Editorial

ESPERANDO SENTADITO

#InPerfecciones
Y mientras tanto, el Canciller Marcelo Ebrard sigue esperando a que “de favorcito” lo reciban, el Presidente sigue pensado que “son amigos” y de buenos sentimientos.

 

 

Carlos Rosas Cancino / @CarlosRosas_C  
carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

“No tiene la culpa el indio, sino el que lo vuelve compadre”, cuando menos así es como advierte el viejo dicho que sentencia sobre la excesiva confianza e impericia de acercar de sobremanera a nosotros personajes de mala entraña, y de verdad que aún con todos los antecedentes creer que las cosas cambiaran por la pura presencia del “amor” resulta algo más que ingenuo.

 

En este contexto nuevamente tuvimos el infortunio de ver un capitulo más de la novela escrita, producida y protagonizada por “Mr. President” Donald Trump que tiene a bien llamarse “me quiero reelegir”; nuevamente tuvimos al infortunio de ver una bravuconada insultante que no deja de ser eso, la bravuconada de un personaje que como cualquier político tiene la necesidad de cumplir con su base electoral, y para ello recurre a toda clase de acciones de alto calibre como la amenaza de imponer el 5% de arancel a partir del 10 de junio para irlo aumentando hasta llegar al 25% si México no frena la migración proveniente de Centroamérica. Esta situación provocó una reacción violenta en el ánimo de los mexicanos que nuevamente reaccionamos de manera agreste –naturalmente- ante los amagues del presidente norteamericano.

 

Sin embargo ocurrió algo sin precedente, una carta respuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador que se encuentra llena de retórica, historia, nacionalismo y bonitas intenciones donde le responde a su homólogo gringo con la “dureza” que se espera de cualquier mandatario cuando las amenazas se yerguen sobre la nación, sin embargo, no deja de ser una respuesta laxa que no se ocupa de presentar argumentos en materia de economía ni en el marco de la revisión y posible aprobación del T-MEC, es decir, el gobierno mexicano se “enganchó” con las amenazas de Donald Trump, y tan se enganchó que antes que inmediatamente apuró al Canciller Marcelo Ebrard para que fuera a aclarar lo que seguramente es un malentendido, sin embargo, nuevamente vemos como el desdén gringo juega su juego en el que no solo la Cancillería sino el mismo Presidente caen tratando de solucionar con retórica lo que con una lectura rápida todo el mundo se da cuenta que es una “argucia electorera” gringa.

 

Lo que fue para muchos una respuesta histórica, contundente, digna, valiente etc. no solo es un catálogo de retórica gubernamental, es la muestra de cómo se solucionan las cosas muy a la mexicana que de lejos tambien “bravuconea” y cuando llega el momento de entrarle a las acciones se responde para que pelear si todos somos amigos. Total que el Canciller sigue sentadito esperando que lo reciban mientras Donald Trump anda de paseo exigiendo acciones y no palabras, y así, se diluye la respuesta muy histórica, muy valiente, etc, etc, etc.    

 

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