#InPerfecciones
“Amar es contemplar en la imperfección; la belleza, en el fallo; el acierto, en el dolor; la cura.”
Pablo Ricardo Rivera Tejeda / @PabloRiveraRT
pricardo.rivera@gmail.com
El 14 de febrero tiende a siempre pintarse de rojo; tanto en nuestra mente como en todo aquello que compramos para nuestros seres queridos. Sin embargo, ¿qué significa amar a alguien? ¿Será que con el amor podremos remediar muchos de los problemas que nos aquejan?
Si tuviste la oportunidad de leer mi columna pasada sobre el amor y la Navidad; entenderás de mejor manera lo que busco explicar, en caso de que no, te dejo el link para que lo puedas hacer: https://inperfecto.com.mx/2022/12/21/el-costo-de-la-nieve/
Ahora bien, el amor es un tema que siempre me ha parecido de lo más interesante; cómo es que podemos por un momento dejar de pensar sólo en nosotros y abrir nuestro corazón para querer a los demás. No obstante, a este se le confronta el materialismo extremo en el que dicho sentimiento, por alguna constante razón, acaba diluyendo su esencia en un valor monetario. Empero, mi intención es hablar de su mera esencia.
Recientemente leí –a mi juicio–, uno de los escritos más bellos del escritor Oscar Wilde titulado De profundis: in carcere et vinculis. En él, el autor habla sobre su noción del amor, pero no como una mera definción sino como una anécdota de vida. Para él, el amor supera todo mal, incluso, es un digno rival de su antítesis: el odio. Ante esto, Wilde explica que el odio es la mayor tragedia que un ser humano puede experimentar. En el libro, un ejemplo muy curioso se hace presente, y es que se explica cómo la empatía de los pobres es superior incluso a la de aquellos que más tienen. Cuando nos referimos a alguien que ha salido de prisión, los pobres o con menos no sienten desprecio por esa persona, simplemente lo compadecen y se unen en su dolor reconociendo en ellos también la naturaleza del error. En contraste, la postura de los ricos es diametralmente opuesta; para ellos, alguien que ha salido de la cárcel es una persona digna de desprecio y que resulta mejor no tenerla cerca. Si bien éste no es el ejemplo más común cuando pensamos en el amor, es algo cierto, y nos permite comprender que tan noble fuerza va más allá de unos chocolates y un globo tiernamente decorado.
Quise mencionar dicho autor porque –después de pensarlo–, realiza un abordaje al amor que pocos han podido realizar. Su vida entera, en ese aspecto, fue triste, por no decir catastrófica. Su amante, para él durante mucho tiempo la persona más querida, no hizo más que aprovecharse de su amor, dejando vulnerable a Wilde por el simple hecho de amar. Sin embargo, a diferencia de lo que mucho podríamos pensar, él no se arrepintió de ninguna de estas experiencias, simplemente las aceptó para algo mejor. Y es que es de aquellos momentos más amargos, donde parece que el amor se asemeja más a un arma que a un dulce, cuando obtenemos lo mejor de nosotros.
Hoy en día el miedo de amar es común. Las redes sociales, los artistas y la propaganda nos presentan imágenes donde es mejor dejar de lado el compromiso siendo que así –supuestamente–, estaremos exentos de cualquier clase de dolor. Sin embargo, creo que no permitirnos amar es el peor error. Fuera de la mercadotecnia, el amor es una de las pocas cosas que nos puede hacer sentir vivos, es tal vez mejor sentir dolor a no sentir. Bien se dice que el amor por más daño que pueda hacer, no se compara con su capacidad que nos da para sanar, así, amar es de valientes, pero también; de dichosos.
Ahora, una vez habiendo explicado la importancia del amor es evidente que éste se expresa de muchas maneras. Puede haber amor a los familiares, amor a los amigos y claro, a nuestra pareja. Aun así, el amor presenta un bello común denominador, y es que este sentimiento no debe servir para idealizar, sino para amar la imperfección de los demás. Amar es contemplar en la imperfección; la belleza, en el fallo; el acierto, en el dolor; la cura. Por tanto, amar sinceramente conlleva unir aquello que es imperfecto para su aspiración a la perfección. Curiosamente, el término “media naranja” es útil para esto. Gracias al amor, somos más que una mitad, nos convertimos en un todo.
Asimismo, el amor no debe ser malentendido como una completa dependencia del otro. El amor, a saber, debe ser una relación de alteridad en el que exista intersección, pero también separación. Así, amar es bello cuando lo hacemos a tal manera que la otra persona puede seguir siendo ella, es decir, cuando ambos reconocen su unidad, pero también su separación. Amar es dejar ir, siendo que su fin último es dar alas al otro para que pueda volar.
Imaginemos esto en una familia. El amor de los padres es tan grande que, al enseñarle a un niño a caminar, lo hacen para que él pueda en un tiempo posterior, hacerlo por sí solo. Amar es acompañar al otro en su camino de superación y dotarlo de todo aquello que poseemos para que pueda ser fuerte, independiente y crezca en todas sus dimensiones, aceptando en el proceso, la inevitable separación de caracteres.
En fin, el amor es un tema más que extenso, es algo que no solo se aprende leyendo, debatiendo o estudiando, sino viviendo. No perdamos la oportunidad de amar, ya que esto, incluso en la peor de las tempestades, es todo lo que necesitamos para flotar. Por más imponente que sea el mundo, éste se hace pequeño en comparación con el amor.
¡Feliz San Valentín!