#Sexualidad
…Y para poder estar cerca del amor y llamar con amor a un hijo, primero tenemos que llamar y recibir nuestra propia vida…
Viridiana Martínez Valencia.
lachula.viridiana@inperfecto.com.mx / https://www.facebook.com/enchulamesta/
«Quiero a mis hijos, pero me arrepiento de mi maternidad» se ve muy a menudo como algo imposible por definición, porque ¿cómo es posible que el deseo de borrar la maternidad no signifique al mismo pretender eliminar la descendencia?
Me resultaba duro decir que tener un hijo había sido un error…en conclusión es una gran carga para mí. Tardé Mucho tiempo en poder decir esas palabras, en concreto cuatro años ¿Cómo llegué a esa conclusión? Desde hace un año que la pandemia llegó y mi única red de apoyo (escuela-guardería) se vio obligada a suspender servicio y así escuela en casa, trabajo a distancia y mi necedad por querer levantar mis proyectos, hicieron que una palabra empezara a sonar fuerte en mi interior…ARREPENTIMIENTO.
El arrepentimiento es una postura emocional subjetiva que refleja los valores, las necesidades, decisiones y la historia personal de cada individuo, pero al mismo tiempo se forma por el entorno, sigue el marco de la sociedad y su expresión o inexpresión tiene una relevancia social. Lo que lamento es la maternidad y no la existencia de mi crío en el mundo, esto pone de relieve el hecho de que me refiero a mi hijo como ser humano al margen de mí misma que tiene derecho a vivir, mientras que al mismo tiempo me arrepiento de ser responsable de su vida.
Por lo tanto, aunque está claro que mis ansias de no maternar incluyen la no existencia de mi hijo en general, desear no ser madre de nadie no implica necesariamente querer eliminar a mi crio en particular o tomar mis cosas dejarlo en manos de su padre o bien al cuidado de mis padres. Esta distinción busca, por consiguiente, cortar por un instante siquiera el cordón umbilical imaginario entre miembros de una familia y permite a madres e hijos tener una relación más allá de su lugar en la familia, de separar mi rol de madre al de mujer sin sentir señalamientos o rechazo. Sin embargo, dicha búsqueda se percibe a menudo como imposible. Una madre es una madre, siempre tiene que actuar como una madre y nunca puede escapar de su identidad como tal.
Se pierde la vida al dar vida, ya que se enfrentan a la pérdida de la corporeidad, de tus pasiones previas, a la pérdida de facetas de tu relación sentimental o no sentimental anterior, a la eliminación de su precedencia en el mundo, a la disminución de la creatividad e incluso a la pérdida de palabras.
El arrepentimiento se vincula a la falta de amor maternal, como si ambos fueran sentimientos parasitarios, que solamente pueden vivir a expensas uno de otro, sin ser posible de ninguna manera la coexistencia de arrepentimiento y amor de madre. O hay amor, y por tanto no hay arrepentimiento, o hay arrepentimiento, y por tanto no hay amor. Pero prestar atención a la propia salud mental y física como madre es primordial, ser conscientes de nuestras limitaciones como madres, saber que a veces tomamos decisiones pragmáticas, con el afán de velar por el bienestar de nuestras crías y reconocer que a veces lo mejor para ellos es que vivan con el padre (cuando se tiene el privilegio de haber coincidido con un hombre que ejerce y asume su paternidad) y hacer las paces con la maternidad.
Saber qué día engendraste a tu hijo, a qué hora y todos los detalles es simplemente hermoso. Yo recuerdo bien el día que concebí a mi crío, hacer un hijo con amor, no es igual que hacerlo sin amor, y no significa que si se engendró un hijo lejos del amor, este vaya a ser menos bueno que otro, pero si hay una realidad latente y es aquello que nuestros padres nos transmiten en nuestro aprendizaje y está en la primera transmisión que nuestros padres nos hicieron, la alquimia femenina dice que si nuestra vida no es llamada y recibida en amor, es difícil que luego sepamos que es el amor, porque nuestras células no lo reconocen. Y para poder estar cerca del amor y llamar con amor a un hijo, primero tenemos que llamar y recibir nuestra propia vida.
Si yo pudiera regresar el tiempo seis años y se me diera la oportunidad de replantear mi decisión y planeación de mi maternidad, a sabiendas de todos los sucesos que ocurrieron después del nacimiento de mi crío, definitivamente postergaría ese momento de la concepción, pues tenía una idea equivocada del amor, vivía bajo la fantasía del amor Disney.
Yo tomé la decisión de maternar y me causaba gran ilusión, en ese momento en mi vida yo solo tenía amor para otra persona, pero, no lo tenía para mí, el amor propio llegó a mi vida dos años después de que nació Viridiana la madre y me ha dado el valor de hacer infinidad de cosas que nunca antes creí que podría hacer o simplemente las Diosas me han puesto en caminos apremiantes y con las personas correctas, aprendí a dejar de romantizar la crianza y decir abiertamente que la maternidad aún cuando es elegida, es cansancio, estrés, llanto, depresión, desesperación, dolor, insomnio, soledad, migrañas constantes, frustración, gastritis, colitis (lista interminable).
Es no poder salir con tus amigxs a eventos entre semana, cursos u otras actividades porque no tienes quien cuide de él, porque no es tan fácil dejarlo bajo el cuidado de otrxs, la culpa y el remordimiento son una constante. Es llegar tarde a X lugar porque al crío se le salió la pipí o la popó, es andar siempre con prisas, es correr a la escuela y después correr a tus labores, es la cero empatía de lxs jefes cuando se enferma Lorenzo, es pedir permisos constantemente en el trabajo por juntas o eventos en la escuela y que compañerxs del trabajo se molesten porque “pides muchos permisos”, es saber administrar tus días de vacaciones para poder estar con él en sus vacaciones o en mi caso repartir esos días con su padre, es pasar las fiestas de fin de año “sola” porque tienes que intercalar esas fechas con la familia paterna de tu crío.
Es que tu casa el 90% del día esté tirada y sucia aunque la limpies 10 veces al día, es tener que estudiar, trabajar y cuidarlo al mismo tiempo, dormir de madrugada porque es la hora en la que puedes trabajar mejor y sin interrupciones, es dejar a tu hijo una hora más en la escuela porque de otra forma no podrías cubrir tus ocho horas laborales y si no trabajas no hay dinero (porque el sistema de pensiones en nuestro país es absurdo) y si no hay dinero no hay comida, vestido, calzado y demás.
La crianza es ser criticada constantemente porque haces o no haces, porque nunca nada es ni será suficiente para este sistema, siempre seremos malas madres, desobligadas, huevonas, fodongas, mantenidas o simplemente nuestra crianza no es la adecuada. Tenemos derecho a decir que estamos hartas de todo y tomar un respiro para poder seguir porque ¿quién cuida de nosotras cuándo enfermamos o nos sentimos mal?