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Pues resulta que estos cobertores de tigre tienen su origen en San Marcos, Aguascalientes.
Con información de Omar Peralta
La época de frío en México ha llegado y con ello es el momento también de sacar del ropero al artículo más que confiable: las cobijas de tigre. ¿Quién no tiene una de ellas o quién no la ha visto? Abundan y, desde luego, los fríos de fin de año van muy acorde con su uso. Y vaya que estas cobijas han sido motivo de muchos chistes entre mexicanos. Al estilo de los eternos plásticos azules que parecen ser usados por todos los puestos de tacos de canasta a nivel nacional (de ese misterio ya habrá tiempo de hablar después).
Pues resulta que estos cobertores tienen su origen en San Marcos, Aguascalientes. Y fueron comercializados por primera vez por Jesús Rivera Franco, hombre originario de Teocaltiche, Jalisco, pero que se desarrolló en la tierra hidrocálida y ahí fundó su compañía. La familia de Rivera Franco se dedicaba a bordar otro tipo de productos textiles, pero un viaje por Europa cambió todo para él y para millones de mexicanos: descubrió que el material jacquard sintético era ideal para la fabricación de cobijas. En los 70 fue cuando fundó el Grupo Textil San Marcos, que institucionalizó el afamado cobertor de tigre y lo vendió masivamente por todo el país.
En entrevista con Verne, el periodista Ricardo Otero remarcaba así la trascendencia de estas cobijas: “Es un elemento que vas a encontrar en la mayoría de las casas mexicanas, está en el imaginario de la gente y es algo que une a todos los estratos. Esta cobija es un factor de unidad para la población mexicana”. Sin embargo, la producción original de este producto se detuvo en el 2004, pues en ese año cerró operaciones la fábrica original. En 1992 el original Grupo Textil San Marcos fue vendido a Celulosa y Derivados, un consorcio de Nuevo León. Doce años después problemas económicos provocaron el cese de actividades.
Eso sí, todavía pueden encontrarse cobijas en tianguis y mercados con esos estampados. Son réplica, pero de alguna manera la “magia” se mantiene intacta (además de que las originales eran de un material muy resistente, y es normal ver que sobrevivan al paso de los años). Este año ha sido particularmente activo en cuanto al clima se refiere. A mediados de 2023, diferentes olas de calor hicieron de México un auténtico caldero que solamente provocaba un anhelo: que ya llegue un frente frío. La temperatura fue siendo más generosa al peso de los meses y ya a principios de noviembre comenzó a sentirse ese frío pleno que anuncia el fin del año. Y el desembarco de las cobertores de tigre, siempre atentos a las necesidades de sus usuarios.
Obviamente, al estilo mexicano los diseños de cobija se han diversificados de todos los modos posibles. No sólo son aquellos cobertores con tigres, sino también los que imprimen caricaturas, equipos de futbol, personajes de futbol y, de manera reciente, a personajes célebres en las redes sociales, como influencers —también hay de cantantes y demás gente de la farándula—. El fin, como sea, es el mismo: estar protegido para la friolenta etapa que se avecina.
En seis alcaldías de la Ciudad de México se activó la alerta amarilla para el fin de semana. Se esperaban temperaturas mínimas oscilantes entre los 4 y los 6 grados. Siempre es recomendable abrigarse bien en interiores y exteriores, además de tomar líquidos. Hay que acudir al médico en caso de sentir molestias vinculadas a enfermedades respiratorias. Y cómo no: usar el mítico cobertor de tigre, original o no, para estar preparado y, de paso, perpetuar un mito tan útil como folclórico.