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“Está muy bonito, está muy estructurado, sub-23, sub-20, sub-17. Pero cuando yo tenía 16 años, cuando era otra la estructura de formación, te metías a los pueblos a jugar” Andrés Guardado.
Con Información de Yahoo Deportes
El futbol tiene más transformaciones de las que podrían pensarse. Andrés Guardado ha vivido muchas de ellas durante los 19 años que tiene de carrera profesional. Y habría que sumar todo el tiempo que pasó en su formación con el Atlas. Todo es diferente a lo que él conoció. Y no por los mejores motivos. Cuando Guardado comenzó su carrera en La Academia, se vio beneficiado por la regla 20/11, que obligaba a los clubes mexicanos a alinear a futbolistas menores de 20 años. En caso de incumplir, la sanción les daba donde más les dolía: tres puntos menos.
El caso emblemático fue el de Jaguares de Chiapas, que en el Apertura 2005 había ganado el derecho, por puntos, a estar en la Liguilla, pero perdió tres unidades sobre la mesa al no cumplir con los minutos de los menores. Era así que casi todos los equipos se vieron forzados a echar mano de sus canteranos. Para Atlas no fue difícil: siempre lo habían hecho. Y con Guardado dieron en el blanco: debutaron a un jugador joven que muy pronto demostró que tenía calidad de sobra.
Hoy la estructura es muy diferente. Hay categorías menores con torneos especiales entre ellos. Pero se han perdido las dinámicas de antes, cuando jugadores muy jóvenes, desde los 16 años, podían competir en las Terceras y Segunda División. Ahí existía una experiencia que hoy se ha perdido. Los jugadores quizá reciben más fundamentos, pero no cuentan con ese roce competitivo que otorga una vivencia única.
“Está muy bonito, está muy estructurado, sub-23, sub-20, sub-17. Pero cuando yo tenía 16 años, cuando era otra la estructura de formación, te metías a los pueblos a jugar. Había tres mil personas, en una cancha culerísima. Te decían de todo. Para mí eso te formaba. Hoy los sub-23, que en teoría deben de estar listos para el primer equipo, juegan sin gente. Todo lo que envuelve cuando llegas a Primera División, la gente, la prensa, las críticas… hoy en día no preparan para eso”, contó el excapitán de la Selección en entrevista con el Escorpión Dorado.
Igualmente recordó que él se vio beneficiado de la regla 20/11, y que también otros jugadores de su generación: Héctor Moreno, Patricio Araujo, Pablo Barrera y Efraín Juárez. Y un año después, Guardado jugó su primer mundial en Alemania 2006, a pesar de no cumplir con un año entero como profesional. Además, en 2007, con 19 años, se marchó a Europa con el Deportivo La Coruña. Su ejemplo fue el ideal de lo que debe pasar con los jugadores mexicano. Pero, desde luego, se trató de una excepción.
Lo que comentó Guardado sobre la formación tiene un impacto amplio. Se trataba de una especie de fusión de mundos: los jugadores juveniles que se asomaban al mundo profesional enfrentando a jugadores con experiencia que se jugaban todo en esas categorías, pues querían ascender. Es ahí donde realmente los jugadores ganan para sobrevivir y no los sueldos estratosféricos de la Primera. Por eso, los jóvenes se calan ante contextos demandantes.
Los jugadores por lo tanto pierden roce en dos aspectos: no debutan rápido y tampoco en en el nivel juvenil encuentran la competitividad que antes los hacía llegar con mayor madurez al máximo circuito. Es una cuestión de enfoque: se ha pretendido que los jugadores sigan una formación lineal, sin grandes adversidades, aunque sea contraproducente a largo plazo, porque pierden el fogueo que les daban las divisiones inferiores. Y el futbol mexicano lo padece a gran alcance cuando se ve la realidad actual de la Selección Mexicana.