Cultura

Armando Petrucci: Leer por leer: un porvenir para el futuro junto a Haruhi Suzumiya

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“Mientras exista gente que lea, existirán los escritores.”

 

 

Luis Ricardo Sandoval / @LuisRSandoval5
luizandcar18@gmail.com  

 

Armando Petrucci nació en Roma, Italia, en 1932. Se graduó de la universidad de Roma “La Sapienza” en 1955, un ávido conservador en la Biblioteca de la Accademia Nazionale dei Licei e Corsiniana. A su vez, fue un talentoso paleógrafo, que es el estudio de las escrituras antiguas y estudiar la evolución a la actualidad de dichos escritos. Escribió mucho sobre la educación, incluyendo el ensayo que les traigo en esta columna: Leer por leer: un porvenir para el futuro.

De acuerdo a lo que comenta el autor en su texto Leer por leer: un porvenir para el futuro, la sociedad produce lectores pero no escritores. Todo va en relación, porque a mediados del siglo XX el incremento de las personas que leían se incrementó exponencialmente, siendo más del doble que en años anteriores. También comenta que se escribe con un sentido distinto de actividad. Mientras exista gente que lea, existirán los escritores.

Pero hay que decir que a pesar de lo que se mencionó, el analfabetismo es muy grave, no solo por cuestiones económicas, sino políticas y religiosas. Por medio de la lectura es que se ha controlado a la gente, se les dice lo que hay que leer, dónde hay que leerlo y cualquier otro material que se oponga, es considerado como no apto para esa persona. Además, por medio de la misma lectura el control de la gente se facilitaba a diferencia de la escritura. 

Esto es, aparte de lo que se dijo con anterioridad de lo que hay que leer y cuándo, que es más fácil censurar a quien escribe. A pesar de ser procesos individuales, que alguien se atreva a escribir es rebelde y va contra el sistema, porque cuando alguien escribe, está abriendo su pensamiento y esto incita a los demás a que hagan lo mismo. 

Se puede ver una contradicción, porque hay escritores que viven de estar a favor del adoctrinamiento de cierto tipo de la razón, ayudando a que se controle a cierto sector de la población.

El que se enfoque en leer y no escribir también afecta a la educación. Esto es porque se divide más de lo que ya está la lectura. En el caso de los Estados Unidos están por sectores: los jóvenes culturizados en el rock, los videojuegos, etc., y las personas “tradicionales”, por llamarles de alguna manera”, que van al teatro, a las bibliotecas o librerías, escuchan música clásica. A los primeros se les suma, además, el analfabetismo de la llamada lectura clásica o de calidad, donde el pensamiento crítico no se desarrolla. 

La alta cultura es dominada por los universitarios y estudiantes de escuelas privadas contra la cultura popular de los barrios bajos. Esta separación viene desde que está formado el canon occidental. 

En los Estados Unidos se considera al libro como una mercancía, si le ven una buena y jugosa ganancia, se arriesgan a publicarlo de acuerdo a la oferta y la demanda del público. Al ser de esta manera, es inevitable que fluctúe y consideren que haya una crisis. 

Por su parte, en Europa, no se le ve de manera completa como algo intercambiable. Sí hay oferta y demanda, pero se tratan de enfocar en construir, lo mejor posible, el pensamiento crítico. Aunque por los elevados costos en la producción de un libro y su tiraje, termina elevando el precio final de aquel producto, haciéndolo inaccesible para muchas personas. 

Sin embargo, en Japón es cultural su lectura, que es muy elevado, a cambio de que los costos de producción de producción son más accesibles: produce casi 40.000 títulos al año con una tirada total de cerca de mil millones y medio de ejemplares y que cuenta con unas 5.000 empresas. (Armando Petrucci, Leer por leer un porvenir para la lectura, en Historia de la lectura en el mundo Occidental, Pág. 607). 

Aunado a que por la naturaleza de los japoneses, es más difícil que sus libros se exporten al resto del mundo, esto por diversos motivos: pueden causar polémica al ser de una cultura muy distinta a la occidental, diferencias de pensamiento o incluso, porque lo consideran de su propiedad o simplemente porque su mercado principal es Estados Unidos y Canada y algunas regiones exclusivas de Europa. 

Aunque el auge del género de las novelas ligeras y del anime, en sitios legales como ilegales, ha hecho que los mismos japoneses se enfoquen en un mercado más allá de sus fronteras. Este género no es nuevo, nació, aproximadamente en la década de los años 70 u 80’s, pero no fue sino hasta que llegó su máximo exponente en la materia a principios del año 2003: La Melancolía de Haruhi Suzumiya. Graciasa esta obra de ciencia ficción mezclada con la realidad de la época, su autor, Nagaru Tonigawa, nos narra las aventuras de Haruhi Suzumiya y sus amigos, desde el punto de vista de uno de ellos a quien únicamente se le conoce como Kyon. Pero no son aventuras sosas como la novela de las ocho, sino que se mezclan diferentes géneros, como el cyber-punk, los viajes en el tiempo y personas con poderes paranormales. 

Con doce novelas escritas, la última de ellas publicada en el 2020, Haruhi suzumiya como se le llama a la franquicia, provocó millones de risas, bailes en los eventos (algunos de esos bailes aún se pueden ver hoy en día, pero muy esporádicamente). Fue el estandarte y el pretexto para que Japón empezara a exportar un poco más de la cultura friki a todo el mundo. Pero así como tomó al mundo por asalto, Haruhi suzumiya desapareció en el 2011.

Retomando de manera breve a las novelas ligeras, su publicación suele ser en papel reciclado y en grandes tirajes en revistas. Para la alta cultura, este tipo de publicación se le considera como “literatura basura” al no ser considerada muy importante para acercarnos a los verdaderos clásicos mundiales y supuestamente “fácil de digerir”.

En la actualidad, el lector rechaza cualquier intento de ser adoctrinado o educado. Este es uno de los motivos, yo considero, de querer la lectura consumista por ser “fácil de digerir”. No importa la literatura clásica, la historia, los libros de ciencias como los de matemáticas, biología o geografía. Quieren leer más no pensar.

La lectura, de por sí dividida, termina seccionada más de la cuenta para ser atractiva a los lectores, especializándose en más campos por el aumento de lectores en el mundo. Es más, pienso que la crisis lectora ha sido porque la industria no se supo adaptar, aún, a la globalización y a los tiempos actuales. Por otra parte, también tiene que competir contra la televisión y el internet, mermando un poco esa atracción a su público objetivo.

Otro de los problemas es que el canon actual es relativamente inexistente y seguimos dependiendo de un canon de hace mucho tiempo. Tampoco hay grandes escritores contemporáneos porque los gustos lectores se han diversificado y cambian a cada instante. Antes, la lectura (y la escritura) eran actos de rebeldía contra el estatus quo de la época. Ahora es un adorno dentro de las casas.

 

¡Hasta la próxima!

 

#InPerfecto