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La ONU llamó este jueves a la comunidad internacional a seguir el diálogo para encontrar una solución al “dilema” que ha supuesto el veto del Gobierno talibán de Afganistán para que las mujeres no trabajen en ONG.
EFE
La ONU llamó este jueves a la comunidad internacional a seguir el diálogo para encontrar una solución al “dilema” que ha supuesto el veto del Gobierno talibán de Afganistán para que las mujeres no trabajen en ONG, y alertó del “impacto en cascada” que afronta el país.
El representante especial adjunto del secretario general de la ONU, Ramiz Alakbarov, indicó en una rueda de prensa que el impacto de la medida empieza a notarse en algunos programas, algunos más acuciantes que otros, como los destinados a refugios para el invierno o a la cosecha de los próximos meses.
Alakbarov, también coordinador humanitario residente en Afganistán, explicó que sin mujeres en el sector humanitario no se pueden hacer ciertas evaluaciones para concluir programas y lanzar otros, por lo que advirtió que “lanzar nuevos programas será prácticamente imposible en este entorno”.
“La ayuda nunca puede condicionarse. No puedes condicionar dar comida o asistencia a una persona famélica o que está muriendo (…), y otro elemento importante es que no puedes excluir a un género o a una categoría particular de gente, y ese es el dilema de la situación”, explicó.
Alakbarov señaló que cerca de un 30 % del personal de las organizaciones no gubernamentales en Afganistán son mujeres, por lo que dudó si en las discusiones sobre la medida los talibanes tuvieron en cuenta esa cifra, especialmente cuando en muchos casos ellas son el único sostén de sus familias.
Negó además la “percepción” de que las vacantes que dejen las mujeres en el ámbito humanitario serán reemplazadas con hombres: “Eso no va a pasar, simplemente porque (esos trabajos) no tienen el propósito de servir a la población masculina. Si esos puestos se pierden, se pierden”.
La ONU es el organismo internacional con mayor presencia y estructura en Afganistán y un “interlocutor” importante con el Gobierno, lo que tras el veto talibán de las mujeres en las ONG y en las universidades ha permitido a Alakbarov reunirse con ministros de varios sectores.
Habló de una reunión “bastante constructiva” de su equipo con el ministro de Salud en la que se acordó que “no debería haber una barrera” en la sanidad para las mujeres y niñas y que “los proveedores de servicios pueden volver al trabajo”, aunque se mostró cauto respecto a la práctica.
Mientras, dijo que el ministro de Economía expresó preocupaciones por la observancia de las tradiciones musulmanas como el uso del hiyab, pero denotó un “entendimiento” sobre la importancia del rol de las mujeres en la economía, uno de los ángulos desde los que se dialoga.
El diplomático dijo esperar que la tendencia a restringir la vida pública de las mujeres se revierta y consideró “importante que los países ricos de la región y el mundo islámico también siga hablando” sobre el asunto, como han hecho algunos clérigos musulmanes y figuras conocidas.