#Editorial
Carlos Rosas C.
carlos.rc@inperfecto.com.mx
El manifiesto comunista abre señalando que la historia de todas la sociedades anteriores a la nuestra es la historia de la lucha de clases, y de esto no cabe duda cuando podemos advertir que justamente la vigencia de esas palabras hace eco en el sentir de la sociedad que no es ajena a las diferencias de índole económica que separan a la mayoría de los ciudadanos de a pie de los que concentran por acumulación la riqueza del país y que de inmediato se sintieron aludidos de mala manera por el candidato de Juntos Haremos Historia al declarar que el sector empresarial es causa de la desgracia nacional y que un grupo selecto de empresarios rapaces tiene coptadas las instituciones de gobierno para ser beneficiaros directos del privilegio de mandar.
El sector empresarial se ha vuelto un oponente mas de la sociedad que junto con la clase política no goza precisamente de las mejores referencias debido a su falta de sensibilidad con el estado de bienestar que deberían guardar las familias aunque se llenen la boca alardeando que ellos generan 9 de cada 10 empleos del país, sin embargo dejan de lado las condiciones laborales de esos 9 de cada 10 empleos y la calidad del salario que otorgan porque para el sector empresarial la estabilidad del país esta siendo amenazada en términos de viabilidad de los negocios y del número final en las ganancias vía la continuidad de las políticas económicas que evidentemente han sido diseñadas para la máxima obtención de la ganancia sobre la inversión y que en el discurso de los mejores amigos de los empresarios es el modelo que México necesita para mantener la “estabilidad económica” que tanta falta nos hace para cerrar la brecha de la desigualdad.
El sector empresarial se ha visto beneficiado con las políticas en materia de economía de los gobiernos en turno que en el afán por mantener las cifras de inversión privada les han dado una serie de concesiones fiscales y económicas para mantener tranquilo a este sector ya que la cantaleta constante es que ellos generan el empleo que tanto necesita México aun cuando la realidad es que el país es un paraíso de mano de obra barata que para cualquier inversionista privado es de lo mas atractivo para traer los capitales y establecerse con la tranquilidad de que el costo beneficio se encuentra asegurado, además de tener las políticas laborales muy a modo puesto que la Secretaría del Trabajo evidentemente no se encuentra realizando su tarea para observar que las condiciones de laborales en las que se encuentran los trabajadores para nada estan a la atura de generar el bienestar que alegremente anuncia el gobierno.
La molestia del la IP deja al descubierto que su preocupación no son los temas de estabilidad social o incluso de gobernabilidad debido a su postura chantajista de tomar sus activos y buscar otros horizontes de inversión cosa que es muy loable ya que finalmente es su capital pero entonces no es necesario adoptar una postura amenazante sabiendo que lo pactado en materia de inversión efectivamente tiene coptado al gobierno que ocupará el discurso de que quien obstruye la inversión no desea el progreso del país y así pues se anteponen los intereses económicos a los intereses sociales porque basta ver cómo aun con las optimistas cifras de inversión en el país las cifras negras de pobreza no descienden y la crisis del poder adquisitivo se hace mas escandalosa.
