#InPerfecciones
“Antes de hacernos la gran pregunta de por qué ganó Milei, creo que debemos centrarnos en las condiciones que llevaron a su elección”.
Alejandro Animas Vargas / @alexanimas
animasalejandro@gmail.com
Desde su exitosa transición a la democracia en la década de los ochenta, Argentina ha venido celebrando elecciones de manera periódica para elegir a su presidente. Sin embargo, en los pasados comicios se desataron gritos de alarma, y no precisamente porque su normalidad electoral se haya visto alterada, sino por algo que es intrínseco al régimen: la posibilidad de que cualquier persona pueda votar y ser votado.
Como sabemos, el candidato con mayor porcentaje de votos en las elecciones primarias fue Javier Milei, mientras que para la primera ronda, el candidato oficial Sergio Massa obtuvo el 36.7% de los votos, seguido por Milei con el 29.9%. En la segunda ronda se invirtieron los lugares siendo el ganador Milei con el 55.6%. En la cámara de diputados, el partido de Milei, La Libertad Avanza tendrá 38 de 257 integrantes y en el senado habrá 7 de 72.
Ahora bien, antes de hacernos la gran pregunta de por qué ganó Milei, aunque desde mi punto de vista, creo que debemos centrarnos en las condiciones que llevaron a su elección. En este caso, basta mirar el desastre que ha sido la política y la economía argentina en los últimos años.
En los últimos 10 años, el PIB ha tenido un crecimiento negativo la mitad del tiempo, y aunque se ha venido recuperando en el último par de años, tras la brutal caída de 2020, la verdadera crisis viene con el aumento de la inflación y del valor del dólar. Cuando el entonces presidente Mauricio Macri se quiso reelegir en 2019, la inflación anualizada estaba arriba del 50%. Ahora, que el presidente actual no se presentó para un nuevo periodo, pero el candidato de su partido fue el Ministro de Economía, la inflación está por arriba de los 120 puntos porcentuales. La devaluación de la moneda argentina frente al dólar estadounidense es similar. Macri lo recibió a $12.90 en 2015 y lo entregó a $58.00; por su parte, el actual presidente Alberto Fernández lo entrega $345.50 pesos por dólar. Con una economía descontrolada, era de esperarse que aumentara la pobreza. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos argentino, la pobreza subió de 35.5% en 2022 a 40.1% en el primer trimestre de 2023; en el mismo lapso, la indigencia pasó de 8.8% a 9.3% de la población.
La corrupción es otro gran problema. En el Index de Percepción de Corrupción 2022 de Transparencia Internacional, Argentina se ubica en el lugar 94 de 180 países, con 38 puntos, de una escala de 0 a 100, donde 0 equivale a muy corrupto y 100 nada corrupto. Aunque Macri dejó el gobierno en medio de denuncias de corrupción, hasta hoy solo la actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ha sido sentenciada por un tribunal de justicia a 6 años de prisión por corrupción, una decisión que ha sido apelada y el proceso sigue en marcha.
Con estos antecedentes, nadie debería de sorprenderse que la ciudadanía argentina no hubiera votado por el partido que los ha metido en la crisis económica, y que por si fuera poco, tuvo la ocurrencia de que el mejor candidato fuera el responsable de la actual economía. Lo asombroso es que no hubiera sido el último lugar.
Quizá si cualquier otro candidato hubiera ganado la presidencia, no existiría tanto revuelo, pero resulta que el candidato vencedor es, por decir lo menos, controvertido. Para muchos, Javier Milei está loco, solo que esa simplificación lo eximiría de toda responsabilidad, como lo señala John Luckacs en El Hitler de la historia, donde rechaza el concepto de locura en Hitler, porque entonces es defenderlo al suponer que no tenía conciencia de lo que estaba haciendo.
Milei, al ser una figura pública dedicado a temas de economía fue poco a poco formando una personalidad (“la máscara” de la que hablamos en otra ocasión) que se fue inclinando hacia la derecha, incluso con debates teóricos rechazando la validez de las propuestas de Keynes y ensalzando las ideas de Hayek, pero sobre todo, las de, Murray Rothbard, un economista ultraliberal que hablaba de un populismo de derecha.
Las principales propuestas de Milei combinan aspectos neoliberales como reducir el aparato del Estado y el gasto público, cerrar el Banco Central, privatizar empresas públicas, eliminar el peso argentino y sustituirlo por dólares. En lo social, la agenda es totalmente conservadora dado que quiere revertir los derechos de las personas LGBTT, el aborto, niega el cambio climático. Para complementar el cuadro, sus propuestas ultraliberales son eliminar la educación pública, liberar la venta de armas y que la gente pueda vender voluntariamente sus órganos. Por si fuera poco, la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, habla de rescatar la memoria de los militares “víctimas del terrorismo” durante los años de la dictadura militar. Qué tanto de las propuestas de Milei podrán llevar a cabo es algo que el tiempo resolverá.
Como vemos, no por nada, Milei es considerado de esa ultraderecha que gana elecciones con discursos populistas, nacionalistas, xenófobos, homofóbicos, negacionistas del cambio climático, contra los derechos humanos y anti establishment. Argentina y Milei no son los únicos representantes de la ultraderecha en América Latina que han logrado cautivar al electorado, lo mismo ha sucedido en Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Perú, Uruguay y México, como lo señala el estudio realizado por La Fundación Friedrich Ebert y el Laboratorio para el Estudio de la Ultraderecha (www.ultra-lab.cl). Y en todos los casos, han llegado precedidos de grandes crisis político-económicas.
Al final no debemos perder de vista que personajes como Milei siempre han existido, y que los culpables de que ganen elecciones no son los ciudadanos que fueron “ciegos o tontos” al creer sus promesas. Los verdaderos causantes son los pésimos gobernantes (y de paso toda la clase política) que solo se han preocupado por ampliar su poder político y económico, y con ello, han pavimentado el camino para la llegada de la ultraderecha. Y por cierto, el 22 de noviembre se celebraron elecciones generales anticipadas en los Países Bajos, y sí, también ganó la ultraderecha.