Editorial

INDOLENCIA.

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Febrero 22, 2018

Carlos Rosas.

carlos.rc@inperfecto.com.mx

 

Me pregunto cómo será una charla telefónica entre Enrique Peña Nieto y Donald Trump, ¿quién de los dos tendrá que someterse y hablar en una lengua que no es la propia? Desde luego no quiero pensar que por aquello de que en México somos candil de la calle el presidente gringo haya tenido que maltratar su tímpano con el maravilloso y muy claro inglés de EPN, pero aunque hubiera sido al revés pues también habría algunos problemas con la dicción o la conjugación del español de ambos mandatarios, cosa que se antoja muy divertida.

Esta situación deja en duda la credibilidad del comunicado donde se dio cuenta de los temas que trataron los mandatarios porque si la comunicación se vio comprometida pues lo que dijeron que se dijeron puede ser como dicen por ahí “insolting” y “unacceptabol”, sin embargo resulta hilarante pensar que existió la posibilidad que la inteligencia nacional le aplicara a Mr. Trump una prueba del sistema Pegasus para espiar a los enemigos del sistema y mostrarle que no somos ningunos improvisados en el tema del espionaje.

El caso es que estos muchachos después del good morning Mr. president protocolario intercambiaron condolencias por las tragedias ocurridas en Parkland Florida el pasado 14 de febrero y por el desplome del helicóptero que causo la muerte de 14 personas en Jamiltepec Oaxaca el pasado 16 de febrero. Ambas tragedias tienen algo en común que es la impericia para ser justificadas ya que en ambos casos el traslado de las responsabilidades exhibe el problemita de insensibilidad y laxitud con el que se maneja la perdida de vidas de parte de ambas administraciones, uno por culpar al FBI de omitir las señales del potencial asesino sin poner en la mesa el problemón que tienen en materia de posesión de armas y tener la desvergüenza de sugerir que las escuelas tengan su dotación de armas para repeler los ataques de cualquier inadaptado, y otros por el manejo magistral de sus declaraciones atiborradas de insuficiencia como para culpar a la polvareda y la poca iluminación que desorientaron al piloto de un vehículo militar que ha de ser una carcacha como para no tener la tecnología suficiente para desempeñarse en condiciones adversas y cobrar la cuota de muertos que el sismo no cobró.

Como siempre dejarlo todo en que fue un accidente y ofrecer la clásica investigación a fondo ya es tradición para no señalar responsables y llenarse la boca diciendo que se dará celeridad a las indemnizaciones y el apoyo total a los deudos que posteriormente veremos sumidos en el abandono del incumplimiento de las promesas del gobierno local y federal. Navarrete Prida hace una declaración totalmente fuera de lugar cuando menciona que se encuentra un poco adolorido pero se siente bien porque eso quiere decir que esta vivo; es una lastima observar con que desfachatez se declara y se diluye la tragedia, sin embargo no es algo que nos debiera sorprender porque la característica de esta administración donde todo se encuentra de maravilla y hasta los accidentes son golpes de suerte porque el mismo Navarrete Prida encarrerado con este tema se encargo de echarle sal a la herida diciendo que espera que con este incidente se rompa la mala suerte que han tenido los secretarios de gobernación aludiendo a Francisco Blake Mora y Juan Camilo Mouriño que en 2011 y 2008 respectivamente perdieron la vida en accidentes aéreos y también bajo una serie de irregularidades donde el error humano o la falta de caja negra no permitieron esclarecer los motivos.

Al final del día queda claro que no es ni mala suerte ni accidental la irresponsabilidad de las autoridades, simplemente es eso irresponsabilidad flagrante e indolente.

– Carlos Rosas

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