizandcar18@gmail.com / @LuisRSandoval5

 

Para iniciar el año y esta nueva serie de textos, retomamos a Max Horkheimer y a Theodor W. Adorno. Recapitulando quienes eran estas personas, Max Horkheimer fue un filósofo, sociólogo, parte de la teoría crítica en la escuela de Frankfurt. Por su parte, Adorno, filosofo, sociólogo, escritor de temas de psicología, musicología y afines, fue también parte fundamental de la Escuela de Frankfurt, tema del que escribiré en un futuro medianamente cercano.

El texto que les voy a hablar, específicamente, es el titulado La industria cultural, en el libro Dialéctica de la Ilustración

Retomando el tema de dicho ensayo, escrito por ambos filósofos de origen alemán, hay tres citas que me parecieron importantes y son las siguientes:

  1. No hay ya nada caro para los consumidores. Y sin embargo estos intuyen que cuanto menos cuesta algo, menos les es regalado. La doble desconfianza hacia la cultura tradicional como ideología se mezcla a aquella hacia la cultura industrializada como estafa.
  2. La cultura es una mercancía paradójica. Se halla hasta tal punto sujeta que ya ni siquiera es intercambiada; se resuelve tan ciegamente en el uso que no es posible utilizarla.
  3. Hoy la industria cultural ha heredado la función civilizadora de la democracia de la frontier y la libre iniciativa, que por lo demás no ha tenido nunca una sensibilidad demasiado refinada para las diferencias espirituales.

 

Al crear falsas necesidades, el pueblo cae irremediablemente ante esto. Es decir, es el pensamiento de masas. Muchas personas siguen las tendencias sin siquiera estar enterados de lo que trata, solo la siguen porque el vecino lo hace. 

En el plano de la literatura es algo similar, porque está en un punto donde considero que no hay un punto medio. Por una parte, se cree que lo culto es algo incomprensible, inalcanzable y por el otro, que la cultura popular no vale la pena siquiera que se le estudie. Porque hablar de cultura ha sido siempre algo que va contra la cultura.

Dicho eso, incluso se puede ver actualmente en los temas de la política. La alianza del PRIANRD, quienes menosprecian al pueblo, pero que dependen del pueblo (sin que ellos lo quieran ver). Consideran su alianza como algo inalcanzable para la gente de a pie, similar a los Dioses del Olimpo, con la única diferencia es que no son ni dioses ni mucho menos están en el Olimpo.

Los programas sociales impartidos en este sexenio a favor de las madres solteras, las becas estudiantiles, el apoyo económico a las personas de la tercera edad son vistos como algo malo. 

¿Para qué se apoya al pueblo y no a los políticos y empresarios privados si ellos son los que nos han traído beneficios como el Fobraproa, la refinería de Felipe Calderón, la suavicrema gigante, la casa blanca de Peña Nieto, etc.?

“El pueblo no sabe ni lo que quiere y si lo sabe, es porque nosotros, la alianza del PRIANRD es porque se lo decimos”.

De cualquier manera, la dualidad de la llamada alta y baja cultura, si se le puede llamar así, es que se considera que la primera es demasiado cara y el segundo es muy barato. Si es demasiado barato, impacta negativamente dentro de nuestras mentes que nos hace, por mero impulso, creer que es de una calidad menor o incluso una copia de la alta cultura y de esa manera es que solemos irnos a lo que cuesta más. De manera similar a lo que se usa en la mercadotecnia en la actualidad. Tan bombardeados estamos que ya ni sentimos lo duro sino lo tupido.

De modo que de ahí es que se aprovechan para crear las llamadas falsas necesidades. Pero: la cultura es una mercancía paradójica. Se halla hasta tal punto sujeta que ya ni siquiera es intercambiada; se resuelve tan ciegamente en el uso que no es posible utilizarla. No hay valor en eso, pero al mismo tiempo, eso es lo que la hace invaluable. El punto medio es inexistente, como se mencionó con anterioridad. 

Por esta causa es que hago la siguiente pregunta: ¿Necesariamente refleja el gusto de las mayorías o es un gusto inducido? Considero que es un gusto inducido que con el tiempo se va convirtiendo en el gusto de la mayoría. Por ejemplo, si alguien a quien le creemos ciegamente nos dice que tal producto es mejor, lo probamos sin dudar y decimos que es lo mejor en nuestras vidas hasta que llega el otro y mejorado producto, repitiendo el ciclo. 

Lo mismo pasa con los que están en el canon: ellos dictaminan que es alta cultura y que no lo es. Suelen subestimar la capacidad de la gente. No los conocen muy bien ya que creen que todos son de su mismo estatus social. Retomando brevemente lo dicho con la alianza política del PRIANRD, es que muchos de los políticos involucrados es que nos llaman “ignorantes” por no votar a su favor, cuando ni siquiera tienen una propuesta real de gobierno, más que velar por sus propios intereses y no los del pueblo, quien es el que al final toma la decisión.

Por consiguiente, se tiene la creencia que el arte en general es exclusivo de los ricos. Aquellos que tienen la capacidad económica de estudiar y de prepararse en la pintura, la escritura, en los viajes que realizan por todo el mundo. Es algo que el pueblo no entendería y se convierte en la percepción social de un grupo determinado. Esto es porque al pueblo no le interesa la investigación científica ni el arte. Pero tanto la ciencia como el arte es humano y tradicionalista.

¡Hasta la próxima!

 

#InPerfecto