Editorial

SENSIBILIDAD.

#InPerfecciones
López Obrador sonríe y bromea como es su costumbre, y para no darle el gusto a toda la clase opositora de verlo “enojadito”

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C  
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Si la jornada electoral del pasado 6 de junio resultó todo un éxito para Morena, entonces ¿por qué está tan sentido el Presidente?, todo el mundo incluidas las coaliciones se jactan de haber obtenido excelentes resultados, y es natural, un partido político desahuciado como el PRD claro que va a celebrar que todavía haya quién deposite un voto por ellos en las urnas, lo mismo para el resto de los integrantes de dicha coalición, sin embargo, resulta que el Presidente se sintió profundamente ofendido por resultados como el de la CDMX, donde le arrebataron a Morena el control del bastión de la “pseudoizquierda”, ¿cómo es posible que alcaldías como Cuauhtémoc o Álvaro Obregón hayan caído en manos opositoras? Sobre todo si a pesar de la tragedia de la línea 12 en Tláhuac –como lo dijo López Obrador- la población de aquella demarcación se mostró “comprensiva”, -después de todo las obras pueden caer-, es decir, no hubo afectación política. 

 

Pero el Presidente ha estado rumiando el tema de las otras demarcaciones donde “el pueblo bueno” resultó no ser tan bueno para las aspiraciones políticas de Morena, porque ahora a la lista de enemigos de su 4T se han sumado los “clasemedieros aspiracionistas”, esos que dice el Jefe del Ejecutivo que es muy difícil convencer porque gozan de altos niveles académicos. El caso es que el acomplejado del Presidente lleva dos semanas regurgitando el tema, lo interesante es que la reacción beligerante del Presidente no es la misma que la de Mario Delgado presidente nacional de Morena, no, al contrario, Delgado anda muy contento presumiendo, es más, como estará de “sensible” López Obrador que se atrevió a considerar que podría “convencer” –eufemismo para comprar- a algunos diputados priistas para conseguir empujar las reformas que enviará al Congreso.

 

López Obrador sonríe y bromea como es su costumbre, y para no darle el gusto a toda la clase opositora de verlo “enojadito”, sigue mintiendo sobre el abasto de medicamentos, la baja incidencia delictiva, la recuperación económica, etc. es decir, sigue presumiendo “el fantasioso mundo del bienestar” en el que vive, mientras justifica la tendencia del voto en contra a su proyecto de gobierno en el aspiracionismo egoísta, la prensa “chayotera” y la encarnación de Satanás en la tierra, el neoliberalismo. 

 

Nada de lo anterior debe sorprendernos –una vez más-, el Presidente que vive en una negación constante, va cerrando cada vez más la brecha entre el pasado lejano y el pasado inmediato, la lista de adversarios a sus devaneos y “moralinas” va aumentando, la división de la que tanto se quejó al analizar acuciosamente los memes de la CDMX, es la tónica de su discurso post electoral, queda claro que la voluntad popular a la que dice ceñir sus decisiones solo es válida cuando se rinde a los pies de su aspiracionismo político.  

 

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